María Adela Panello de Forestello tiene ochenta y seis años y es madre de Marta María, una de las militantes de la organización Montoneros desaparecidas de la Quinta de Funes –secuestrada el 19 agosto de 1977–. Este lunes declaró en el juicio contra cinco represores imputados de comandar aquel centro clandestino de detención. Forestello, quien declaró con el tradicional pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo, dio un conmovedor testimonio que arrancó la ovación del público de la sala de audiencias del TOF1 de Rosario.

“Fueron varias veces a mi casa a buscar a mi hija –comenzó su declaración Forestello–. La primera vez vinieron a la una de la madrugada entraron al piso vestidos con jean y camperas, a cara descubierta revisaron toda la casa, dijeron que eran una fuerza conjunta: policía, militares y prefectura. La segunda vez nos pusieron a mi marido e hija mayor contra el balcón, revisaron la casa disfrazados con bigotes, sombreros, lentes ahumados y robaron todo lo que pudieron, incluso dinero”.

María Adela contó que “aconsejados por amigos decidimos irnos a Europa” y recordó que su hija menor, Marta María, no quiso irse. “Yo no tengo por qué, si no he hecho nada”, había dicho su hija actualmente desaparecida, que en ese momento tenía una nena recién nacida.

“Fuimos a España –siguió el relato de la señora de Forestello–. Sabíamos todo lo que pasaba en Argentina por los diarios y por la correspondencia con amigos y con mi hija. Uno de esos días marido tuvo un infarto masivo, y falleció a los dos días. Entonces decidí volverme, incineré a los restos de mi marido y volvimos con mi hija mayor”.

Al poco tiempo de regresar a Rosario la señora de Forestello se enteró, por intermedio de un sobrino –que a su vez fue avisado por Miguel Tosetti, el marido Marta María–, que su hija Marta María había sido secuestrada junto a su bebé.

María Adela declaró que uno de esos días se encontró con su yerno Miguel Tosetti –dirigente Montonero, también desaparecido de la Quinta de Funes–, y éste le contó que él había podido ver cómo se llevaban a su hija y esposa, y que eligió no hacer nada para no poner en riesgo la vida de la nena. “Ese día me dio una foto más reciente y me encargó me ocupara de Victoria”, recordó la señora de Forestello. De la suerte de Miguel, se sabe que fue visto posteriormente en la Quinta de Funes, y que sufrió el derrotero de todos los otros detenidos-desaparecidos de aquel campo de concentración.

¿Dónde está Victoria?

Forestello rememoró cómo recorrió cielo y tierra para encontrar a su nieta: “Busque a la nena por todos lados; hogares de huérfanos, madres solteras, y no la encontraba. Se me ocurrió ir al Juzgado de Menores, ya había presentado Hábeas Corpus provincial y federal, escrito al Ministro del Interior.”

Finalmente ubicó a Victoria en la policía Mujeres. “Me atendió la comisaria Leyla Perazzo, sacó el expediente donde estaba la foto de Victoria al mes de nacer, con su papá. Me dijo que no me la podía dar sin orden del juez, que volviera a los Tribunales que me iban a dar la orden, y así fue. Me la dieron en estado calamitoso, la llevé al médico ese día. Tenía pañales sucios de varios días atrás, estaba con sarna y piojos”, detalló la anciana, quien se quebró varias veces durante su relato.

María Adela señaló también que “cuando allanaron a los pocos días las casa donde vivían ellos –su hija y Tosetti–, ubicada en RUEDA al 5000 –donde ya no estaban–, se llevaron todo lo que había, incluso el boleto de compra de la casa que se había sido pagado totalmente, pero no se había hecho la escritura –Tosetti era escribano–. En esa casa dejaron viviendo a un policía de apellido Ojeda”.

Una visita desde el infierno

La madre de Marta María contó un extraño episodio que vivió tiempo después del secuestro de su hija y su yerno. Uno de esos días recibió una llamada de su yerno y le dijo que “que quería ver la nena”. Luego mandó una carta indicandolé donde se encontrarían. “Llegué ahí con mi mamá y la nena –indicó al tribunal la anciana–, y apareció él, no sé de donde, paseó con la nena, le había llevado una muñeca y un crucifijo, que le dijo lo había traído de Brasil”. La señora de Forestello contó que le preguntó por Marta María. “No te preocupes que está bien”, dijo la testigo que le respondió su yerno. “Y así como vino, desapareció”, expresó María Adela, quien desde esa oportunidad no tuvo más datos de los padres de Victoria, para quien tuvo que “hacer de madre, y abuela”, tal cual explicó. “Nunca pude hacer el duelo, porque tenía que criarla, educarle, enseñarle lo que no pudo la madre”, concluyó la señora de Forestello.

Al final del testimonio de María Adela, el público, que había seguido la estremecedora declaración sin chistar, como en todas las audiencias, irrumpió con aplausos y el tradicional cántico “Madres de la plaza el pueblo las abraza”. La ovación conmovió a la testigo y a muchos de los presentes, que parecieron sacar toda la angustia y emoción acumulada tras quince audiencias durante las que se había guardado el silencio estampa impuesto por el tribunal.

Otros testimonios de la jornada

El primero en declarar en la audiencia de este lunes fue el periodista Reynaldo Sietecase, quien fue llamado a ratificar su entrevista mantenida en 1992 con el imputado Eduardo Costanzo. Sietecase se refirió a aquella nota publicada en su momento y no aportó otros datos relevantes.

Después de la declaración de Forestello vino el turno de Jorge Raúl Gurmendi, hermano de otra de las desparecidas de la Quinta de Funes (ver nota aparte). Este martes declararán otros tres testigos.

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