“Los competidores estaban asombrados por la belleza de los paisajes. Fue un fabuloso descubrimiento de estos dos países”, afirmó en la llegada el conquistador Etienne Lavigne, director del rally. Ya los arqueólogos habían advertido: “Seguimos comprando espejitos de colores”.
“En campos de la zona, donde hubo sequía de tres años, una pisada de 60 centímetros de ancho y 5 de profundidad, tardará entre 15 ó 20 años, en reponerse”, dice Susana Lara, de la Consejo Asesor Indígena (CAI), tras recorrer la zona de la línea sur rionegrina por donde transitó el rally.
Lara, quien con otros medios de la organización realiza una evaluación en el terreno afectado, afirma que “fue una nueva forma de invasión. En Jacobacci –en poco tiempo y por poco tiempo –armaron un imponente aeropuerto. Además, nunca se informó sobre los camiones de caudales que circulaban por la zona”, resalta Lara.
Esa otra carrera, la de rodados, pero con caudales, es la que movió la gran competencia que partió de una inversión de 30 millones de euros. David Eli, responsable comercial de la World Rally Car en Argentina, no reveló cifras concretas. Pero, admitió que cuatro helicópteros que transmitían la polvareda, cobran unos dos mil dólares por hora de vuelo. La nafta y el gasoil son de YPF y se consumieron170 mil litros de gasoil y 50 mil de nafta súper en cada campamento.
En tanto, la revista Fortune, informó que “en sponsors y derechos de tele la carrera movió cerca de 50 millones de euros”. Además, se recaudó unos 14,5 millones de euros por las inscripciones de los competidores.
“Decidimos participar del Dakar 2009 porque es un evento que está vinculado con el posicionamiento de Toyota en términos de calidad, rendimiento y durabilidad”, dice Gustavo Salinas, gerente de ventas de la terminal japonesa. “Cedimos 15 vehículos para la organización”, acota el hombre de negocios reafirmando que la competencia es de marcas y que al espíritu deportivo se lo tragó la tierra que levanta y enceguece a algunos tuercas.
“Correr delante de toda esta gente, tan apasionada, tan afectuosa, fue una recompensa, es histórico”, resaltó Lavigne, director del circo. Y explicó: “Vamos a hacer un análisis global. Había muchas organizaciones ambientalistas preocupadas por el paso del Dakar. Tenemos que consultar a todos antes de hablar del futuro”.
Es que el recorrido se topo con acciones judiciales, como las presentadas por el abogado Raúl Bruno en Viedma para preservar las zonas frágiles que eran aplastadas. También se movilizaron comunidades ancestrales de Jacobacci, quienes hicieron cambiar 300 kilómetros el recorrido para que no pisaran las tierras que cultivan la memoria de sus ancestros. En Mendoza, los asambleístas le cortaron el paso y los corredores debieron hacer cola detrás de los vecinos para entrar a Tunuyán. En Córdoba debieron acatar una orden judicial y presentar el misterioso recorrido a realizar, además de sortear un pedido de suspender la competencia, elevado por la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) ante el impacto ambiental que provoca la competencia.
También los mismos pilotos protestaron por la organización y lo peligroso del trazado de tantos kilómetros sobre arena y tierra floja. Del total de vehículos que largaron, sólo el 54 por ciento accedió a la llegada. Además, se debió recortar y levantar etapas por el peligro que representaban para los pilotos y público. Los mismos organizadores, admitieron que cambiaron algunos caminos a seguir, ante la destrucción de los terrenos ante el paso de los primeros rodados. Deshacer al andar, parecía la consigna.
“Cuestiones climáticas adversas”, dijeron. “Densa niebla”, preveían los organizadores cuando resolvieron suspender la undécima etapa del rally, entre Copiapó (Chile) y Fiambalá (Catamarca). Pero, se trataba de las ánimas de los antiguos las que decidieron jorobar el paso del ruidoso cortejo. La ruta de los Seismiles, con su silencio ancestral y la riqueza aún a salvo del hombre, no quería a esos correcaminos violar tierras sagradas y a espantar a la fauna.
Grupos de arqueólogos y organizaciones sociales han salido ahora a los terrenos para evaluar el impacto. Otras de las zonas frágiles que se temía afectada es la meseta de Somuncurá (Río Negro), yacimiento arqueológico y paleontológico, con historias de unos diez mil años atrás. Al igual que Palo Blanco, una reciente descubierta aldea de más de dos mil años, en Fiambalá. También se pisotearon dunas mendocinas y catamarqueñas.
Ese riesgo y daño ambiental es el precio del “mostrar el país en el extranjero”, como dijeron los coros oficiales. En tanto, otras voces fueron calladas. Entre esos críticos al circo, Andrés Dimitriu, docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Comahue, afirmó: “El rally es un lucrativo y a la vez caprichoso rezago colonial que usa el valor simbólico de la Patagonia”.
Desde Catamarca, Luis Taborda, profesor de historia, escritor y poeta de la catamarqueña Tinogasta, señaló: “Es una invasión de niños bien, ricos y autosuficientes. Vienen con sus poderosas máquinas a experimentar una competencia de riesgo y adrenalina, pero no les interesa la cultura y riqueza de cada región”.
En el sur, los vecinos de Cipolletti que conforman la organización Todos por la Tierra, también repudiaron lo que consideran “un negocio para pocos y perjuicios para todos. Viola normas ambientalistas de la Constitución y parece favorecer al consumo, al turismo y a los medios. Esto, en consonancia con el descontrol de las actividades inmobiliaria, forestal, minera e hidrocarburífera y la afectación a la atmósfera, hace de la Ley letra muerta, declarativa y no operativa”.