Pérez Companc anunció que cerrará un molino en Romang dejando 84 trabajadores en la calle. La economía del pueblo depende del funcionamiento de la planta arrocera. En tanto la Nación y la Provincia gestionan la posibilidad de que se venda a productores de la zona, lo que garantizaría la continuidad laboral.
Los directivos de la planta que pertenece a Molinos Río de la Plata, una empresa del conglomerado de Gregorio Pérez Companc, anunció a sus trabajadores el cierre definitivo de la tercera planta modelo del país que no solamente acopia, seca y envasa el arroz sino que provee insumos a otras empresas satélites, como Budweiser, y cáscara de arroz para los pisos de pollo a los criaderos de toda la zona.
Aunque el pueblo se encuentra ubicado en una cuenca agrícola ganadera, la fundición y sobre todo el molino, son las industrias que le inyectan liquidez a la economía del lugar. Si el molino cierra sus puertas poco antes de fin de año, tal y como está anunciado, el pueblo dejará de percibir unos 300 mil pesos. Es decir un sueldo promedio de 3500 pesos multiplicado por los 84 trabajadores que pueden quedar en la calle.
Ese cálculo, que maneja la mayoría de los habitantes de Romang, fue el motivo de la marcha que se realizó el martes pasado. Los molineros, sus familiares y vecinos, reclamaron por la continuidad de la actividad del molino arrocero. En una caminata pacífica más de 700 personas se movilizaron hacia el acceso de la ciudad y cortaron el cruce de la Ruta 1 con la Avenida San Martín.
Por otra parte, el anuncio de la unificación de las cuatro plantas en la ciudad de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, despertó la atención de un grupo de empresarios arroceros de la costa santafesina, quienes manifestaron estar en condiciones de comprar la planta. Sin embargo, el problema que preocupa a todo el pueblo de Romang es la sospecha de que Molinos Río de la Plata no quiere vender, sino cerrar.
“Molinos Río de la Plata va a hacer un gran emprendimiento en Concepción. Pero la materia prima se la van a llevar de esta zona. ¿Entonces? Esta planta es un modelo industrial y Molinos la quiere cerrar. Es su responsabilidad venderla y no cerrarla”, sostuvo el delegado Rolando Tourn.
Hace diez días, los productores arroceros de la costa de San Javier se reunieron con representantes de Molinos Río de la Plata en la Ciudad de Buenos Aires. Luego, con funcionarios y legisladores provinciales, mantuvieron encuentros con el gobierno nacional. Los arroceros quieren que la planta siga funcionando y así mantener la fuente de trabajo. Pero hasta el momento son sólo negociaciones a cargo de los gobiernos nacional y provincia.
Mientras tanto, los trabajadores del molino siguen con atención los pasos de la supuesta venta. “Nosotros sabemos que el gobierno nacional les ofreció todas las garantías a los arroceros que quieren comprar. El punto es que existe un pliego de condiciones y ese pliego no tiene precio. Entonces, además de la obligación de nuclearse en una cooperativa para convertirse en sujetos de crédito, los arroceros deben ponerle el precio al molino”, explicó Tourn,
“Por eso nosotros creemos que Molinos no quiere vender. Si no hubiera puesto un precio base aunque sea. Luego de que se nucleen, los arroceros tienen que mandar una persona a que vea las instalaciones para hacer un informe y ponerle precio”, agregó.
Romang es una comuna ubicada en el norte de la provincia de Santa Fe, a 40 kilómetros de Reconquista y a 268 de su capital. Son 15 cuadras, en las que todos se conocen y todos se saludan. La calle principal, asfaltada, termina en una hermosa ribera que invita al mate y al descanso. En la otra punta del río, cerca de la Ruta 1, apenas metros después del cartel de bienvenida, funciona, desde 1968, el molino, que junto con la fundición, forma el corazón mismo del pueblo.
Fuente: Tiempo Argentino
