A tan sólo unos días de la publicación de Días de Fuerza, la agrupación local se prepara para su presentación que tendrá lugar este viernes en la Sala Lavardén. Un desafío que implica trasladar una impronta orquestal al vivo.
A fines de la década del 60 y principios de los 70, el maridaje entre experimentación y mercantilización en la música alcanzó el punto más sólido de comunión en la historia de las grabaciones de audio. Discos como Pet Sounds (1966) de Los Beach Boys, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) de Los Beatles y A Saucerful of Secrets (1968) de Pink Floyd –por nombrar algunos–, vendían decenas de millones de copias. Sí, ¡decenas de millones! Y entre los géneros musicales que pululaban por aquel entonces en torno a la cultura psicodélica se encontraba el pop orquestal, también conocido como pop barroco. El cual fusionaba rock y pop con música clásica y barroca. Pero la efímera popularidad de esta amalgama fue cayendo con el surgimiento del punk rock, el hard rock y la música disco hasta convertirse en una anacrónica rareza.
Sin embargo, en la década del noventa, el retorno de aquella sonoridad reprimida tuvo un fuerte impulso como respuesta a la tendencia lo-fi (baja calidad); y desde entonces, los exponentes del género, aunque escasos, se han ido renovando, manteniendo al género con vida. Este renacimiento, fuerte en América anglosajona y gran parte de Europa, no tuvo lugar en Latinoamérica. Razón por la cual Días de fuerza, segundo disco de la agrupación rosarina Alucinaria, se erige como diacrítico entre la creciente marea de lanzamientos discográficos a nivel nacional y local.
Pablo Comas, cantante, guitarrista y compositor de la banda, junto al baterista Federico Toscano, se reunió con este cronista para narrar las vicisitudes de la grabación de su segunda producción fonográfica, titulada Días de Fuerza. Una épica obra conceptual que tiene como eje temático al ego y está compuesta por 14 canciones en las que desfilan diversos instrumentos de cuerda y de viento.
La formación de Alucinaria se completa con Pablo Giulietti en guitarra, Federico Oti en bajo y la eventual participación de Dani Pérez en teclados. Desde sus comienzos a mediados de la década pasada, la banda sufrió numeroso cambios en sus filas. “Cuando presenté los temas nuevos, uno de los integrantes se fue. No podía entender que si nos estaba yendo relativamente bien haciendo lo que hacíamos, por qué buscaríamos dar un giro. Cuando toqué el cuarto o quinto tema nuevo en un ensayo, el loco dijo: «Esto es una estupidez, tenemos que aprender a tocar de vuelta para hacer esto». Y tenía razón, hubo que aprender a tocar de vuelta. Siete de las canciones nuevas las compuse con el teclado, y yo no soy tecladista“, ironizó Comas.
Y agregó: “Nuestro primer disco es de género, un disco de época, que tiene una estética homogeneizada en la que quizás lo que se corre un poco son las letras. Tiene una producción más tradicional, es más prolijo, hasta más profesional y completo desde el punto de vista del audio”.
Días de Fuerza también se diferencia de La última rotación del sol —opera prima del conjunto— en su producción. La misma estuvo a cargo, casi exclusivamente, de los miembros de la banda.
“Se trataba de un disco demasiado personal para delegarlo a otra persona. Si no lo hubiésemos trabajado nosotros, probablemente lo hubiésemos terminado antes, pero de seguro el resultado no habría sido el que buscamos”, remarcó Toscano, quien también se encarga de la identidad gráfica de la banda.
El proceso de gestación del flamante trabajo de Alucinaria fue de casi dos años y medio. En referencia a la extensión que les demandó terminar la obra, Comas dejó en claro que “algunas cuestiones personales lo retrasaron, situaciones donde no se podía seguir. Pero el tiempo neto de grabación no fue tanto. Se perdió mucho tiempo en 2014. La decisión de producirlo a puertas adentro, sumada a nuestra inexperiencia y falta de infraestructura, lo dilató. A su vez no era un disco fácil. Es un disco largo, con instrumentación de cuerdas, vientos, teclados y partes y rítmicas distintas.”
“Si hubiésemos tenido la posibilidad de internarnos en un estudio, no hubiésemos tardado tanto”, acotó el baterista.
“Nuestra producción es poca en cantidad pero estamos muy orgullosos de los discos que hicimos, no creo que sean dos discos más. Estamos en un momento en el que todo el mundo saca discos todo el tiempo. Yo al igual que vos me conecto a una red social en la que en mi comunidad hay 130 músicos y 300 de ellos están sacando discos. La mayoría de las cosas no están buenas y no digo esto sólo a nivel Rosario, sino en general. Voy a un festival donde supuestamente están las jóvenes promesas y hay muy pocas cosas para rescatar. Es poco, pero también es una reacción a un modo de hacer las cosas que está totalmente impuesto, que es el de pensar que uno es prolífico por sacar un disco cada año y medio”, polemizó el vocalista.
La presentación de Días de Fuerza tendrá lugar el viernes 20 de mayo en la Plataforma Lavardén, allí el cuarteto se enfrentará al desafío de resolver en vivo las canciones del disco prescindiendo de la mayoría de los invitados que aportaron arreglos para la grabación.
Con respecto a esta aparente dificultad, Comas manifestó que “hubo discos que los Beatles nunca tocaron en vivo porque no los podían reproducir en esa instancia. De hecho le pasaba a todas las bandas de pop orquestal, le pasaba a los Beach Boys, que es quizás la banda de referencia más importante en nuestro disco. A nosotros nos encanta esa música y no vamos a dejar de hacerla, a riesgo de que alguien que va a ver uno de nuestros shows se sienta engañado por falta de fidelidad con las grabaciones”.
“Para tocar ese tipo de música tenés que tener mucho trainning y contar con un armado totalizador”, precisó Toscano.
Publicado en la edición 247 del periódico El Eslabón.
