Podrá discutirse hasta la eternidad la existencia o no de Dios. Pero ya no se animará a decir que el infierno es una fábula bíblica quien haya escuchado las declaraciones de los primeros cuatro testigos del juicio oral y público que se sustancia en el Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario (TOF2), contra una parte de la patota de Agustín Feced.
Este lunes, Gustavo Mechetti, Laura Torresetti, Juan Pablo Bustamante y Ana Koldorf –sobrevivientes del terrorismo de estado– relataron el horror de los hechos que sufrieron en el Servicio de Informaciones de la Policía de Rosario con una entereza envidiable. “Vivimos una película de terror y espanto”, señaló Mechetti. “Luego de estos 7 años de cárcel, 1322 días, creo sentirme con todo el derecho de reclamar justicia por la ignominia sufrida”, reclamó Bustamante.
Juan Pablo Bustamante
En su declaración brindada este lunes ante el TOF2, Juan Pablo Bustamante recordó que fue detenido el 24 de mayo de 1976 a la salida de su trabajo en el frigorífico Swift, y que pudo identificar entre sus secuestradores al sub Comisario Raúl Guzmán Alfaro. En su pormenorizado relato indicó que fue ingresado al SI por Lofiego.
Bustamante rememoró los durísimos tormentos a los que fue sometido. “Me dieron golpes de puño, luego fui atado a una silla, donde recibí más golpes, patadas, picana, todo lo que hacen en la tortura. Fui desnudado. Recibía amenazas hacia mi persona y familiares”, graficó el testigo. “En esa una semana en el SI, todas las noches fui torturado”, agregó Juan Pablo.
“En la tortura no hay tiempo ‒refirió Bustamante‒. El hecho de vivir la tortura es un estado sin tiempo, cuando me dicen que pasaron 24 horas parecían muchísimo más”.
Juan Pablo indicó a los jueces que “las condiciones de vida en el SI eran terribles. Por los sufrimientos del propio cuerpo y la tortura de otras personas” .
Bustamante testificó que luego de que le obligaron a firmar declaraciones inventadas pudo ver claramente el rostro de uno de sus torturadores. “Vendado y esposado, quien me invita a firmar me dice “bajate la venda, qué me importa que me veas la cara”. Era Lofiego”, dijo Juan Pablo.
El ex detenido político declaró que luego le realizaron un “Concejo de Guerra” y que después fue varias veces trasladado a otras unidades de detención. En la cárcel de Coronda, Juan Pablo ‒entre otros‒ vio con vida a Daniel Gorosito, una de las víctimas de este juicio que posteriormente fue desaparecido. “Un día a Gorosito, lo llevan a enfermería, cuando vuelve comenta que lo iban a dejar en libertad, que era imposible, y que temía por su vida”, recordó Bustamante quien agregó que “más adelante llegan compañeros de Concordia, que nos dicen que habían leído en el diario que hubo un enfrentamiento en el que perdió la vida Gorosito”.
Ya en el año 79, todavía detenido en Coronda, Bustamante comentó que se le resentó como defensora oficial la actual jueza Laura Cosidoy ‒la cual el año pasado declaró haber sido amiga del dictador Leopoldo Galtieri‒. Juan Pablo afirmó que ante los reclamos de su madre para que Cosidoy intercediera por su hijo, la entonces defensora la amenazó con “iniciarle una causa por desacato”.
Bustamante planteo al TOF2 que “luego de estos 7 años de cárcel, 1322 días, creo sentirme con todo el derecho de reclamar justicia por la ignominia sufrida. Quiero que estas personas sean condenadas por sus atrocidades, por los vejamenes que pasamos los que estamos vivos, por todo eso vengo a exigir justicia”.
Juan Pablo recordó las conquistas laborales que la dictadura suprimió inmediatamente al dar el golpe de estado. “Lo que puedo colegir es que ese golpe militar fue hecho para un sector de nuestra sociedad que se benefició económicamente”, afirmó Bustamante. “Bien claro fue el Minisitro de Economía de los Genocidas, José Martínez de Hoz, cuando dijo “venimos a dar una vuelta de página””, rememoró el ex detenido. “Esto sufrido que estamos contando, es pequeño respecto al daño sufrido por la sociedad”, concluyó Bustamante, que en la actualidad es Secretario de Derechos Humanos de Amsafé Provincial, el gremio de los maestros estatales.
Ana Koldorf
Ana Koldorf era en 1976 una joven estudiante, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El relato que Ana ofreció al tribunal fue breve pero contundente. En un momento de su testimonio, señaló una de las tantas injusticias a las que la impunidad sometió a los detenidos: “Quiero decir que mi detención tiene 34 años, mi testimonio 26. Es posible que tenga lagunas en mi memoria, la memoria es muy fluida, lábil, dúctil, los olvidos son bastante sanadores. Las personas que vivimos esto no pueden cargar con tanto dolor, tanto sufrimiento”.
Koldorf precisó que el 29 de mayo de 1976 fue secuestrada en la pensión de estudiantes donde vivían unas amigas, ubicada en calle Santiago 1200 de la ciudad de Rosario. “La tarde del 28 de mayo de 1976 se presenta tormentosa ‒relató Ana‒. Mis amigas Liliana Paz y Elvira Marquez, me dicen que me quede. A la madrugada tipo 5 nos despiertan golpeando la puerta y gritando “requiza”. Se presentan soldados y policías, recorren la pensión. Nos asustamos mucho. Nos detienen a Liliana y a mi, nos bajan, requizan la casa, antes de sacarme me vendan y atan las manos, me sacan hacia un vehículo que estaba en la calle. Mucha gente en las veredas, me suben a patrullero. Nos suben a los empujones por las escaleras que van hacia el SI, y me paran y llevan a una habitación o pasillo ancho, vendada y atada contra la pared. Estoy muchas horas, pasaban hombres que me insultaban, me daban coscorrones, había otras personas que estaban detenidos igual que yo. No pude hablar con ninguno. En esa situación me insultan, uno de ellos me pregunta el apellido, me insultan peor y me dan coscorrones porque era judía”.
