03 glifosato

Pobladores y profesionales de la salud de las localidades cercanas a Rosario advierten la proliferación de enfermedades ligadas al uso de herbicidas en campos dentro de los pueblos.

Se quejan de que las autoridades comunales no hacen cumplir la distancia mínima que establece la normativa vigente.

Alarmados por la multiplicación de enfermedades respiratorias, alérgicas y de la piel, por la aparición de cada vez más casos de infertilidad, cáncer y abortos espontáneos; habitantes de Pueblo Esther denuncian la aplicación de agrotóxicos a menos de diez metros de viviendas y escuelas. Tras reunirse el miércoles pasado en el Samco local, decidieron organizarse para “buscar soluciones junto a los productores” y sortear la “indiferencia” de las autoridades comunales. Ya realizaron numerosas presentaciones, e incluso llegaron a la legislatura provincial con un pedido de informes dirigido al ejecutivo santafesino. “Todo el pueblo sufre las consecuencias de las fumigaciones”, explicaron a el eslabón.

Una nota y varios detonantes

“Hace mucho que nos están fumigando sin respetar las normas de prevención. Viví durante cuatro años en la calle Río Salado, que está sobre el límite de Pueblo Esther y General Lagos y ahora me mudé a tres cuadras, pero sigo en el mismo barrio Playa Grande y sufro la problemática”, contó a El Eslabón Antonella Reinhartt, vecina de Pueblo Esther y médica en el hospital Samco de General Lagos.

Según la doctora Reinhartt, ese barrio en particular, y todo el resto de Pueblo Esther y Lagos en general, sufre las consecuencias de las fumigaciones. El relato de Antonella tiene un doble valor, porque se trata de una testigo que por un lado ve y sufre desde su propio domicilio la aplicación de los pesticidas, y por otro, como médica releva las patologías que se replican en cada visita a la guardia del hospital donde trabaja.

“Además de ser vecina y vivir en carne propia las consecuencias, estoy muy preocupada porque atiendo muchísimos casos que tienen que ver con el impacto de las fumigaciones y la aplicación de glifosato”. “Es desesperante. Los motivos de consulta en la guardia son siempre los mismos. Ahí en General Lagos, hay, además, dos cerealeras, que se suman a todo el veneno que hay permanentemente con las fumigaciones”, acotó la joven doctora, quien plasmó su preocupación en una carta que publicó un portal regional, que fue muy compartida en las redes sociales como Facebook, y generó repercusiones que sorprendieron a su propia autora.

Consultada sobre las patologías más comunes que se ha encontrado, Reinhartt dijo que “el principal problema que aparece es el broncoespasmo o asma”. “Hay en casos desde chiquititos menores de seis meses hasta personas de edad, como una que me tocó atender hace poco, que con 71 años tuvo su primera manifestación de asma, lo cual es increíble. Existe un uso extendido de salbutamol e indiscriminado de corticoides”, añadió la médica.

Antonella indicó que también aparecen numerosos casos de lesiones en la piel que “no coinciden con ninguno de los cuadros característicos de la dermatología”, o “reacciones alérgicas diferentes a las que conocemos habitualmente o que figuran en nuestros libros de medicina”. Otras manifestaciones que se repiten según Reinhartt son los “problemas de fertilidad, abortos y cáncer”. “Es impresionante la cantidad de gente del pueblo que tiene hipotiroidismo”, destacó.

“Una cosa que hemos detectado es que fumigan de noche, en horarios en que la gente está durmiendo y no se entera”, advirtió la médica, y se quejó de que “hay una falta de conciencia en las autoridades con respecto a este tema”. “Yo lo vengo planteando –agregó–, y me dicen que es un cambio de tiempo y cosas como esas. Por eso, y luego de una filmación que compartió una vecina, María Kohen, de un mosquito fumigando el 30 de diciembre, decidí escribir esa nota”.

Reinhartt reconoció que para dimensionar la problemática de la salud en Pueblo Esther y Lagos, tomó en consideración “la valiosa información de los trabajos de los chicos que hacen las prácticas de las carreras de medicina, enfermería y fonoaudiología de la facultad de Ciencias Médicas de la UNR, que realizan los campamentos sanitarios y que elaboran muy importantes datos sobre esta temática”.

