Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

Tras las agresiones sufridas por un grupo de movileros de los canales 3 y 5, una asamblea de trabajadores trazó un duro cuadro de situación sobre la violencia actual en la ciudad, como limitante para el ejercicio de la profesión. El Sindicato avanza en la elaboración de un protocolo de seguridad.

Los aprietes e intimidaciones sufridos el domingo 23 de agosto por los cronistas y camarógrafos de los móviles de Canal 3 y Canal 5 de Rosario obraron como la gota que rebalsó el vaso. “Esta es una realidad que se ha acentuado y venimos denunciando hace tiempo, pero la vida de los compañeros está por encima de todo”, fue la lectura del titular del Sindicato de Prensa de Rosario (SPR), Edgardo Carmona. La problemática desencadenó la convocatoria a una asamblea sindical extraordinaria, realizada el miércoles pasado, en la que periodistas de todos los medios de la ciudad coincidieron –en su amplia mayoría– en que el hecho debe ser tomado como bisagra y que “se imponen medidas que tendrán que asumir las empresas y el gobierno”. Hubo fuertes críticas a la Casa Gris y a la Policía provincial.

“Está claro que no quieren que informemos los hechos de violencia y los homicidios, pero acá está en juego el derecho a la información”, fue uno de los planteos que recibió la aprobación de la masiva concurrencia de trabajadores de prensa en la sede del SPR.
El debate generado entre los periodistas alcanzó niveles de gran profundidad. Se analizó el contexto de violencia creciente en la ciudad de los últimos años, en los que los homicidios se dispararon a índices que multiplican por cinco la media nacional. Y llovieron críticas para la Policía, el gobierno provincial, el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, y su secretario Gerardo Chaumont, al que llamaron “el principal comentarista de la realidad santafesina”.

El click

El hecho que funcionó como disparador de la alarma y el debate fue la tensa situación que vivieron los periodistas de Canal 5 y Canal 3, el domingo 23 de agosto, cuando recibieron amenazas y agresiones por parte de allegados de un hombre que fuera hallado muerto en la calle, en la madrugada de ese mismo día, en Constitución y Amenábar.

Los trabajadores de prensa denunciaron ante la Comisión de Libertad de Expresión del SPR que cuando concurrieron al barrio San Francisquito, cerca del mediodía, para realizar sus producciones periodísticas, fueron abordados por algunas personas que les demandaron que se retiraran del lugar sin preguntar nada y no tomaran imágenes.

Según relataron los trabajadores de Canal 3, un hombre con capucha pasó por el lugar y les dijo que no filmaran nada, que no había nada para mostrar, mientras otro se acercó muy agresivo a exigirles que se fueran: “Los voy a matar, ¡tómensela de acá! Voy a buscar el fierro”, les dijo, y entró en un pasillo.
Por su lado, los cronistas de Canal 5 comentaron que cuando se pusieron a conversar con los vecinos a fin de recolectar datos para realizar la crónica de lo sucedido y se aprestaban a entrevistar a la dueña de un comercio que se encontraba abierto en ese momento, tres jóvenes se les acercaron y comenzaron a reclamarles con agresividad que se retiraran, que no preguntaran nada y, sobre todo, que no tomaran imágenes. Los trabajadores de prensa intentaron explicar que estaban allí para trabajar y que ya se irían. Los agresores se alejaron, pero volvieron acompañados de un grupo de entre 8 y 10 personas, entre las cuales se encontraban dos que exhibían cuchillos en forma amenazante y un tercero que dejaba ver que tenía en su cintura un arma de fuego.

Ante esta situación, el camarógrafo bajó la filmadora, pero siguió grabando tomando registro de audio de los insultos, agresiones y amenazas. La periodista, a través de su celular intentó pedir la asistencia del 911. Los agresores patearon la cámara con la clara intención de dañarla. Entre insultos y amenazas, los periodistas salieron del lugar a punta de cuchillo, aunque por suerte sin lesiones físicas. Ya sobre el móvil, les tiraron piedrazos que rompieron la luneta trasera del vehículo.

De todos los relatos surge la misma observación: que en la realización de la labor, los cronistas están habituados a reacciones antipáticas, pero que “jamás se habían enfrentado a una situación tan agresiva y violenta”.

