La fábrica de tractores Pauny, de la ciudad cordobesa de Las Varillas, le venderá a Venezuela en 2009 unos 400 tractores, la mitad de la producción anual de la ex fábrica Zanello, recuperada por sus trabajadores.
El respaldo de ambos gobiernos fue fundamental para la inserción de Zanello en territorio venezolano, dice Fabián Bustos, integrante del directorio de la empresa en representación de la cooperativa metalúrgica Las Varillas, conformada por los trabajadores que en el año 2001 encabezaron la lucha por la reapertura de la fábrica que había quebrado.
La planta ocupa a 465 obreros con salarios mensuales que oscilan entre los 2.500 y 3.000 mil pesos. Además, se puso en marcha en Venezuela una planta ensambladora de los tractores que se fabrican en Las Varillas en la que ya estuvo el presidente Hugo Chávez y será visitada los primeros días de febrero por la presidenta argentina.
En diálogo con este diario digital, Bustos recuerda que el primer contacto con el gobierno bolivariano fue vía Hebe de Bonafini y la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Y destaca las gestiones realizadas por el rosarino José Abelli, referente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados, junto con Mario Gastaldi, quien presidiera la cooperativa Las Varillas hasta su fallecimiento, el 13 de febrero del año pasado.
De allí que los obreros de Pauny pretendan que el mes que viene, cuando Cristina y Chávez visiten juntos la planta ensambladora, se rinda un homenaje al "Pucho" Gastaldi, que trabajó mucho para que la fábrica de tractores recuperada encuentre lo que encontró en Venezuela: nuevos espacios de alianzas y comercialización para sostenerse más allá de las coyunturas económicas locales.
Y bien importante es para la empresa cordobesa la demanda venezolana de 400 unidades para este año si se tiene en cuenta que Pauny mantuvo desde el 2005 una producción anual de entre 900 y 1200 tractores, que cayó a menos de 800 durante el 2008 signado por la pelea por las retenciones a las exportaciones agropecuarias.
“Para nosotros es como un oasis, que es posible porque somos una empresa recuperada. Los venezolanos destacan todo el tiempo que si no fuéramos empresa recuperada todo esto no se hubiera hecho”, remarca Bustos cuando repasa el ajetreo de estos últimos días, que tuvo como punto culminante la jornada del 11 de enero, cuando Chávez se llegó hasta el complejo agroindustrial Vuelvan Caras, en la provincia de Portuguesa, a 400 kilómetros de Caracas.
Allí, el mandatario venezolano comandó una nueva emisión del programa Aló Presidente y puso en marcha el primer tractor Pauny-Pedro Camejo ensamblado en su territorio, adelantando su voluntad de profundizar los acuerdos con la empresa de Las Varillas que también transferirá tecnología a los venezolanos, permitiéndoles comenzar con una actividad productiva que hasta ahora no se venía realizando.
En principio, la idea era que Chávez llegara al complejo industrial junto con Cristina, pero la postergación del viaje de la presidenta argentina a Cuba y Venezuela cambió los planes.
Ahora, según cuenta Bustos desde Las Varillas, se baraja realizar un acto en febrero para dar nuevo impulso al emprendimiento, controlado por el Estado venezolano con una participación del 1 por ciento de Pauny.
“Por ahora en Venezuela se arrancó con el ensamblado, pero la idea es que después se comiencen a fabricar allá algunas partes, como plásticos, baterías, gomas; y también avanzar en la distribución junto con la Cooperativa Socialista Pedro Camejo, que asiste a los productores agrarios venezolanos con camiones y cosechadoras”, adelanta Bustos, que recuerda que durante el año pasado en Pauny terminaron la fabricación de los primeros 250 tractores que les encargaron desde el país caribeño, a los que se suman los 400 encargados para este 2009.
Además, en Venezuela están interesados en los minibuses que también fabrica Pauny, donde además se producen motoniveladoras. Todo, bajo la figura de una sociedad anónima con participación igualitaria de tres partes: la cooperativa de trabajadores, los concesionarios y los ex jerárquicos de Zanello, que se asociaron en 2001 para revertir el derrumbe de la fábrica.
Desde entonces, el crecimiento del volumen de producción sólo se desaceleró un poco durante el año pasado, afectado por la pelea por las retenciones a las exportaciones agropecuarias. “Igual nos sostuvimos sin que nadie quede afuera y sin suspensiones”, celebra Bustos, que añade que las relaciones de la cooperativa con sus socios en Pauny “siguen siendo buenas, con un protagonismo nuestro muy fuerte en esta asociación con Venezuela”.
