Un intento desesperado: salvar a Cobos.
Un intento desesperado: salvar a Cobos.

La caída de la imagen de Julio Cobos, confirmada por una calificada consultora, pretende ser detenida por Clarín, que recuperó las esperanzas en Cleto, cuya aura brilló con la 125 pero que en el debate de la Ley de Medios entró en un cono de sombra.

El kirchnerismo salió a cruzarlo por dos motivos: su polémica decisión de dar por aprobada la media sanción de un proyecto de coparticipación de la ley del cheque por mayoría simple y, luego de ello, por haber lanzado un abierto desafío a Cristina Fernández de Kirchner, de quien dijo –para beneplácito de Clarín, que lo imprimió en letras de molde–: “Ya nadie más se va a dejar doblegar por la Presidenta”.

La masividad de la marcha que se apropió de la Plaza Lavalle, frente a los Tribunales porteños el jueves pasado para exigir que la Justicia deje que se aplique la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue una imagen muy potente, que se superpuso –como en un collage– a la foto que dejó la madrugada en la que el presidente del Senado Julio Cobos produjo el gravísimo antecedente de darle visto bueno a un proyecto de ley votado con una mayoría que no corresponde.

Para Clarín y la oposición que sateliza en derredor del Grupo, esas dos fotos, sumadas a las que quedaron como saldo de la exitosa mini gira de la Presidenta por Washington –de la que se publicó poco y ese poco sólo se ocupó de los minutos que duró el encuentro con su par yanqui Barak Obama–, resultaron una señal de alerta.

El generalato de la corporación aún encabezada por la dupla Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magneto decidió, sin abandonar a Mauricio Macri, volver a bancar a Cobos, y eso tiene por lo menos una explicación: al peronismo autodefinido como “disidente” no se le cae un candidato. Y los que saltaron del barco oficialista –no sólo los “Federales” de Carlos Reutemann o los Solanistas de Felipe Solá– pensando que el gobierno se caía a pedazos en semanas hoy se preguntan qué hacen remando en chalupas desde las que ven esa nave alejarse a ponderable velocidad.

“Sé a lo que me expongo, pero tengo dignidad y voy a defender mi pensamiento”. La frase, más apropiada para quien pueda sostener más de diez minutos cierta épica imprescindible para llegar a presidir un país como la Argentina, la pronunció Cobos en el reportaje que Clarín imprimió este domingo. La idea es realizar rápidamente una puesta en valor de un candidato devaluado por la permanente exposición que le exigen las pulseadas con su propio gobierno.

En ese sentido, el oficialismo salió al cruce de tan cínica posición. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, calificó a Cleto como “alguien que tiene que hacerse cargo de la responsabilidad de haber asumido un proyecto político formando parte de un binomio, que es lo que él niega. Todo lo que él dice lo dice como si fuera Heidi, desprovisto de toda responsabilidad”.

Clarín no le concedió a Cobos sólo un espacio para que despliegue su discurso. Lo reconstruyó en su rol de personaje ético que intenta, como puede, imponerse a las trapisondas de un poder que resiste porque… quiere seguir ejerciéndolo. Un absurdo, como los métodos que el monopolio elige para llevar adelante esa remake del héroe del voto “no positivo”.

“Trotar ha sido siempre su terapia para renovar energías. Julio Cobos aprovechó ayer el cálido sol del mediodía para hacer gimnasia por los senderos del parque San Martín, en Mendoza. Buscó distenderse después de la catarata de críticas del Gobierno por haber conseguido que el Senado apruebe la reforma del impuesto al cheque, que otorga mayores fondos a las provincias”. Así arranca la entrevista de Clarín.

Y en ese bucólico marco, Cleto no paró de lanzar sus pensamientos y verdades, intentando emular a algún filósofo griego que caminaba entre sus jóvenes y boquiabiertos discípulos. No le salió. “«Ya nadie más se va a dejar doblegar por la Presidenta y los gobernadores», le dijo a Clarín, en una charla reflexiva, al finalizar su rutina de ejercicios aeróbicos”, escribe la periodista que firma, Roxana Badaloni.

Le respondió el ministro de Planificación, Julio De Vido, quien sostuvo que el vicepresidente tiene “un discurso confuso y reaccionario”, y que su permanencia en el gobierno se “hace insostenible”.

De Vido señaló que Cobos incurrió en una “flagrante violación a la Constitución Nacional al permitir que se apruebe por mayoría simple una ley cuya modificación requiere de mayoría especial”, al tiempo que no descartó que el oficialismo lleve su planteo a la Justicia.

Clarín quiere construir un Cobos al estilo de Hannibal Lecter, ese asesino serial refinado que se comía a sus víctimas. Cobos, vegetariano, sale a correr, presume de estar en sintonía con una clase media que a esta altura espera algo más que marketing. Un sector que además ve –con cierto pánico– que la cola del elefante oligopólico le está empezando a romper su propio bazar.

La entrevistadora le pregunta a Cleto “¿A qué responde su decisión de recuperar protagonismo?”, algo que el vice mendocino contesta con poca originalidad: “La Argentina antes tenía problemas económicos y ahora los problemas son políticos. Hay un clima de crispación. Hay que tratar de superar las diferencias y antinomias y dedicarse a trabajar por los verdaderos problemas que tiene el país, como la inflación, la seguridad, el empleo…”.

Aníbal Fernández no piensa lo mismo. Afirma que Cobos “dice que no forma parte del Poder Ejecutivo. La Constitución argentina no habla del vicepresidente en el marco de un cuerpo pluripartidario, sino como parte de un binomio, eso comprende el desarrollo de la actividad del presidente y el vicepresidente en un conjunto”.

Lo cierto es que la oposición no da en la tecla, quema las banderas de calidad institucional y republicanismo que enarbolaba hasta llegar a reunir una mayoría circunstancial, traba cada iniciativa del gobierno nacional y eso es visto por una franja cada vez más amplia de la sociedad como un síntoma de impotencia y de falta de alternativas viables al modelo kirchnerista.

Macri, acorralado por el espionaje telefónico y su penosa gestión, no le ofrece al establishment garantía alguna de ganarle al próximo candidato oficialista. Cobos tampoco, pero mide un poco más que el resto, aunque las últimas encuestas hablan de que Ricardo Alfonsín lo aventaja por unos 7 puntos.

El gobierno y el kirchnerismo en general recuperan parte de la ponderación pública perdida en la pelea con la gauchocracia, aunque en este momento nadie se anima a vaticinar si podría ganar en segunda vuelta.

La causa por apropiación de menores que podría terminar con Ernestina Herrera de Noble condenada plantea escenarios impensados por los jerarcas del Grupo hace pocos meses. Un gobierno kirchnerista asumiendo en diciembre de 2011 es la peor pesadilla de la oposición real, Clarín. Y Clarín se aferra a Cobos como una tabla en medio del naufragio.

Pero la flotabilidad de Cleto no parece ser muy confiable ya sea por su consideración por parte de la opinión pública como por la fuerza de los embates contra su jefatura opositora:

 El sociólogo Artemio López, de la consultora Equis, sostuvo que la imagen de Cleto ya fue superada por la de Ricardo Alfonsín, algo que otras encuestadoras ya constataron.

 Consultado sobre la posibilidad de un juicio político al vicepresidente, el ministro De Vido afirmó que “están dadas todas la condiciones para que cualquier ciudadano común pueda pedirlo”, y agregó que “la historia va a ser muy dura con él”.

¿Y con Clarín?

(Fuentes: Telam/ Clarín)

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