Liliana Gómez militaba en la JUP de Ingeniería cuando fue detenida el 9 julio del ’76, entre evocaciones del Día de la Independencia. En su testimonio en el juicio a represores en Rosario, la sobreviviente recordó que en el centro clandestino de detención de la ex Jefatura de Policía “se distinguía la noche porque las torturas eran mayores” y que “las personas que estaban ahí se excitaban, salían como de cacería”.
La testigo declaró este martes que pudo ver por debajo de la venda que la habían llevado a la Jefatura de Policía. “Allí comienzan a interrogarme, con golpes, sobre todo en los oídos; no tengo noción de tiempo, tengo pantallazos; después supe que estuve cinco o seis días”, contó.
Del Servicio de Informaciones (SI) Gómez comentó que pudo ver “al Cura (el policía Mario Marcote, uno de los acusados del juicio), que andaba con una cruz grande colgando”. Liliana también identificó a otro represor de apodo Tu Sam y a “el Ciego” (José Rubén Lofiego, otro de los imputados).
“Me acuerdo el olor a adrenalina y el olor a creolina –recordó la testigo–. A veces entro a un edificio público, ciento el olor a creolina y me remite al SI. Me vienen recuerdos de los gritos que uno sentía, las torturas”.
Gómez continuó: “Quiero decir que vi a Pedro Galeano, que yo escucho que lo habían torturado con un espéculo que habían secuestrado en un allanamiento. También estaban Adriana Veada, Patricia Antelo, Diana Comini, el matrimonio Ferrari con un hijo chico de 14 o 15 años, Cristina Rinaldi, Albornoz, Josefina Brebbia. No lo veo yo, pero sé que estaba (Rubén) Milberg. Sí veo a su mujer, que estaba con un embarazo muy avanzado, que lloraba y sabía que su marido estaba muy torturado”.
Liliana agregó que Galeano no podía ni siquiera tenerse parado por sus propios medios y que “tenía vómitos de sangre”.
Galeano apareció luego asesinado, aunque la prensa del momento dio crédito a la versión oficial que aseguró que había fallecido “en un enfrentamiento”.
Liliana recordó que durante su detención, cuando ya había sido trasladada del SI al penal de Devoto en Buenos Aires, le abrieron una causa federal. “El juez era Shop –apuntó la testigo–. Iba Soria a vernos y también iba la entonces defensora oficial Laura Cosidoy, que si bien era mi abogada de oficio, su trato no era de un defensor, nosotros sentíamos que era un interrogador”.
Laura Inés Cosidoy es en la actualidad jueza federal. Hace un año se declaró incompetente para integrar el tribunal oral que se preparaba para juzgar a los represores de la dictadura, por “haber sido amiga personal” del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri.
Al cierre de su testimonio Gómez realizó un reconocimiento a Néstor Kirchner. “Yo puedo estar acá porque hubo un presidente que se reconoció como parte de una generación devastada e impulsó la actual política de derechos humanos”, concluyó.