Las cocheras subterráneas proyectadas en el acceso a la Estación Rosario Central, no parecen venir con buena estrella. No sólo tuvieron que extender su licitación porque no hubo quien comprara el pliego, sino que organizaciones rosarinas de distinto pelo y señales, juntan firmas para que no se concreten. La movida se extenderá hasta el 15 de octubre, cuando finalice la prórroga de los pliegos.
Se muestran satisfechos con la adhesión que logran cada sábado en las peatonales y no pasan por alto una inconsistencia: el esbozo que presentó la Municipalidad en 2011 y el plano final con el que salió a conquistar oferentes, son diferentes.
La diferencia no es menor. El plano con el que las cocheras subterráneas salieron aprobadas del Concejo, “afecta gravemente, en un 70 por ciento la superficie de ingreso a Rosario Central, y con esto la posibilidad de que a futuro se pueda restablecer el servicio ferroviario”, explicó Carlos Fernández, portavoz del movimiento que busca frenar la obra, proyectada para albergar 280 vehículos.
La diferencia que citan está plasmada en un gráfico, en el reverso de los volantes que reparten en defensa del acceso ferroviario a la Estación Rosario Central. “En el 2011, el Plan Integral de Movilidad, de la Municipalidad, preveía una ubicación distinta para las cocheras que no interfería, pero la versión que el año pasado enviaron al Concejo, cambiaron la forma y nosotros creemos que eso afecta a una posible llegada del ferrocarril”, explicó.
¿Algo o alguien se beneficia con esa modificación? “No lo sé, sólo sé a quien perjudica”, dijo Fernández. Además señaló que, en esas condiciones, la licitación está en contra de uno de los artículos de la ordenanza madre de las cocheras subterráneas que establece taxativamente “cualquiera de los proyectos que se realicen no tienen que afectar usos actuales o futuros de ferrocarril o instalaciones relacionadas con el mismo”.
La comitiva que busca frenar las cocheras llegó hasta el Concejo para exponer la contradicción citada pero allí, “el secretario de Planeamiento (Pablo Barese) aseguró de palabra a los ediles que no se afectaría el posible uso ferroviario, cosa que nosotros no compartimos de ninguna manera”, enfatizó.
La resistencia comenzó formalmente dos semanas atrás, con un acto del que participaron entre otras, junto a la Asociación Amigos del Riel, Asociación Civil Tren para todos, Foro Comunitario Construir Igualdad, Centro de Estudios Urbanos de Rosario, Centros de Estudios de Transporte Intermodal, Fundación Igualar, Movimiento Evita, Frente Social y Popular, Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, Ciudad Futura, Kolina, Nuevo Encuentro, Peronismo Militante, La Cámpora, Iniciativa Popular, Asociación Vecinos Afectados por Obras, Corriente Agraria Nacional y Popular, Movimiento Genera Manuel Dorrego, Sindicato La Fraternidad seccional Rosario Mitre, Escuela Técnica Maquinista Carlos Gallini y Asociación Mutual de Ayuda entre Ferroviarios, Jubilados y Activos “Banquito Ferroviario”.
Un pasado que fue mejor
“La idea es formar una corriente de opinión que se oponga a la construcción de las cocheras tal como quedaron diseñadas”, comentó Fernández y dijo que deberían estar en paralelo o al servicio del futuro ferroviario. ¿Qué tan lejos queda ese futuro? Lo que marca la necesidad. “Hace cuarenta años uno tomaba un tren aquí y llegaba a Fisherton en 20 o 21 minutos”, relató y dijo que la recuperación del acceso con Rosario Norte, unos 1.200 metros, en el marco de un proyecto de recuperación de la Estación, sin interferir en la urbanización.