El conocido bar Antártida, en Fisherton, fue asaltado el domingo pasado.
El conocido bar Antártida, en Fisherton, fue asaltado el domingo pasado.

En el último mes, Fisherton viene sufriendo una ola de asaltos que, según testimonios recogidos por este medio, “dan la sensación de que sólo es posible si hay zona liberada”. El comisario Gustavo Godoy, de la seccional 17ª, en la cuerda floja

El último robo se produjo este domingo al mediodía en el tradicional bar Antártida, ubicado en la intersección de la avenida Eva Perón y Sánchez de Loria, cuando uno de los integrantes de una pareja de jóvenes que se mueve a bordo de una moto de mediana cilindrada, ingresó a punta de revólver –se presume que calibre 38–, despojó a los parroquianos de sus pertenencias y se alzó con la caja del local.

El episodio es el corolario de una serie de hechos en el centro y otras zonas de Fisherton que llevó a decir a Ángela, una vecina con 50 años en el barrio, que “no hay dudas, han liberado una zona y hasta algunos guardias de seguridad privada dicen que conocen a los ladrones, pero no pueden hacer nada”.

Celulares, reproductores de mp3, billeteras, son el objetivo de la pareja de motoqueros a quienes, con algo de humor, algunos vecinos ya denominan “El Dúo Dinámico”, parodiando al antológico y por cierto psicodélico binomio Batman y Robin de la serie sesentista. “Son los mismos, andan en una moto roja, y el que se baja casi siempre es un muchacho medio mofletudo”, sostuvo la joven mamá de una alumna que asiste a uno de los colegios del barrio.

“A mí me quisieron arrebatar la cartera, y como advertí el movimiento la arrojé por encima del cerco de una casa vecina, pero el tipo pegó un salto, se metió en esa casa y salió de otro salto con la cartera en la mano, y mientras me insultaba se subió a la moto y salió a toda velocidad”, narró otra de las víctimas.

Consultados los guardias de una empresa de seguridad privada de una de las zonas más afectadas por la ola de arrebatos, robos y asaltos, opinó: “Los conocemos, y hasta sabemos dónde queda el barrio donde viven, pero no podemos hacer nada”.

—¿Y para qué están?, preguntó Redacción Rosario.
—Ah, eso pregúnteselo al dueño de la agencia–, fue la respuesta del vigilador, que corre en desventaja con los cacos: se moviliza encima de un caballo al que habría que mirarle bien los dientes, aunque sea regalado.

Este diario digital intentó comunicarse con el comisario Gustavo Godoy, responsable de la seccional 17ª, pero en reiteradas oportunidades personal de esa dependencia señalaron: “El jefe no llegó”, o bien, que “está haciendo diligencias”.

Más notas relacionadas
Más por Admin
Más en Ciudad

Dejá un comentario

Sugerencia

Un rompecabezas incompleto

Para recomponer el actual modelo de representatividad faltan piezas clave. Empresarios, Ju