Reunión multitudinaria

Si bien las denuncias contra la aplicación de pesticidas y su impacto en la salud de la población del lugar se remontan al menos a 2009, la semana que acaba marcó un antes y después en la pelea de los vecinos. Las distintas voces consultadas por El Eslabón coinciden en destacar la cantidad de habitantes que se acercaron al encuentro realizado el pasado miércoles en el Samco de Pueblo Esther, en el que “se trató la problemática y se discutieron posibles soluciones”.

De la reunión participaron más de cincuenta vecinos, empleados del Samco, médicos del hospital y fue invitado además el agrónomo del Centro para la Protección a la Naturaleza (Cepronat) Carlos Manessi, quien “dio una charla sobre el impacto de las fumigaciones en la salud y las diferentes alternativas de producción”, según contó Reinhartt.

En el encuentro, y gracias a las intervenciones de los distintos vecinos, salieron a luz más hechos: que también fumigan en la escuela de Pueblo Esther, de Alvear y en un montón de espacios públicos, ejemplificó la médica. “En la reunión coincidimos en no pelearnos con los productores. Decidimos avanzar en un pedido formal, que estamos viendo dónde elevarlo, porque en ambas comunas no nos dan bolilla y de hecho hay gente de las comunas que fumigan los campos”, comentó la doctora.

“Nosotros no pedimos que se vayan los productores, que no siembren más o vendan sus campos. Sino que busquemos una solución para todos. Analizar otras formas de sembrar. Ayer Manessi nos mostró experiencias de campos de soja sin glifosato”, refirió la médica y vecina.

María Kohen es otra vecina de Pueblo Esther, que vive sobre la calle Río Salado. Viene batallando desde hace varios años para que dejen de fumigar sobre el pueblo y, según cuenta, lleva en su propio cuerpo los estigmas de los pesticidas que se expanden por el pueblo. Para Kohen, “lo que pasó este miércoles fue muy interesante, muy constructivo, es la primera vez que se junta tal cantidad de gente, con Carlos Manessi como visita”. “Con cosas así uno se llena de esperanza y emoción”, admitió en diálogo con El Eslabón.

“Antes también nos fumigaban, pero era como que no teníamos mucha conciencia”, evaluó María. “El primer reclamo que hice como denuncia policial fue en 2009 y de ahí en más hubo muchas demandas y numerosas presentaciones a las comunas de Lagos y la de Pueblo Esther. Una de mis denuncias está en un juzgado de Arroyo Seco hace dos años, pero está paradísima”, lamentó la vecina, aunque cuando vuelve sobre la reunión del pasado miércoles se entusiasma. “Está muy bueno saber que uno no está solo. Aunque también es triste ver que hay mucha gente damnificada”, reconoció la mujer.

Sobre el encuentro propiamente dicho, Kohen refirió que surgieron nuevos datos y líneas de acción. “Entre los datos que nos dieron ayer nos contaron que hay 15 campos adentro del pueblo. Y dentro de esos no sólo hablamos de soja”, dijo. La vecina también destacó que “desde la reunión pasada nos reunimos en ese centro de salud, lo cual desde los simbólico es muy importante”. “Otra cosa es que hubo seis médicos, vino gente del equipo de Damian Verzeñassi de la UNR y estaba el flamante secretario de Salud de la comuna, que hace poco que está nombrado”, añadió.

Ahora, según Kohen, los vecinos acordaron avanzar en estrategias para hacer cumplir y discutir la ordenanza que regula la actividad. “La ordenanza de Pueblo Esther –ilustró la mujer–, dice que se remite a la ley provincial 11.273 que es la de fitosanitarios, ley que deja mucho que desear pero habla de los 500 metros, cosa que si se cumpliera nos resguardaría en buena parte de lo que estamos sufriendo hoy en nuestro pueblo, que es fumigado a tres metros de las viviendas”.

“Vamos a exigir que el Estado se haga cargo de cumplir su rol de policía en ese sentido, y haga respetar esa ley vigente. Sabemos que hay intereses económicos muy complicados, pero con los vecinos nos vamos a dar un trabajo en ese sentido”, manifestó María y concluyó: “Producto de todo esto, yo tengo deteriorada mi salud, tengo hipotiroidismo, pero esta última reunión nos llena de fuerza”.

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