“No nos vamos a quedar con lo que nos dijeron, esto recién empieza”, anticiparon con bronca y dolor, los familiares de Jonatan Herrera –el joven asesinado por la Policía cuando se hallaba lavando el auto en la vereda de su casa en 2015– , luego de conocerse el fallo judicial que esperaban fuera ejemplar. Para la Multisectorial contra la Violencia Institucional “a Jonatan lo volvieron a matar” y la sentencia deja una “sensación de impunidad bochornosa”.

Con una absolución y cuatro penas bajas, un tribunal de primera instancia sentenció el pasado 6 de abril a otro grave caso de violencia institucional, lo que resultó una cachetada para quienes esperaban una condena ejemplar por el crimen de Jonatan Herrera, asesinado por la Policía el 4 de enero de 2015, cuando en la siesta de la Tablada se hallaba lavando el auto en la vereda de su casa.

Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

El repudio alcanzó a la Justicia como institución e incluyó el recuerdo de los distintos intentos de juicios abreviados; a los magistrados, con nombre propio, y repasando su comportamiento a lo largo de la causa; y al Comando Radioeléctrico, una de las fuerzas que actuó –la otra fue la Policía de Acción Táctica (PAT)– y a la que se atribuyó un alto poder de “lobby”.

Nadie dejó pasar el hecho de que se prohibió la lectura del fallo para quienes aguardaban en la calle ni que la resolución se programó para un día de paro nacional, con la velada intención de impedir una presencia masiva frente Tribunales, lo que en verdad no fue así, ya que cientos de personas hicieron el aguante desde varias horas antes de que se difundiera el veredicto.

Foto: Andrés Macera
Foto: Andrés Macera

En virtud de las pruebas presentadas, la querella esperaba perpetuas y otras condenas duras; pero los jueces de primera instancia Juan Carlos Curto, Rodolfo Zvala y Juan José Alarcón condenaron tan solo a seis años y seis meses de prisión e inhabilitación de su cargo a Ramiro González, del Comando Radioeléctrico, por considerarlo culpable de “homicidio culposo agravado por arma de fuego”, y absolvieron a su compañera de fuerza Gladys Galindo, acusada por la querella de homicidio calificado. Además, apenas dieron tres años y ocho meses de prisión a Francisco Rodríguez, Luis Sosa y Alejandro Gálvez, de la PAT por “abuso de arma de fuego agravado por su cargo”.

La sensación de impunidad ganó a todos. Se reflotaron los nombres y el pedido de justicia por otras víctimas recientes de la violencia institucional, algunos de cuyos familiares se encontraban en el lugar: Franco Casco, Pichón Escobar, Brandon Cardozo, Alejandro Ponce Jonatan Ojeda. También se reabrieron heridas en familiares de víctimas de la última dictadura y de los crímenes reutemistas de diciembre de 2001, que se encontraban en el lugar. No hubo eufemismo para repudiar lo sucedido. “Yo sabía, a Jonatan lo mató la Policía”, “Jueces basura, vos sos la dictadura” y el “Yuta trucha, yuta transa y asesina” resonaron sobre calle Balcarce.

Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

Perverso bautismo de fuego

El asesinato de Jonatan Herrera se puede considerar como el perverso “bautismo de fuego” de la entonces flamante Policía de Acción Táctica, junto al Comando Radioeléctrico. Ocurrió a las tres de la tarde del 4 de enero de 2015, cuando en la persecución a un joven, quien ya estaba inmovilizado por un disparo en la pierna, un grupo de uniformados comenzaron a disparar a mansalva en Ayacucho y pasaje Aguilar, donde lavaban su auto Jonatan, a quien luego quisieron involucrar en un supuesto robo, lo que de inmediato fue refutado con los peritajes realizados.

El jueves, previo a la lectura de la sentencia, se desplegó una conmovedora intervención teatral para reconstruir el crimen. Comenzó con Julieta, una de las hermanas de Jonatan trazando una semblanza del joven desde las escalinatas bajo un rumor de tambores y con actores que simbolizaban a la Policía, los jueces y la Justicia, a sus espaldas. Sobre la calle, otros iban dramatizando cada una de las características de Jonatan como su pasión por el fútbol y su condición de laburante. Luego, se representó la persecución policial, la balacera que cobró la vida del joven y los posteriores esfuerzos de los uniformados por alterar el escenario del crimen. El cierre fue para los asistentes cantando “yo sabía, yo sabía, que a Jonatan Herrera lo mató la Policía”.

