Libia es el cuarto productor de petróleo de África y provee el 28 por ciento del que consume Italia. Empresas francesas, alemanas e italianas están en primera fila para repartirse el mercado, tras la inminente derrota de Muammar Al Khadafi a manos de la OTAN.

Al pie de la era post Khadafi en Libia, los gigantes internacionales del petróleo ya empezaron a hacer las cuentas y miran con indisimulado interés el crudo del país, cuyas reservas (no su producción actual) son superiores a las de cualquier otro Estado del norte africano y despiertan el apetito de las grandes potencias occidentales. 

La mayor duda que esos grupos tratan de despejar en estas horas es si en la “nueva” Libia habrá estabilidad –elemento clave para poder hacer negocios– o si, en cambio, el país entrará en una fase de turbulencias políticas.

Para el Estado miembro de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Libia es el cuarto productor africano, detrás de Nigeria, Argelia y Angola, con una producción de casi 1,8 millones de barriles por día.

Pero sus reservas son impactantes: unos 44 mil millones de barriles. Cercano desde siempre a Italia, Muammar Khadafi había hecho de Roma el primer socio en el campo de los hidrocarburos. Desde hace décadas, los gobiernos italianos, al margen de su color político, se esmeraron por mantener las mejores relaciones con Libia, país del que recibe el 28 por ciento del total de crudo que consume, equivalente al 32 por ciento de las exportaciones libias.

El ente petrolero italiano ENI opera en el país desde 1959, cuando comenzó a extraer crudo en una región del desierto del Sahara sudoriental. Después de Italia, los otros países que compran el petróleo libio son Francia, China y Alemania. 
S
egún expertos europeos, la producción volverá a crecer lentamente en los próximos meses, pero aun en la mejor de las previsiones se prevé que la oferta no logrará superar antes de 2012 la mitad de la producción existente antes del estallido del conflicto. Recién en 2013 se podría alcanzar el total de la producción previa al alzamiento.

Además de ENI, las otras grandes sociedades del sector presentes en el país son la francesa Total, la alemana Wintershall –la filial de extracción de gas y petróleo de BASF– y la tríada de colosos anglosajones: BP, Shell y Exxon Mobil. A raíz de la llegada de la oposición al gobierno se cree que podría haber cambios en la concesión de las licencias de explotación de los pozos, y eso preocupa.

Es probable que la Arabian Gulf Oil Company termine jugando un rol clave, visto que apenas iniciado el conflicto fue la primera en distanciarse de Khadafi.

Fuente: Tiempo Argentino  | Informe: María Bonelli

Tanto ENI como Total también parecen estar en la pole position de esta nueva carrera por el crudo libio. Tanto es así que ayer los papeles de ambos grupos subieron en las bolsas mundiales. Según algunos analistas, las compañías de Italia y Francia no deberían tener ningún problema con los nuevos dirigentes libios, cosa que podría en cambio ocurrir con las sociedades de Brasil, Rusia y China, países que en estas semanas de guerra se opusieron a la aplicación de sanciones contra Khadafi, aunque ayer mismo, los tres, estuvieron rápidos de reflejos y dijeron que están estudiando el reconocimiento inmediato de un nuevo gobierno.
 

 

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