El Sindicato de Prensa decidió convocar entonces a una asamblea extraordinaria y lo enmarcaron como “parte de un contexto que se viene profundizando”.

El rol de la Policía

“Hechos similares nos han ocurrido en otros lugares, donde hay un componente que se repite, que es el papel que está cumpliendo la Policía. Meses atrás, en Cabín 9, mientras hablábamos con vecinos se produjo un momento de gran tensión, vimos como al mismo tiempo los patrulleros se fueron y nos dejaron solos”, contó una joven cronista para graficar ante sus colegas en asamblea, cómo se comportan en ocasiones los uniformados.

Varios de los trabajadores de prensa presentes, comentaron situaciones similares, ante hechos donde aparece cuestionada la propia institución, como cuando vecinos de determinados barrios denuncian búnkeres de drogas y la connivencia con las comisarías de la zona.

“Ante la violencia que sufre toda la sociedad, no sólo nosotros los periodistas –aunque por nuestra tarea a veces estamos muy expuestos–, no nos podemos amparar en la Policía. Porque la Policía es parte del problema, compañeros”, fue el planteo que arrojó uno de los periodistas que recorre cotidianamente los barrios de la ciudad.

Críticas al gobierno

La reunión en la sede del SPR, que estuvo presidida por Carmona y la comisión directiva sindical en pleno, sirvió para recoger numerosas quejas que apuntaron especialmente a un blanco: el gobierno provincial.

“Una vez más, ahora ante episodios como el sufrido por nuestros colegas o ante la muerte del hermano de Pablo (por el arquitecto asesinado Sandro Procopio) la respuesta del gobierno y el ministro de Seguridad es el silencio, la nada misma. Hace cuatro días que (Raúl) Lamberto está escondido y no sale a dar la cara”, apuntó una periodista.

“Tenemos que terminar con esta buena onda con el socialismo, que no sé de dónde viene. Tenemos que ir a hacer nuestros planteos y reclamos con firmeza”, dijo uno de los cronistas, que luego se preguntó: “¿Por qué carajo siempre tanta buena onda, que Pato de acá, que Mónica de allá?”. Y luego agregó: “Y a los pocos que tienen los huevos de hacer una crítica o decir lo que no les gusta, se los tacha de kirchneristas”.

“Está claro que del gobierno y la Policía no quieren que demos este tipo de informaciones, que tienen que ver con los homicidios, con la violencia; y aunque nuestro laburo es contar estas cosas, porque una muerte es noticia, no puede ser a costa de la exposición de los trabajadores de prensa”, se remarcó.

Las empresas

Entre los señalamientos que se oyeron con vehemencia en el encuentro de periodistas, las críticas a las políticas editoriales de las empresas también estuvieron a la orden del día.

“Tenemos que discutir dentro de los medios cómo muchas veces la línea editorial de la empresas condiciona después el trabajo de los periodistas que salimos a la calle, cómo se estigmatizan barrios o vecinos, con los cuales después nosotros vamos a dialogar y nos esperan con bronca, en ciertos casos legítima”, propuso un joven redactor de uno de los matutinos locales.

También se puso en cuestión la habilitación libre de los comentarios en algunos de los portales digitales de la ciudad, “en los que cualquiera puede decir barbaridades que quedan al mismo nivel del artículo, pero el que queda poniendo la jeta es el que firma la nota”, señaló un veterano periodista, que también incluyó en la crítica la “liberación indiscriminada de los llamados de los oyentes”.

“¿Desde cuándo los programas de radios los hacen los oyentes y la información la escriben los lectores, que sin chequear nada, de repente, dan por hecho que Cristina en persona prendió fuego todas las urnas de Tucumán. Hay que pensar de nuevo estos temas y estas ideas de las empresas que crean con esto la ilusión de una comunicación participativa”, dijo palabras más, palabras menos, un verborrágico comentarista deportivo.

