Descontento e impotencia de los taxistas ante la presión municipal.
Descontento e impotencia de los taxistas ante la presión municipal.

La Asociación de Conductores de Taxis Rosario convocó a una movilización para el próximo martes en contra una lluvia de sanciones dispuestas por la Municipalidad de Rosario en el marco de los controles realizados sobre la cantidad de horas que circulan. Los tacheros se quejaron de que “hay sanciones de todas las clases” y que los obligan a trabajar hasta 16 horas arriba de un tacho o les sacan la chapa.
 

En declaraciones a la prensa los taxistas mostraron su descontento y anunciaron una movilización que tendrá lugar el próximo martes a las 9.

Los trabajadores indicaron que dirigirán su protesta hacia el palacio municipal para denunciar la persecución por parte del Ejecutivo rosarino.

En declaraciones radiales, el titular de la Asociación de Conductores de Taxis Rosario, Francisco Báez, señaló que la medida de protesta que llevarán adelante también “será realizada por taxistas de otras provincias”.

Según Báez, la movilización apunta contra “la persecución que venimos soportando de la Municipalidad” y agregó que el del Ejecutivo “es un control desmesurado sobre las horas que trabajamos”.

“Estamos de acuerdo con los controles pero no desmesurados. Hay sanciones de toda clase, incluso a choferes que han sido siempre muy prolijos, que han tenido siempre todo en orden”, se quejó el dirigente, quien también resaltó el rol del servicio en la ciudad: “La gente tiene pánico y toma taxis, los colectivos van vacíos”, apuntó Báez, según publicó Crónica Santa Fe.

El sindicalista recordó que, según la ordenanza vigente, los taxistas tienen que cubrir entre 12 y 16 horas por jornada; y que esa normativa ha sido cuestionada históricamente por los taxistas, con diferentes medidas judiciales.

Además de los innumerables controles y sanciones que padecen los tacheros por parte de las autoridades, los nuevos sistemas de GPS permiten una persecución casi de ciencia ficción por parte de los servicios de radio, a los que además de pagarle por ese servicio, se dan el lujo de exigirles cosas imposibles para cualquier trabajador, a los que tratan como si fueran robots.
 

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