La escena política nacional se parece cada vez más a una alcantarilla desde la que surgen a borbotones los lascivos sonidos de la avanzada salvaje que llevan adelante los pelotones de una oposición obsesionada por vengar a sus patrones y jefes. Mientras tanto, el periodismo.

 

Los días más terribles están por venir, pero la semana que se fue encierra una paradoja que no debería ser tal si gran parte de la sociedad ponderara como un grave retroceso el operativo venganza que la coalición opositora comenzó este miércoles en el Senado: el famélico ideario que exponen los capitanes de ese ejército cipayo quedó a la derecha de lo que piensa de la Argentina el Departamento de Estado norteamericano y la Corte Suprema de los Estados Unidos. Algún día tal vez surjan émulos de José María Rosa o Fermín Chávez, que escriban y revisen la historia que hoy narran Clarín, La Nación, Perfil y otros, a quienes rinden pleitesía gorila los "republicanos" de hoy que quieren remedar –haciéndose los federales– a los unitarios del siglo XIV.

Pasan los días y ya se van escurriendo por las hendijas de esa alcantarilla los gestos de euforia revanchista pésimamente disimulados por un abanico de senadores que incluye al socialista Rubén Giustiniani, los radicales Gerardo Morales y Ernesto Sanz, la cívicamente coaligada María Eugenia Estenssoro, el otrora moroso y dicharachero Adolfo Rodríguez Saá, la minimalista pero activa esposa de Eduardo Duhalde, el desatendido pero rápidamente recompensado Carlos Menem, el hierático Carlos Reutemann, entre los más conocidos del espectro conocido como “La Oposición”.

Las personalidades respectivas de estos dos últimos, la inconveniencia de explicaciones ulteriores, el veto ético de alguno de esos heroicos senadores, o todo eso a la vez, los dejó afuera de una foto que hubiera confirmado lo cerca que pueden estar entre sí todos ellos, incluidos Giustiniani y el ex piloto de Fórmula 1, quienes en la última campaña anticiparon este escenario al competir para mostrar quién estaba más lejos del demonio K, apelando a flamígeros discursos. Nada de esa pirotecnia pudo enmascarar que ambos fracasaron en su intento por usar esa elección para proyectarse: ni el socialista pudo coronar con un triunfo su ambición de suceder a Hermes Binner ni el Lole pudo exhibirse como candidato natural del peronismo antikirchnerista en las presidenciales de 2011. Aquellos comicios fueron sellados con un análisis de la derrota por parte de Binner que incluyó una calificación de los electores santafesinos que ningún medio calificó de crispada: “Tienen el Síndrome de Estocolmo”, sentenció el socialista, con democrático criterio.

Una cronología posible

Pero tal vez recorrer la cronología de la semana política ayude a visualizar un poco mejor los lugares que ocupa cada jugador en la cancha. El lunes 1° de marzo fue un día cargado de escenas políticas fuertes. La apertura de sesiones en el Congreso Nacional, con Cristina Fernández pronunciando un discurso que remató con el anuncio de la firma del nuevo decreto que libera las reservas para afrontar compromisos contraídos por los salvadores de la Patria. La asunción de José Pepe Mujica como presidente de Uruguay. La reunión de la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton con la presidenta argentina. De todos esos episodios –con suficiente densidad como para armar varias tapas de diarios– uno en particular dejó en posición adelantada a la oposición mediático-política: La conferencia de prensa ofrecida por ambas al término del encuentro.

Más allá de las cosas a que tiene acostumbrada cualquier conferencia de prensa de ese tenor y con semejantes protagonistas, una pregunta, que tenía la visible intención de asestar un golpe a la estrategia oficial de afrontar los compromisos externos con reservas del Banco Central, recibió la respuesta no esperada, la que nadie podía anticipar. ¿Qué opinará Hillary sobre el “manotazo” a “nuestras” reservas? La secretaria de Estado –es uso y costumbre diplomático– debió excusarse, apelando a la vieja fórmula “son asuntos internos”, lo cual hubiera dejado la ventana al “análisis” tanto de los medios opositores como de sus voceros a repetición con representación parlamentaria. Pero Hillary no sólo respondió, lo hizo desde el elogio no calculado: “La Argentina ha logrado enormes progresos en la reducción de su deuda. La relación de la deuda con su producto bruto es más baja que la misma relación en los Estados Unidos, y por eso la felicito”, se despachó la rubia, motivando un ensanche momentáneo de la autoestima de la morocha.

