Fiebre de sábado a la noche desde las 21 por canal 7.
Fiebre de sábado a la noche desde las 21 por canal 7.

“Pasan los años y Cosquín no cae”, dice Carlos, un puntano que acude todos los años a este encuentro con características propias, y que si bien tiene como epicentro a la plaza Próspero Molina su espíritu trasciende los límites de la ciudad y salpica a toda la zona del Valle de Punilla.
 

Al igual que Carlos, turistas provenientes de diferentes puntos del país arribaron a Cosquín desbordando la capacidad hotelera, para disfrutar de la 51era. edición del Festival Nacional de Folclore que se realiza en esta ciudad y que anoche tuvo una
colorida apertura.

Casas alquiladas en las que habitan 10 personas (en su mayoría amuchadas), hoteles y hosterías repletas, gente que paga por un espacio en los patios de los hogares para instalarse con su carpa, son una muestra de lo que genera esta celebración que se erigió en la vidriera de la música folclórica argentina y que este año contempla 10 lunas.

“Cosquín, la capital del folclore”, aparece escrito en una de las calles de la ciudad, una frase que refleja una realidad que trasciende en el tiempo y se palpita en cada rincón.
Es que se hace imposible escaparle al folclore que se escucha desde una ventana en una casa alejada del centro de la fiesta, porque a cada paso es difícil no toparse con la foto de algún solista o conjunto, porque de alguna manera el festival se apropia de la ciudad, o la ciudad se adueña del festival.

Mientras en el tablado principal actuaban artistas como el armonicista rosarino Franco Luciani, uno de los instrumentistas más importantes del país que dio los primeros pasos en su carrera aquí -en 2002 obtuvo el premio Revelación y fue Consagración el año pasado-, y Peteco Carabajal, uno de los clásicos infaltables del encuentro, en las calles aledañas la gente que no accedió al predio no quedó afuera de la fiesta.

Muchos bailaron las chacareras entonadas por Peteco en la calle principal, otros prefirieron ver la fiesta a través de las pantallas colgadas en los bares más cercanos y también se sumaron los músicos que desenfundaron su guitarra para cantar en la calle.

Otros tantos, a eso de las 1.30, comenzaron a curiosear en las peñas de la zona “este año son 15 en total con la gran ausente que es la de Los Coplanacu,-, donde se puede sentir el otro lado del Cosquín. Como todos los años y durante la primera jornada, un pintoresco desfile se impuso en la peatonal San Martín. Gauchos en sus caballos, artistas callejeros, murgas, odaliscas, y cantores con caja entonando sus coplas, le dieron color a lo que fue la antesala del encuentro que anoche terminó con el dúo uruguayo Los
Olimareños, pasadas las 6 de la mañana.

Los clásicos choripanes (que adentro de la plaza se cobran a 9 pesos y afuera a 12) fueron los favoritos del público, según la cajera del puesto de comidas, porque “es la opción más barata”, mientras que el locro (a 30 pesos) quedó en segundo lugar entre los
elegidos. Las cervezas (a 10 el cuarto de litro y a 20 el medio) estuvieron codo a codo con el Fernet con Cola que se podía adquirir en distintas medidas.
 

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