Con el colorado De Narváez y Felipe Solá al lado, más “Gaby”, Mauricio Macri llamó a “todos” los sectores a restaurar el modelo agroexportador en la Argentina. Lo hizo cuando todavía falta contar la mitad de las mesas de la provincia de Buenos Aires, rodeado de un clima de euforia que ese espacio de la derecha instala más allá de cómo sea el resultado final, que tal vez los muestre ganadores por muy escaso margen, tal vez viceversa, aunque la distancia de entre dos y tres puntos no termina de perfilarse para el lado del achique. Qué importa un punto más, un punto menos. Macri vio el hueco y encaró: “Tenemos que trabajar en el proyecto federal, que tiene que arrancar de lo más profundo de la Argentina hacia nuestros puertos, que nos ponga a exportar y a generar trabajo de calidad”. Clarito.
Macri largó ese párrafo tras discursos de De Narváez y Solá y se montó sobre el “se siente, Mauricio presidente” para ponerse el traje de candidato.
Embalado, con postura de demócrata y menciones a la pobreza, mandó saludos y felicitaciones para todos lados. Cobos, Reutemann y Pino Solanas merecieron que los mencionara, para después apuntarle a la presidenta, “con todo respeto”, aclaró, antes de marcarle la que él quiere que sea la agenda, encabezada por el reclamo del “proyecto federal que nos ponga a exportar”.
“Espero haya escuchado el mensaje y convoque a la pacificación y la unificación”, pidió Macri a Cristina, tras cotejar el resultado electoral como un grito de “basta a la prepotencia”.
La campaña de Mauricio para el 2011 ya arrancó.