¿Sesión o revancha?

La respuesta de la dirigencia opositora y de la mayoría los medios fue no sólo minimizar tamaño pronunciamiento sino ir por más que lo que ya la más cerril y retrógrada oposición había logrado en la Cámara de Diputados con la complicidad de Fernando Solanas y Claudio Lozano: además de ganar en la rebatiña de comisiones, dejar en minoría en todas ellas al oficialismo, rechazar el pliego de Mercedes Marcó del Pont para presidenta del BCRA, dar preferencia para tratar los DNU firmados por Cristina, en fin, todo bien rapidito y si se nota la venganza, ¿quién lo va a contar, Clarín, La Nación, TNmbaum, Magdalena bien temprano?

Esa sesión en el Senado fue temeraria, pero la conferencia de prensa posterior, en la que los líderes de la oposición republicana se peleaban por agarrar el micrófono –algunos para responder una pregunta fuera de libreto del movilero del programa Duro de Domar–, fue el fresco que necesita esta etapa política en la Argentina. La foto de la cual se hablará por años, la del socialista Rubén Giustiniani mezclado con Hilda de Duhalde, la de Estensoro con Rodríguez Saá. Pero en esa foto no estaba Menem. Da la sensación de que ese grupo de republicanos senadores hubiera dicho “Le damos las comisiones que pidió pero en la foto no sale”. ¿Por vergüenza? ¿Por inexplicable? Como se dijo más arriba, tal vez por todo eso, pero qué importa.

Sucesos Argentinos y otros

El otro suceso internacional –aunque cueste situar al Paisito en esa categoría– fue la asunción de Pepe Mujica en Uruguay. Cristina fue, luego de la apertura del 128° período de sesiones del Congreso argentino, junto a Néstor Kirchner. Es probable que entre ambas naciones se abra una instancia de diálogo que achique la distancia creada por las respectivas intransigencias de Tabaré Vázquez y los asambleístas ricos de Gualeguaychú. De todos modos, a los efectos prácticos del análisis de la derecha argenta, nada mejor que citar a Martín Granovsky: “Pepe Mujica ya comparte con Ricardo Lagos y Lula un lugar en el museo de caricaturas que dibuja el establishment argentino: el de un señor inofensivo que, por suerte, no cambiará nada”. No se sabe si Mujica cambiará algo, pero ya se percibe mejor sintonía fina entre él y Cristina que entre Tabaré y Néstor.

Pero además, otro episodio internacional vino a ponerle contexto al ataque más impiadoso contra un gobierno desde por lo menos 1955. “La Argentina ganó el juicio contra los buitres por la plata de las ex AFJP”, tituló el suplemento Eco, de Clarín –nada menos–, sin que haya sido muy tenido en cuenta por los legisladores defensores de las reservas. “La Corte Suprema de los Estados Unidos falló a favor de la Argentina, ratificando un dictamen de primera instancia que levantó el embargo por 200 millones de dólares de las cuentas de las ex AFJP en el exterior, y que ahora pertenecen a la Anses”. Quedar a la derecha de la corte de EEUU no es PRO, SUR, ARI ni nada, es lo que es.

En tanto, la jueza en lo Contencioso Administrativo Federal Claudia Rodríguez Vidal hizo lugar un día después de la puesta en escena senatorial a la presentación de los diputados de la oposición Graciela Camaño, Felipe Solá y Alfredo Atanasof, y dispuso, como medida cautelar, suspender los efectos del decreto 298/10 firmado por Cristina y que autoriza el uso de reservas del Banco Central para la cancelación de deuda pública. La magistrada es integrante del matrimonio judicial que completa el juez Ernesto Marinelli, el mismo que falló contra el Gobierno en las causas de Martín Redrado y el uso de las reservas. La Presidenta, en un encendido discurso posterior al fallo de Rodríguez Vidal, reflexionó: “Y después hablan de matrimonio presidencial… ¡Por Dios!”.