Ana detalló cómo fueron los tormentos a los que la sometieron los hombres de Feced. “Me meten a un espacio muy grande ‒indicó‒, como un vacío. Retumban las voces. Me desnudan, me suben a una mesa, me mojan, me aplican picana en todas partes del cuerpo. Todos varones. Uno de ellos, sentado en la cabecera de la mesa al lado mío. Luego de varias horas de torturas hacen un recreo, dicen que tienen hambre. Se acomodan en la mesa en la que yo estoy acostada, apoyan las bandejas, las bebidas. Uno se sienta a mis pies, por debajo de la venda le veo la cara, pero no se quien es.
Estando en la Alcaidía una tarde lo vi pasar, llamo a mis compañeras, y me dicen es Seichuc, Jefe de Informaciones”.
Luego Koldorf prosiguió: “Me siguen torturando, me preguntan por nombres, me desvanezco y me despierto con uno de ellos que me desata la mano y me hace respiración boca a boca. Un señor gordo, con grandes bigotes, medio fofo. Dice: “ya está, está bien”. Me desatan, me visten y me ponen lo mismo con lo que me habían traído y volvemos”.
Laura Torresetti
Laura Torreseti manifestó que fue detenida el 12 de mayo de 1976 “por hombres de uniforme marrón, fuerzas conjuntas según dijeron”. La ex detenida política describió que fue “trasladada primero a la Comisaría 5ta, y luego alojada en el SI, donde fui torturada, aunqeu no quiero ahondar en detalle”.
Toresetti indicó que vio “a gente de la patota debajo de la venda. Divisé a Lofiego, Omar, Jorge, César Piriz la Pirincha, Lofiego, Guzmán Alfaro”.
“La tortura la realizan en un lugar donde debía subir escaleras, el mismo día que llegué. Luego me bajan”, declaró Torresetti. “No pude ver al personal, sí me pareció ver a una persona que era similar a Lofiego. Cuando termina la tortura alguien viene y me dice: “soy Omar y te voy a vestir”. Me bajan y estoy un día en una camilla”.
Laura señaló que luego fue trasladada a la Alcaidía “para mediados de junio, donde estuve con muchas compañeras detenidas, llegamos a ser 30 personas, en lugar de 12 por 4. Dormíamos en colchones en el piso”.
Entre otros episodios Torresetti comentó que “un día cayó detenida una mujer como NN. Se hacía llamar Dolores Aguirre y sufría amnesia. Estaba en muy malas condiciones. Un día fue llevada a un interrogatorio, y al volver contó que había sido torturada en presencia de sus dos hijas, Josefina y Mariana –-de cinco meses y un año–. Las niñas habían recibido golpes también". Dolores era Ruth González, otra de las vícitmas desaparecidas de la causa.
Gustavo “El Mono” Mechetti
Gustavo Mechetti fue el primero en declarar este lunes. Ex militante montonero, fue detenido el 26 de marzo 1976, y refirió en su testimonio cómo fue paseado por diferentes cárceles del país hasta que fue trasladado al Servicio de Informaciones.
El “Mono”, como lo apodaban sus compañeros, recordó “las condiciones tenebrosas” a las que fue sometido, los castigos “con picana” que recibió en aquel el centro clandestino por la patota de Feced. “Te hostigaban las 24 horas, todos los días”, indicó.
El ex detenido identificó los nombres de varios de sus torturadores. Además de Feced, Mechetti señaló a los guardias “Managua, Sargento y Darío” y a los policías “Lofiego, el “Cura” Marcote, Finito. Picha, Kun Fu, kunfito, kuriaqui y el Ronco”.
El sobreviviente también recordó que pudo ver durante su cautiverio en el SI a otro compañero detenido, Osvaldo Vermeulen quien permanece desaparecido. “Estaba herido, no se le efectuaron curaciones, que le causaban más daño”, afirmó Mechetti. En la sala de audiencias se encontraba la Madre de Osvaldo, Norma, integrante de Madres de Plaza 25 de Mayo. El ex detenido fue muy gráfico para describir lo que vivió en el SI: “Fue una película de terror, espantoso”.
Aguante
Mientras dentro del tribunal declaraban los primeros cuatro testigos del juicio ‒de una lista de 160‒, afuera se realizó una larga jornada de aguante organizada por el Espacio Juicio y Castigo Rosario, que incluyó una radio abierta, la demarcación que une el camino desde el Servicio de Informaciones (en Dorrego y San Lorenzo) con el Tribunal (Oroño 940) y un festival de músicos populares.
Cabe recordar que los imputados de este juicio son el general retirado Ramón Díaz Bessone, los ex policías José Rubén Lo Fiego, Mario Marcote, Ramón Rito Vergara y el civil Ricardo Miguel Chomicky. Todos están acusados de privaciones ilegítimas de la libertad, tormentos y asociación ilícita. Díaz Bessone y Lo Fiego además están procesados por 15 homicidios el primero y dos el segundo.