Los trabajadores cortaron calles.
Los trabajadores cortaron calles.

Alrededor de 200 obreros de la fábrica de cosechadoras Bernardín, ubicada en la localidad de San Vicente, no perciben sus haberes desde hace dos meses. Los trabajadores decidieron este jueves cortar las calles de esa ciudad como medida de protesta.

Este viernes, el ministro y la secretaria de Trabajo de la provincia, Carlos Rodríguez y Alicia Ciciliani, tuvieron que hacerse presentes. Los funcionarios visitaron a los trabajadores y se reunieron con la patronal, pero no encontraron soluciones. Hasta el momento, los obreros perciben solamente los subsidios del gobierno nacional correspondientes al Programa de Reconversión Productiva (Repro) y 100 pesos ofrecidos por el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia.

La deuda salarial ya lleva más de dos meses, y el miércoles los trabajadores dijeron basta y cortaron las calles adyacentes a la planta fabril ubicada en el departamento Castellanos, en el oeste santafesino.

Rodríguez y Ciciliani mantuvieron el encuentro con los 200 trabajadores y también se reunieron con los titulares de la empresa, con el objetivo de conocer las razones que motivan la falta de pago de los salarios.

Precisamente, luego del encuentro con la patronal, Rodríguez explicó a los trabajadores: “Ellos (los dueños de la firma) han planteado una serie de dificultades financieras. Han asegurado que en un lapso de 15 días estarían cobrando deudas de compradores rusos, lo que les permitiría pagar una parte de los salarios”.

Al respecto, Rodríguez indicó que el gobernador Hermes Binner tomó contacto con la Cancillería para “conocer a ciencia cierta la realidad de cobro”, comprometiéndose el nivel diplomático en brindar precisiones en estos días.

Compromiso

Seguidamente, el funcionario manifestó el pedido explícito del gobierno provincial para que los empresarios tomaran alguna medida concreta en este contexto para “ayudar a paliar la situación”.

Rodríguez ratificó a los trabajadores el compromiso de regresar a la empresa en dos semanas, para “conocer los avances concretos y reales” de los pagos, pero los laburantes siguen sin cobrar sus haberes.

El titular de Trabajo reconoció no “poder dar garantía alguna de los términos de resolución del conflicto” y pretendió dar muestras de dureza frente a la patronal, sólo que a través de una fórmula curiosa: “Insistimos en que los empresarios dieran una muestra de interés por los trabajadores y que eso debe ser concreto, porque los trabajadores deben vivir y comer todos los días”. Del interés de los propietarios por sus trabajadores hay muestras de sobra en los últimos 60 días, por lo que no se entendió muy bien qué efecto pudo haber tenido la pregunta del ministro en patrones que no pagan salarios y que los únicos intereses que conocen son los que dictaminan las tasas financieras.

Por si fuera poco el carácter contemplativo que Rodríguez exhibió frente al incumplimiento de los dueños de Bernardín, declaró: “Sabemos que estas máquinas cosechadoras, en el actual contexto, no son fáciles de vender”. Y acto seguido se puso duro: “Aún antes de saldar las deudas impositivas, deberán saldar las deudas salariales”.

El corpulento propietario de la fábrica, que en el anterior gobierno aprovechó las misiones comerciales para conseguir venderle millones a los clientes rusos a los que ahora expone como excusa para no pagar sueldos, debe haber temblado ante tan inflexible funcionario.

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