Ofendida hasta su más recóndita y republicana condición, la Coalición Cívica, a través de sus diputados nacionales Juan Carlos Vega, Hilma Re, Patricia Bullrich y Fernando Iglesias, presentaron una denuncia penal por “desobediencia judicial” contra la presidenta Cristina Fernández, su gabinete de ministros, la presidenta del Banco Central Mercedes Marcó del Pont y el directorio del BCRA por considerar que todos ellos desobedecieron las medidas judiciales dictadas contra el Fondo del Bicentenario.

Redoblando esfuerzos y subiéndole el piso a estas movidas pletóricas de calidad institucional, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió salió a pedir la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) ante lo que consideró un avance del Gobierno frente al orden institucional. “Estamos evaluando denuncias a la OEA”, comentó la diputada y le dejó un mensaje a la sociedad: “Estén tranquilos y no se alarmen por la respuesta presidencial”. Un referente kirchnerista comentó: “Que la juzgue la Historia”. Un militante un poco más impaciente replicó: “Que la juzgue una junta psiquiátrica”. Este cronista considera que Carrió ya perdió todo juicio, por lo que se torna abstracto cualquier acto de Justicia en su honor. Sobre todo después de haberla escuchado en el canal América 24 sostener, sin titubeos: “Tenemos una Presidenta de facto”.

Sobre las denuncias de la Coalición Cívica siempre es bueno recordar en qué quedó la que hiciera hace ya un tiempo el diputado de esa fuerza Juan Carlos Morán, sobre “un presunto pago de sobreprecios por 150 millones de pesos a la empresa Electroingeniería en el tendido de una línea de alta tensión en la Patagonia”, como recordó Horacio Verbitsky en un artículo publicado por Página 12 en noviembre pasado. Sobre esa denuncia, el periodista Nelson Castro llegó a decir que ese caso era un vivo ejemplo del “modus operandi de las empresas K”. Una auditoría realizada por la Universidad Tecnológica Nacional concluyó que los precios que para el coaligado cívicamente Juan Carlos Morán demostraban un sobre precio habían sido razonables. A seguir denunciando que se acaba el mundo.

Socialismo nacional

“No es creíble que el kirchnerismo se victimise (SIC), porque han gobernado con decretos de necesidad y urgencia, con superpoderes y con leyes de emergencia todos estos años”, señaló Giustiniani en un comunicado de prensa respondiendo a expresiones de Cristina. El senador nacional socialista quiso explicarse mejor y sostuvo que “no hay que dramatizar”, al tiempo que destacó que “lo que se ha hecho en el día de ayer (por la sesión del miércoles en el Senado) fue restituir las facultades constitucionales al Congreso”.

La aclaración se produjo al término de la Jornada de Coparticipación Plena del Impuesto al Cheque, que contó con la honorable y plena presencia de los senadores Gerardo Morales (UCR), María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica), Norma Morandini (Alianza Frente Cívico), y los gobernadores de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, y de Chubut, Mario Das Neves.

Socialismo provincial

La semana terminó con frases que por muy locales que sean no van en zaga respecto de los reproches kirchneristas a los ánimos revanchistas de la oposición. “Es muy triste ver a Giustiniani con Reutemann y Menem”, lanzó el diputado provincial de Encuentro por la Democracia Marcelo Brignoni, fundador del Frente Progresista de Santa Fe que llevó a Binner a la Gobernación, antes de dar un portazo y abandonar esa coalición.

Brignoni no se fue acordando con el socialismo bajar el tono de su enojo ni ocultando los motivos: “Es cierto que como todo espacio plural, el Frente Progresista tuvo distintas miradas sobre lo nacional, pero la foto de Giustiniani abrazado a Reutemann y Menem para desestabilizar al gobierno nacional, es la consumación final de una esperanza rota que termina siendo el Frente Progresista”.

Una semana dura para el gobierno nacional. Un escenario para el que aún es una incógnita si el oficialismo está preparado, habida cuenta de un armado que no tuvo muy en cuenta ni la movilización ni la formación de masas que sostuvieran un proceso que sólo una oposición destituyente que actúa desde el odio y la irracionalidad política y económica puede negarle frutos más que visibles. Y esa coalición, ¿estará preparada para hacer algo si se cumplen sus deseos? Tal vez repita aquel viejo chiste en el que el verdadero problema de un chico enamorado de la joven más bella surgía si ésta le decía que sí.

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