“Tenemos que sacarnos esa idea que todavía nos meten en las empresas, e incluso en los centros de formación, de la primicia, la inmediatez y la exclusividad con respecto a la información”, se plantó un periodista de larga trayectoria en la ciudad y docente de redacción de la facultad. Y añadió: “Porque eso también genera incursiones aisladas, individuales, cuando ante este panorama de mayores riesgos tenemos que apostar a andar juntos, comunicarnos entre los movileros y concurrir al mismo tiempo al lugar de los hechos”.

“Además, porque con el tema de la primicia las redes sociales, que muchas veces tiran cualquier verdura, ya nos rompieron el orto”, agregó menos académico uno de los movileros de radio y TV más experimentados de Rosario.

El debate sobre el oficio

El nivel de discusión, que contó con la coordinación de la secretaria gremial del SPR Stella Hernández –quien se ocupó de que haya circulación de la palabra–, también alcanzó la reflexión sobre el propio oficio.

“Tenemos que, además de establecer un protocolo de seguridad, repensar nuestras prácticas, para qué vamos al lugar que vamos, cómo abordamos a la gente, y ponernos en su lugar cuando son personas que han sido históricamente estigmatizadas y ninguneadas por el Estado y los propios medios de comunicación”, planteó otro joven periodista.

“Con respecto a la violencia creciente, y sin caer en la estigmatización de los barrios más castigados, teniendo en cuenta que no podemos ampararnos en la policía, debemos repensar nuestra relación con el territorio, establecer una relación más estrecha con los referentes sociales, de las organizaciones comunitarias y vecinales, a quienes podamos llamar antes de ir a un lugar, y que incluso nos puedan acompañar en una recorrida por los lugares a donde vamos a buscar la noticia”, postuló otro, tras lo cual alguien reforzó la idea de que “el Sindicato establezca una base de datos, y articule la relación con esas organizaciones territoriales, que permitan tejer una red con esos espacios sociales”.

Sobre el cierre de la asamblea de periodistas, que sirvió para catalizar bronca, rodear de solidaridad a los trabajadores agredidos, trazar un cuadro de situación y avanzar en la elaboración de un nuevo protocolo de seguridad para discutir con las autoridades provinciales (ver a aparte), el gremio se comprometió a impulsar los cambios necesarios “tanto con respecto a los gobiernos como a las empresas” y defender “la vida de los laburantes” y “el derecho a la información” que, tal cual lo expresó al final Edgardo Carmona y coincidió la mayoría de los presentes, es lo que está en juego.

Un protocolo para reducir riesgos

En un comunicado, el Sindicato de Prensa Rosario, luego de la reunión realizada en la sede de la organización gremial, reafirmó su “compromiso inclaudicable con la sociedad de garantizar el derecho humano a la información” y adelantó que se pondrá en marcha un protocolo de seguridad que nuclee pautas para reducir el riesgo al mínimo.

“La inseguridad no afecta a la prensa exclusivamente, sino que es una problemática de toda la sociedad, pero en el ejercicio periodístico la exposición a situaciones riesgosas es casi ineludible. La modificación de estas condiciones requiere, y así lo reiteró el SPR en la reunión con el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, y el secretario de Seguridad, Gerardo Chaumont, la intervención activa, inmediata y eficaz de los poderes del Estado en todos sus niveles con resultados que trasciendan las declaraciones”, dice el texto del SPR.

Además, llama a que “el compromiso de las empresas periodísticas se convierta en acciones concretas en resguardo de la integridad de sus trabajadores”.

En este proceso, la asamblea asumió la necesidad de fortalecer la organización interna en los distintos medios de comunicación y militar la toma de conciencia en todos los niveles de decisión de las redacciones para optimizar la seguridad en el desempeño del trabajo con evaluaciones correctas sobre las coberturas noticiosas.

También se enfatizó el papel de la capacitación para conocer las medidas preventivas y aprender a actuar en situaciones de riesgo, para garantizar la formación es fundamental además el compromiso de las empresas.

“La asamblea mostró que los riesgos en la cobertura noticiosa preocupan a todos los trabajadores, especialmente porque si se limita el trabajo periodístico, se limita la calidad de la información y en consecuencia se limita severamente el derecho de la sociedad a informarse y expresarse. Una sociedad que no está bien informada, no es plenamente libre”, señaló el documento elaborado por el sindicato que agrupa a los periodistas de la ciudad.

Fuente: El Eslabón

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