De regreso al país, el corso automotriz que recorre Chile y se achicharró en el Atacama, mañana cruza a Catamarca. Pero, ya nadie quiere recordar al día en que asambleístas mendocinos les ganaron la punta y llegaron primero a Tunuyán.
“Los gendarmes estaban muy picantes, vinieron unos 20 en un móvil, nos filmaron e increparon”, señala
Daniel Piña, uno de los vecinos de Tunuyán que cortaron el jueves pasado la caravana que transitaba la ruta 40, sobre el puente que une San Carlos con Tunuyán, en el Valle de Uco.
Más de un centenar de manifestantes levantaron banderas y pancartas, algunas escritas en inglés para que los capten los correcaminos. De esa forma, miembros de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) cumplían el mandato votado por asambleas de todo el país para manifestar por donde pasara el rally el “repudio a la minería contaminante e instar a la preservación del agua como fuente de vida”.
“Ante la acción de los gendarmes, nos fotografiamos con los competidores para vincularlos a la protesta y les explicamos qué hacíamos. También repudiamos al veto presidencial a la ley que defiende los glaciares y luego optamos por armar una caravana por la ruta”, cuenta Piña a redaccionrosario.com.
“Caminamos unos 7 kilómetros y se armó detrás nuestro una cola de 5 kilómetros de los competidores. Recién los dejamos pasar al llegar a Tunuyán”, explicó. En esa ciudad, otro grupo de Tupungato se manifestaba en la plaza . En tanto, algunos de los camiones intentaban desviarse de la ruta y hubo algunos roces.
Piña, asambleísta de San Carlos, dedicado a la docencia y al turismo en un hostel, explicó que “en nuestra zona habíamos registrado fotográficamente -con gente de Ambiente- la zona del recorrido para luego ver qué impacto se había producido, pero por lluvias, ese tramo no se recorrió”.
No era un arenero
También la tierra protestó, ya las dunas de El Nihuil habían dejado encallados a decenas de competidores. Ese inconveniente llevó a que los organizadores del rally acortar en 238 kilómetros de los 419 estipulados.
“Muchos terminaron varados en esos médanos de origen volcánico”, dijo Marcelo Giraud, de la Asamblea Popular por el Agua de Mendoza. “Los médanos son formaciones móviles que si la vegetación no llegó a colonizarlo y fijarlos, el paso del rally puede dejar daños importantes”, resaltó.
La cosa es que los correcaminos no jugaron a su gusto en ese gran arenero de 80 mil hectáreas, a 75 kilómetros de San Rafael y 150 al sur de la capital mendocina.
Además, ya en diciembre, organizaciones medioambientales mendocinas: Oikos, Red Ambiental y la Asamblea Popular por el Agua, habían presentado una denuncia ante la Fiscalía de Estado provincial contra el rally. Argumentan que “la objeción general radica en que no se cumplió el procedimiento de evaluación de impacto ambiental que exige la ley ante actividades que producen un gran impacto”.
“Había un compromiso de la Secretaria de Ambiente para que miembros de las asociaciones hicieran una recorrida previa a la carrera y otra posterior, para medir el efecto producido por el rally. Pero, la primera no se concretó y ahora es más difícil evaluarlo”, señaló Giraud, profesor de Geografía.
También resaltó que “la prensa apoyo el rally y tapó toda crítica”. Orly Terranova, a bordo de un BMW X3, es la esperanza argentina en la carrera, pero además es hijo del Orlando Terranova, empresario del sitio web Mendoza On Line y de una firma de cartelería, varias veces denunciado por fraude”.
Denuncias chilenas
Al pasar al Chile, los esperaba también una denuncia de Greenpeace -que en ese país se pronunció- por daños ambientales. El director de la entidad, Rodrigo Herrera, dijo "que el paso de los vehículos afectará a los ecosistemas por tratarse de lugares no habituados a esto". Además, demandaron a las autoridades que den a conocer "cuáles son las medidas de mitigación que van a desarrollar para paliar los daños que el Dakar va a provocar". La prueba "genera gran cantidad de residuos, neumáticos, aceites, basura y sobre todo una gran polución en el ambiente”, advirtieron.
Por su parte, otras 21 entidades ambientalistas chilenas cuestionaron que se califique como un deporte a una actividad que atenta y promueve la destrucción del planeta: "Constituye un deber moral de primer orden, para con las actuales y las futuras generaciones, abandonar aquellos patrones de consumo innecesarios y que son causantes importantes" del cambio climático”.
También exigieron al gobierno que “no permita nunca más que nuestro territorio sea considerado un mero campo de pruebas para las industrias depredadoras". Resaltaron que los vehículos de doble tracción, o 4 x 4, consumen 40 veces más de combustible que el transporte público y 20 veces más que un vehículo privado diseñado para el medio urbano”.