Robles y Martinez integran Engranajes. Ani Books hace el aguante.
Juan Manuel Robles y Tomás Martinez integran Engranajes; Ani Books hace el aguante. Foto: Manuel Costa.

Un grupo de jóvenes crearon Engranajes, una cooperativa cultural en búsqueda de un paradigma que permita a músicos locales mejorar el “trato” con bolicheros. El viernes 29 lanzan el ciclo Hacete fan de un rosarino, junto a bandas del palo.

La Cooperativa Engranajes nació hace muy poco, pero heredó la experiencia militante de la Asociación y Biblioteca Popular Engranajes, una ONG de Villa Constitución en defensa de la niñez y la familia.

Esta iniciativa que tiene como protagonista principalmente a músicos de la ciudad, promete un cambio de cabeza: “La Cooperativa tiene un formato de empresa pero cada uno de los trabajadores tiene el mismo tipo de decisión e influencia, por esto es que no queremos trabajar en relación de dependencia. Nos juntamos por una necesidad en común que creemos tienen todos los músicos del ambiente under”, contó a este periódico, el cantante y compositor Juan Manuel Robles, de los grupos Gay Gay Guys, y de The Commoners.

“Queremos vivir de la música. No queremos pagar más para tocar”, agregó el compositor de 22 años, que comparte el proyecto con Tomás Martínez; Nicolás Carrieres; Matías Maurici; Mauricio Vera y Alejo Serrano Andino

Este próximo viernes 29 de agosto a las 21.30 horas en Plataforma Lavardén, Engranajes impulsa su tercer evento para reforzar su presencia en la ciudady plantear sus reivindicaciones. El Regreso del Coelacanto, Ani Books and the Freaking Nipples y Blizters, se suman a la movida de los músicos y se prenden a tocar en el ciclo itinerante Hacete fan de un rosarino.

Robles asegura la necesidad de generar otro paradigma para el mercado actual: “Muchas viejas prácticas se ven desplazadas muy gradualmente por la experiencia cooperativa”; y admitió que el contexto político de los últimos años los movilizó: “Este espacio es un lugar ideal para construir políticamente una nueva forma de laburo, y es otra carta para jugarle a los empresarios. Nosotros no queremos que desaparezcan, queremos que nos paguen”.

De cómo fue prendiendo la cosa, Tomás Martínez, bajista de Gay Gay Guys, comentó que en el Centro Cultural La Toma (donde realizaron las primeras reuniones) encontraron un espacio tangible: “Empezamos a contactarnos con gente que le pasaba lo mismo, no sólo músicos, y le pusimos pila. Cuando ya estás ahí, le metés”, señaló.

“Mi necesidad de sumarme a la Cooperativa –cuenta Tomás– tiene que ver con que cuándo empecé  tocar el bajo, no podía hacer redituable mi trabajo. Uno le dedicó a esto un montón de tiempo. Ahora nos dimos cuenta de que podemos hacerlo nosotros mismos”.

La situación en el circuito suele ser a grandes rasgos, muy injusta para los músicos. Los «tratos” empresariales suelen variar, algunos bolicheros a los grupos un piso de entradas anticipadas vendidas para asegurarse una cantidad de plata; también acostumbran a quedarse un porcentaje de las entradas vendidas. En muchos casos los bares cobran a las bandas el sonido, otras veces las luces; y en otros, hasta la publicidad de los show en las emisoras de radio. Lo cierto es que muchas de estas prácticas fueron avanzando y los músicos retrocediendo.

Otra problemática que comparten empresarios y músicos tiene que ver con la ordenanza vigente que regula espacios de recreación y que data de 1972.  Por este motivo, la Municipalidad en los meses de mayo y junio clausuró reductos nocturnos por exceso de decibeles e implementó el polémico artículo de amenización musical. “Exceptuando el cierre de McNamara, los lugares que tenían arreglos más dignos, la Municipalidad los cerró”, aseguró Robles.

La cantante Ani Books, que está al frente de the Freaking Nipples; no integra la Cooperativa (todavía) pero le brinda un fuerte apoyo, y será parte del recital en Lavardén el viernes 29 de agosto.

La vocalista, que también es parte de la banda Lima Sur,  aseguró que gracias a la aprobación de la Ley de la Música y la militancia que se viene desarrollando , la cosa se fue inclinando para el lado del músico. “Cuando apareció la Ley, se empezó a comentar esto de que no hay que pagar para tocar, comenzó a quedar un poco mal que desde el bar te pidan pagar el sonido. Los bares comercializan alcohol y menúes y sacan su buen tajada. Entonces es injusto que te cobren por el espacio y el sonido. La Ley de la Música es clara y esos gastos los debe solventar el dueño del lugar», aseguró.

De los nuevos espacios y las cuestiones legales, la vocalista,  afirmó: “Hay nuevos lugares que se abrieron, pero por otro lado están limitados por las ordenanzas municipales, como el tema de la categoría de Amenización Musical en que increíblemente te prohíben bailar”.

Nota publicada en el periódico El Eslabón nº 157

 

 

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Un comentario

  1. michael ortiz

    29/08/2014 en 0:24

    Comparto totalmente la idea de los musicos y me gustaria que se comuniquen conmigo aqui les dejo mi numero.: 3413765501

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