Con su último libro, Ricardo Forster reflexiona sobre el acontecer político argentino valiéndose del anacronismo radical y disruptivo que propicia el ensayo. Sin abandonar una posición crítica frente a todos los actores y sus “voces” en el debate de ideas, no deja de tomar partido en un mundo donde, a pesar de los cambios y los pronósticos deshistorizantes tan en boga, siguen existiendo derechas e izquierdas en conflicto.

Ensayo. Forster, Ricardo: El laberinto de las voces argentinas. Buenos Aires, Colihue, 2008, 232 páginas, $35.

Este libro forma parte de la heterogénea y siempre interesante colección “Puñaladas”, dirigida por el sociólogo y escritor Horacio González. Congrega ensayos en su mayoría publicados en la revista Pensamiento de los Confines, de cuyo consejo editorial Forster es miembro, y artículos más breves publicados en BAE y en el diario Página 12, entre otros medios de actualidad. Recorren un arco temporal que une los estertores de la última gran crisis capitalista argentina con el conflicto entre el gobierno nacional y “los dueños de la tierra” de un año atrás.

El más largo aliento de los primeros textos le permiten al autor hacer de su lugar de intelectual de izquierda un terreno poco seguro, lleno de rugosidades y dobleces, desde el que no sólo se desmenuzan los argumentos de la “nueva” derecha argentina, expresada por políticos, corporaciones, organizaciones patronales, medios masivos de comunicación y el imaginario público y hegemónico de los ciudadanos, sino también los de la izquierda vernácula, integrada por sus partidos y organizaciones tradicionales, a los que se suman militantes agrarios y sindicalistas que se codean con el poder económico y progresistas que recurren a los lugares más fáciles u oportunistas para leer el presente político y social, cuando no juegan abiertamente a favor de los que más tienen.

Por las páginas de Forster se repasan núcleos centrales del pensamiento político argentino: la revolución, los años setenta, la dictadura del 76, las políticas de la memoria; cuestiones más teóricas o autorreferenciales como las lecturas de Benjamin en la Argentina o el diálogo intelectual entre generaciones con tradiciones disímiles; y temas de la acuciante realidad nacional por los que el autor, sin resignar una mirada lúcida y poco complaciente, toma partido.

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