Julieta informa el fallo

Tras la intervención teatral, comenzó una espera que duró más de dos horas y que concluyó con los familiares de Jonatan informando sobre la sentencia, ante la prohibición de que se transmitiera la lectura de los jueces. Frente a tribunales, se agrupaban las organizaciones sociales –entre ellas, la Multisectorial contra la Violencia Institucional–, de derechos humanos, agrupaciones estudiantiles, partidos políticos y representantes de gremios –quienes se habían acercado luego de asistir a la movilización por el paro–; y, se debe decir, los mismos concejales de siempre, de los mismos bloques de siempre.

En medio de la consternación e indignación, Julieta tomó el micrófono y, desde las escalinatas, fue mencionando a cada uno de los policías involucrados e indicando lo resuelto.

“Me duele el alma, como les está doliendo a ustedes”, afirmó para agregar: “Esto no terminó acá. Recién empieza y todos la van a pagar, porque está más que claro que a Jonatan lo mató la policía”. Luego, se dirigió a los presentes para decir: “Nunca, pero nunca, permitan que ni jueces ni fiscales les digan que su hijo valía tanto o que no valía nada; nunca se callen y no crean que hoy no se logró nada”, y amplió recordando aprietes y extorsiones: “Quisieron cerrar en juicio abreviado y no pudieron, me ofrecieron muchísima plata para que me calle la boca y no pudieron; me echaron del barrio amenazada de muerte y no pudieron. Todos tienen que saber que la Policía es asesina, que mató a nuestros pibes y que no nos vamos a acostumbrar a acostumbrar a esto”

Luego, llegó el turno de María Elena, quien aseguró que ya se habían dado cuenta de lo que iba a pasar, pero se proyectó a futuro: “Sabemos que no estamos solos, que hay muchísima gente que nos quiere y que la vamos a seguir peleando. No nos vamos a quedar con lo que nos dijeron”, y volvió a fustigar a los jueces: “No les importó que a Joni lo fusilaron. No les importó nada, porque acá, lamentablemente, se compra y se vende”. Finalmente, volvió a expresar la necesidad de “salir a la calle y seguir luchando, gritando y exigiendo”.

“Transformar el dolor en lucha”

Al finalizar María Elena, Julieta invitó a los abogados Analía Abreu, Salvador Vera y Cinthia Garcilazo a que hablaran a los presentes. “Hoy lo volvieron a matar a Jonatan”, expresó Analía Abreu, quien repasó adversidades durante el desarrollo de la causa –“siempre nos cuesta más a los que estamos abajo”– y planteó: “La Justicia y lo que nosotros venimos a pregonar no está acá adentro, evidentemente lo vamos a hacer desde afuera y juntos”.

Foto: Andrés Macera
Foto: Andrés Macera

Le siguió Vera, quien calificó de “bochornoso” lo sucedido y manifestó que “hoy quedó evidenciado que el Comando Radioeléctrico es una fuerza policial con un poder de lobby muy fuerte, que puede determinar a fiscales en sus investigaciones”. El abogado resaltó la “gran tarea que vienen realizando toda las organizaciones que luchan contra la violencia institucional”, porque –dijo– son “hechos muy graves los que han cometido los efectivos policiales en nuestra provincia y, particularmente, en nuestra ciudad: a Jonatan Herrera lo mataron efectivos de dos fuerzas abriendo tres líneas de tiro y, para los jueces ninguno tuvo intención de matarlo ni de dispararle al cuerpo”.

Por último, Cinthia Garcilazo reafirmó: “Estas causas de violencia institucional, desde el origen en los años más oscuros de la Argentina, no se ganan solamente en los tribunales, por más esfuerzo que hicimos todos los abogados, se ganan en la calle. Entonces, les pido que a este dolor que hoy sentimos por una sentencia injusta lo transformemos en lucha”.

Hubo más palabras de agradecimiento de los familiares, se renovaron las canciones de repudio a los jueces y a la Policía, y un silencio profundo ganó a la mayoría.

Algunos se fueron acercando a María Elena y Julieta para estrecharlas en un abrazo, como un modo de ratificar su compromiso para que haya justicia.

El caso

El crimen de Jonatan Herrera ocurrió el 4 de enero de 2015, cuando agentes de la por entonces flamante Policía de Acción Táctica (PAT) y del Comando Radioeléctrico, en el marco de una persecución a otro joven al que ya habían inmovilizado de un proyectil 9 milímetros en la pierna, desataron una balacera sobre la esquina de Ayacucho y pasaje Villar, donde Jonatan y otros dos pibes lavaban un auto. El fuego a discreción de los agentes terminó con la vida de Herrera, a quien en un primer momento quisieron involucrar en un presunto robo, hipótesis que fue luego diluida por las pericias. Jonatan había cumplido 23 años, trabajaba como repositor en Falabella, cursaba estudios terciarios y tenía un hijo recién nacido.

Fuente: El Eslabón

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