En 1833, una corbeta de la Marina Real tomó las Islas Malvinas por la fuerza de la Argentina, en tiempos de paz y sin previo aviso ni declaración de intenciones. Desde entonces, la Argentina y Gran Bretaña han estado discutiendo acerca de estas islas que se encuentran justo frente a la costa de Argentina y a 14.000 km de Londres.

En 1965, mediante la Resolución 2065 (XX), la ONU define al reclamo de Gran Bretaña sobre las islas como una forma de colonialismo y reconoce la existencia de una disputa de soberanía entre ambos países, instando a los dos gobiernos a resolverla a través de conversaciones.

Al año siguiente, después de la aprobación de esa resolución, se iniciaron las negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido sobre la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, que continuaron a lo largo de la década de 1970 y en la década de 1980. Durante ese período, las distintas fórmulas para la entrega a la Argentina eran consideradas, algunas de ellas se reflejan en un memorando de entendimiento.

El mandato de la ONU, ratificado por nueve resoluciones posteriores de la Asamblea General y renovado cada año desde el Comité Especial de Descolonización, sigue en vigor y todavía no ha sido implementado debido a la decisión unilateral del Reino Unido.

Tanto la Argentina y Gran Bretaña son democracias cuyas respectivas calidades hoy se día miden por su capacidad de diálogo y negociación para resolver las disputas. Hoy en día no hay espacio para rechazar el diálogo. Mi país se ha comprometido a alcanzar una solución pacífica del conflicto que respete la forma de vida de los isleños, este compromiso está recogido en nuestra Constitución.

En lo fundamental de este deber democrático, existe la obligación de contribuir a uno de los principales objetivos de la ONU: acabar con el colonialismo. Vale la pena señalar que de las 16 disputas de soberanía colonial que la ONU está tratando, diez involucran a Gran Bretaña como la potencia colonial.

Es imperativo que el Reino Unido abandone algunas acciones -como incomprensibles ejercicios militares y la explotación de recursos naturales en violación de resoluciones de la ONU- que empeoran la situación en las Islas Malvinas.

Esta preocupación por la falta de resolución de la cuestión de las Islas Malvinas es compartida por la inmensa mayoría de la comunidad internacional. En particular, nuestros dos países han sido instados a reanudar negociaciones por los principales órganos regionales (Mercosur, Unión de Naciones Suramericanas, la Comunidad de Países de Latinoamérica y el Caribe) así como la Organización de Estados Americanos.

En el escenario mundial el diálogo entre la Argentina y el Reino Unido en defensa del respeto del derecho internacional es visto como la mejor solución a los conflictos en todo el mundo.

¿Por qué no se aplica este principio por Gran Bretaña en las Islas Malvinas? Los desafíos planteados por el siglo 21 para el Reino Unido y Argentina exigen que ambas naciones resuelvan este conflicto colonial que data del siglo 19. Argentina está decidida a resolverlo a través de las conversaciones. Sólo el Reino Unido no se encuentra en la mesa de negociaciones.

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