"Yo enumero lo que siente la gente y lo que siente todo el mundo” dijo Abel Posse, ministro de Educación nombrado por Mauricio Macri en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “El debate por el tema de la inseguridad, y por eso lo publica la Nación, es lo que opina todo el mundo” continuó.

Ernesto Tenembaum, periodista del grupo Clarín, respondió: “todo el mundo no, yo no opino eso, si eso opina todo el mundo, póngame fuera del mundo”.

“En este país magnífico tenemos que establecer una democracia que no sea la permisividad de los ladrones, los corruptos y los periodistas cobardes” contestó Posse colgando abruptamente el teléfono al periodista cobarde que no piensa lo mismo que piensa todo el mundo.

Con la misma facilidad, la semana anterior, la señora Mirta Legrand le espetó en la cara a Agustín Rossi que la gente en Santa Fe no lo quería, desconociendo a 160.000 personas que lo votaron hace algo más de 5 meses. Nunca aclaró qué gente.

“No deberían descabezar la policía, deberían descabezar la gobernación” sostuvo Hugo Biolcatti en esa misma semana, sin decir quiénes son los que deberían llevar adelante la tarea de verdugos.

Sin duda, estos son ejemplos que cruzan la opinión pública de la actualidad. Y se basan en un solo concepto, la representación de lo que siente la gente, o el pueblo, o los argentinos.

Aunque fuere físicamente posible, no existe la opinión de “todo el mundo” o de “todos los argentinos” o de “todos los rosarinos”. En el futuro quizás se invente algo que permita que todos seamos consultados. Aún así es posible que la opinión de todos no se conozca, puesto que siempre alguien puede reservarse el sagrado derecho de no opinar. Y ahí dejaremos de tener la opinión de “todos”.

Pero sin dudas la zoncera consiste en que alguien crea que la opinión de todos va a ser uniforme. Ni aún en los regímenes totalitarios esto es posible, puesto que allí se reprime al que piensa distinto, lo cual implica la existencia de pensamientos contrarios.

En definitiva, se utilizan estos impersonales como medio para no identificar quiénes son en definitiva los que piensan o hacen algo. El impersonal permite que el que habla lo haga en representación de un colectivo o de un grupo mayor a sí mismo. Es en este sentido también una forma de legitimación.

Es por eso que cuando Posse opina que la gente quiere represión pretende que creamos que no lo hace a título personal sino que lo hace en representación de “todo el mundo” que piensa lo mismo que él. Tan torpe es el argumento, que el mismo periodista que lo entrevistaba quedó colocado fuera del mundo. Es imposible que alguien se arrogue representar la opinión de “todo el mundo” puesto que no puede conocer a “todo el mundo”. Pero tampoco es posible que conozca la opinión de la mayoría, puesto que tal percepción solo se puede basar en el contacto que cada uno de nosotros tenga con distintas personas. Y aún en ese caso solo conoceré la opinión de esas personas, que solo responderá a un lugar y tiempos determinados. No es posible inferir de opiniones particulares conclusiones generales como si esto pudiera sumarse.

Heidegger, un gran filósofo, se pregunta ante qué retrocede el hombre que le hace refugiarse en el impersonal con frases del tipo “a uno no le queda bien…”, “a uno como padre…”, “a uno como hombre…”, etcétera, y por el “se” de frases como: “se dice”, “se piensa”, “se sabe”. Su respuesta es la siguiente. El miedo a la muerte hace que la existencia caiga en el factor inauténtico, cotidiano. Porque el «se» no permite pensar en la muerte propia y sólo habla de la muerte en la forma impersonal de «se muere». De esta manera yo no pienso que me voy a morir, sólo acepto que la gente se muere. Es una forma de negar lo malo que es la muerte.

Posiblemente estas líneas tengan mucho de respuesta en Heidegger. Quizás cuando Posse dice que hay que reprimir, o Mirta habla de Rossi y Biolcatti pide que descabecen al gobierno de Daniel Scioli, lo que están diciendo es que ellos quieren reprimir, odiar o descabezar y como saben que tales sentimientos son malos o falsos, consciente o inconscientemente lo rechazan y lo ponen en cabeza de la gente.

(*) Departamento de Análisis de Coyuntura – Funif Rosario. Para cualquier opinión o comentario en relación a este artículo, visite el blog www.despuesdel28j.blogspot.com/

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