Una de las peores tragedias de los últimos años tuvo lugar en Niza: 84 personas que festejaban la fiesta nacional francesa murieron atropelladas por un camión que conducía un hombre de origen tunecino. El gobierno lo calificó como otro acto “terrorista”.
Una nueva ola de escozor terrorista afecta a Francia, convulsionada además desde hace meses por huelgas y marchas contra una reforma laboral que quiere imponer a toda costa el gobierno socialista. Un hombre de origen tunecino atropelló con un camión a la multitud que celebraba el jueves por la noche el 14 de julio, la fiesta nacional, en Niza en la Costa Azul, y mató a 84 personas. El gobierno lo calificó de atentado terrorista.
Después de los ataques de enero del año pasado contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado de comida judía, y la masacre del último noviembre en el teatro Bataclan y otros puntos de París, en donde murieron 130 personas, el horror volvió a sacudir al país galo en lo que el presidente socialista François Hollande calificó como otro acto “terrorista”.
El conductor, que durante dos kilómetros avanzó sembrando caos y muerte, fue identificado como Mohamed Lahouaiej-Bouhlel, un franco-tunecino de 31 años, residente en Niza. Sus documentos fueron hallados en el vehículo. Al menos dos niños figuran entre los fallecidos y más de cincuenta fueron hospitalizados. Según el diario español El País, la Policía comprobó su identidad mediante las huellas dactilares. Estaba fichado por delitos comunes y violencia doméstica pero no por posibles vínculos con el terrorismo.
En el momento del drama, cientos de personas acababan de presenciar en el Paseo de los Ingleses, la rambla costera de Niza, los fuegos artificiales con motivo del aniversario de la toma de la Bastilla.
El vehículo de 19 toneladas avanzó dos kilómetros arrollando a su paso a la gente, hasta que el conductor, que tenía una pistola y disparó varias veces, fue abatido por la policía, según reportó la agencia de noticias francesa AFP.
“Escuché un bum, me di la vuelta y vi el camión acelerando, y cuerpos que salían disparados”, contó Najate, una vecina de Niza de 52 años que presenció la escena.
La desenfrenada carrera dejó al menos 84 muertos, además de 50 heridos. Entre los fallecidos hay muchos turistas extranjeros.
“La gente tropezaba, intentando entrar en hoteles, restaurantes, estacionamientos, en cualquier lugar donde podían evitar estar en la calle”, indicó otra testigo, Emily Watkins, a la Australian Broadcasting Corporation (ABC).
Varias horas después del ataque, el camión blanco permanecía inmovilizado frente a un lujoso centro hotelero, con sus neumáticos perforados por balas y la puerta derecha repleta de orificios de proyectiles.
Una fuente policial dijo que el vehículo había sido alquilado en la región “hace unos días”.
El “carácter terrorista” del ataque es “innegable”, dijo en una intervención televisiva el presidente Hollande, que este viernes 15 de julio se desplazó a Niza. Desde allí, informó después que unos 50 heridos se hallaban “en estado crítico, entre la vida y la muerte”.
El premier francés, Manuel Valls, dijo por su lado, tras una reunión de crisis en la presidencia, que sus compatriotas deben unirse frente a “la guerra que el terrorismo nos está haciendo”.
Al respecto, Hollande advirtió que, pese a los ataques, Francia «reforzará su acción en Siria e Irak», países donde combate a los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Estado de sitio
El estado de emergencia, que debía finalizar dentro de quince días, fue prolongado tres meses. Dicho régimen, decretado tras los atentados del 13 de noviembre, facilita los registros policiales y la puesta bajo arresto domiciliario, además de permitirle a las fuerzas de seguridad realizar detenciones e interrogatorios sin mandato judicial.
En ese marco, desde hace meses Francia está caotizada por huelgas y marchas fuertemente reprimidas contra el proyecto de Reforma Laboral que permitirá flexibilizar la leyes que protegen a los trabajadores con el supuesto objetivo de generar más puestos para detener el creciente desempleo.
El proyecto estaba a punto de naufragar en Diputados cuando a través de un decretazo presidencial, el pasado 6 de julio, salteó el debate y la votación de la Cámara baja y pasó directamente al Senado. En ese recinto de mayoría conservadora se espera su aprobación sin mayores obstáculos, pese a las amenazas de más huelgas y marchas por parte de sindicatos y organizaciones sociales y estudiantiles.
La Costa Azul se enrojeció
La embestida del camión en Niza es uno de los atentados más sangrientos cometidos en Europa en los últimos años.
El 13 de noviembre pasado, los suicidas al parecer vinculados al grupo yihadista Estado Islámico (EI) mataron en París a 130 personas, 90 de ellas en la sala de conciertos del Bataclan.
Antes de estos atentados, Francia ya había sido golpeada por la violencia adjudicada a yihadistas en los ataques de enero de 2015 contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado kósher, que dejaron 17 muertos y a los que siguieron varios otros ataques y tentativas.
El ataque de este jueves 14 de julio, tuvo lugar en el Paseo de los Ingleses de Niza, el lugar más simbólico de esta ciudad conocida mundialmente como la capital de la Costa Azul. Con 342.000 habitantes, es la quinta más poblada de Francia, un importante destino turístico desde el siglo XIX. En 1860, Niza, hasta ese momento vinculada al reino de Cerdeña, pasó a territorio francés.
El Paseo de los Ingleses alberga también eventos festivos como el célebre carnaval o la batalla de las flores. La ciudad situada cerca de la frontera con Italia y el principado de Mónaco, atrae cada año a unos cuatro millones de visitantes.
Sin embargo, la ciudad registra una cifra de desempleo superior a la media francesa (15% en 2013 frente al 10% en toda Francia).
