Foto: Télam
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La Justicia de Francia procesó a el ex presidente Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias debido a sospechas de que contaba con informantes en la Justicia y la policía que le revelaban detalles de investigaciones que lo conciernen.

El político conservador hizo declaraciones este miércoles, después de más de dos años, y en una entrevista negó las acusaciones y denunció un «ensañamiento» y una «instrumentalización» de la Justicia.

El ex mandatario, de 59 años, fue procesado por esos delitos esta madrugada tras un interrogatorio de 15 horas -inédito para un ex Jefe de Estado- en la sede de la Oficina Central de Lucha Contra la Corrupción y las Infracciones Financieras y Fiscales (OCLCIFF) de Nanterre, cerca de París.

La corrupción, el tráfico de influencia y la violación del secreto de sumario son delitos que en Francia contemplan penas de hasta 10 años de prisión y 150.000 euros de multa según las circunstancias, y además el Código Penal prevé penas suplementarias, como la inhabilitación para ejercer cargos públicos.

Tras ser interrogado, Sarkozy fue trasladado al Polo financiero de París para presentarse ante los jueces y enterarse de su procesamiento, antes de dejar el lugar sin ser visto, en horas de la madrugada.

Los magistrados del caso -que deberán decidir ahora si hay méritos para iniciar un juicio a Sarkozy- sospechan que el ex presidente contaba con «una red de informantes» en el seno de la policía y la Justicia que lo advertía sobre el curso de la media docena de investigaciones judiciales en las que figura su nombre.

«La situación es suficientemente grave para que les diga a los franceses la realidad de la instrumentalización política que existe de una parte de la Justicia», dijo Sarkozy esta noche en el noticiero más visto de Francia, el de las 20 horas del canal privado TF1.

«Nunca traicioné la confianza de los franceses ni cometí un acto contrario a los principios republicanos. Estoy sorprendido por esta situación. No pretendo ningún privilegio, y si cometí una falta asumiré las consecuencias. No soy un hombre que huya de sus responsabilidades», remarcó, con tono sereno y seguro.

El presidente, el socialista Francois Hollande, invocó la «independencia de la Justicia» y el «derecho de presunción de inocencia» en un breve cruce con periodistas que le preguntaron sobre la decisión contra Sarkozy, a la salida de la reunión de Consejo de Ministros.

El primer ministro Manuel Valls, subrayó que «nadie se encuentra por encima de la ley, menos ante acusaciones tan graves», en declaraciones el canal privado de noticias BFM TV.

En la entrevista de unos 15 minutos, Sarkozy buscó «poner como testigos a los franceses» de lo que califica como un «ensañamiento personal».

«En nuestro país, que es el de los Derechos Humanos y el Estado de derecho, hay cosas que se están organizando. Todo eso es para dar una imagen de mí que no es conforme a la realidad», agregó.

La reaparición de Sarkozy tuvo lugar en una cadena afín a él, TF1, cuyo propietario, Martin Bouygues, es una de las mayores fortunas de Francia y padrino de uno de los hijos del ex presidente.

Sarkozy ya había sido procesado el año pasado en el `caso Bettencourt`, acusado de abusar de la senilidad de la millonaria Liliane Bettencourt, dueña de L`Oréal, para obtener de ellas dinero para su campaña, pero pocas semanas después la causa no prosperó y el político fue absuelto.

Consultado en la entrevista sobre si será candidato a liderar a la oposición conservadora, el ex jefe de Estado dijo que lo decidirá en septiembre próximo antes de las internas partidarias.

Sarkozy pretende regresar a la política de cara a la elección presidencial de 2017, pero su procesamiento solo logró apoyos menores dentro de su coalición, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), inmersa en luchas internas y deudas económicas que amenazan con desmembrar al principal partido opositor.

«Visto nuestra actualidad, es claro que necesitamos un salvador, que indudablemente podría ser Sarkozy. Pero no necesitamos un salvador que pueda explotar en pleno vuelo», advirtió el diputado de la UMP Philippe Gosselin en la radio Europe 1.

Además de esta investigación sobre el posible tráfico de influencias, la Justicia francesa mantiene abierta otras cinco pesquisas donde figura el nombre de Sarkozy, entre ellas una por presunto financiamiento de su campaña electoral de 2007 con dinero donado por el ex líder libio Muammar Kaddafi.

El lunes, la justicia gala había comenzado a estrechar el cerco en torno a Sarkozy con la detención de su abogado, Thierry Herzog, y dos magistrados de la Corte de Casación, Gilbert Azibert y Patrick Sassoust, acusados de haber advertido a Sarkozy de que la Justicia había intervenido su teléfono móvil.

Los tres hombres fueron procesados ayer en la misma causa que Sarkozy.

Decididas en septiembre de 2013, las escuchas al ex Jefe de Estado y su entorno tuvieron lugar en el marco de la investigación sobre el financiamiento de su campaña presidencial.

Con las escuchas, los investigadores constataron un tono lacónico de Sarkozy al teléfono y descubrieron que poseía otro celular con un nombre falso que terminaría sacando a la luz un «sistema de información» que salpica a magistrados y policías.

Fuente: Télam

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