Sin un potente elector propio que lo agrupe, el radicalismo santafesino enfrenta su diáspora distribuyendo candidaturas en Cambiemos, el Frente Progresista y el Renovador. Con postulantes desconocidos, Macri y Lifschitz se ponen al frente de la campaña de diputados, en busca de una polarización deseada. Enojo en la UCR frentista por la permanencia de los ministros de Corral en el gabinete provincial.

Las decisiones del Frente Progresista y de Cambiemos de presentar como cabezas de lista de precandidatos a diputados a sendos desconocidos perfila una campaña basada en la revalidación de las gestiones provincial y nacional en las urnas. Mauricio Macri y Miguel Lifschitz dicen: el candidato es el gobierno, soy yo. El vencimiento del plazo para inscribir alianzas electorales precipitó lo que desde hace meses era previsible: un nuevo desgajamiento del oficialismo provincial, que perdió el ala universitaria del radicalismo santafesino a manos del PRO, y generó un movimiento sísmico por ahora leve en el Frente Progresista, donde los más enojados son los radicales que sí se quedaron en la coalición provincial.

Polarizados

Foto: Manuel Costa.

Sin perjuicio de sus cualidades técnicas y políticas, Albor Cantard y Luis Contigiani –cabezas de lista para diputados nacionales de Cambiemos y el Frente Progresista, respectivamente– son dos nombres ignotos para la mayoría de los santafesinos.

Ergo, Macri y Lifschitz deberán ponerse al hombro las campañas, en la que buscarán revalidar sus gestiones ejecutivas. Ese desafío se producirá en una elección que posee otros jugadores relevantes en el tablero: el kirchnerismo y el Frente Renovador.

Si logran polarizar el electorado, el macrismo y el socialismo conseguirán mejorar sus chances en Santa Fe. Aunque eso deberá ser sometido a la prueba de la realidad.

La polarización que propone Cambiemos a nivel nacional es con el kirchnerismo, en términos de presente y pasado. Están convencidos que esa dicotomía es la que más le conviene, la que los dota de mejores chances electorales. Si en provincia de Buenos Aires juega Cristina Fernández, mejor. ¿Conseguirá el socialismo imponerse en Santa Fe como la opción opositora por izquierda al PRO?

La decisión más resonante –aunque no novedosa– que parió ese escenario en Santa Fe fue la del presidente de la UCR nacional e intendente de la capital provincial, José Corral, de romper filas con el Socialismo y presentar las precandidaturas de esa ciudad en alianza con el PRO, a través de Cambiemos.

Antes, y para disgusto de la mayoría de sus correligionarios y de los macristas santafesinos, Corral abrochó con Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la postulación de Cantard como primer precandidato a diputado nacional por Cambiemos, presuntamente como plan B tras la tacha que recibió Mario Barletta de propios y extraños.

“El radicalismo no tiene una representación potente en términos electorales”, dice a El Eslabón un boina blanca que participa del gabinete de Lifschitz, como explicación al desbande de correligionarios en busca de un rayo de sol electoral.   

“Corral se fue solo, y eso va a quedar claro en las elecciones. No va a tener en Rosario, ni en ninguna ciudad importante, candidatos propios”, elucubra.

Ese panorama podría volverse más sombrío para Corral si el socialismo decide que juegue como precandidato a concejal de Santa Fe el actual senador provincial por el departamento La Capital, Emilio Jatón.

“Jatón duplica en intención de voto a José en Santa Fe”, asegura un radical que se mantiene en el FP y lee encuestas.

El Nuevo Espacio Organizado (NEO), sector interno del radicalismo más afín al Frente, decidió mantenerse unido al socialismo en este turno electoral. Varios de sus hombres participan del gobierno de Lifschitz. “Estamos sólidos en representación territorial, nos va a ir bien”, asegura a este periódico un dirigente de ese sector.

Explica que acordaron con el PS llevar listas dentro del Frente Progresista en la mayoría de los distritos. Conjuntas donde se puede, a internas donde los consensos no se alcancen. Parte fundamental del acuerdo es que el NEO no utilizará un sello partidario que tiene como “muleto” para ir por fuera del FP.

En ese sector paladean el descontento por la decisión de Lifschitz de mantener en su gabinete a los dos ministros radicales identificados con José Corral. El de Obras Públicas, Julio Schneider, y el de Ciencia y Tecnología, Eduardo Matozo.

“Hay descontento con el PS dentro de los radicales frentistas, esperábamos una actitud más decidida en cuanto a la relación con el radicalismo que se fue a Cambiemos”, dijo un descontento.

“No haber tocado a los ministros de Corral, en el NEO hizo ruido”, siguió la fuente en relación al sector del que participan el ex vicegobernador Jorge Henn y el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, entre otros.

No estaba serena

En el Movimiento de Acción Radical (MAR), el otro sector mayoritario de la UCR santafesina, las aguas no están mansas. Con juego a dos puntas, un pie puesto en Cambiemos y otro en el Frente Progresista con la elasticidad suficiente para no producir el corte de ninguno de los extremos, la fracción de la que participa el presidente de la UCR provincial, Julián Galdeano, tiró varias líneas.

Por un lado, sostuvo la integración con Cambiemos para las elecciones nacionales de diputados, y por el otro mantuvo el acuerdo con el socialismo en el FP para los comicios locales de concejales y presidentes comunales.

Tras la decisión de Corral de aliarse en el PRO para las candidaturas locales en la ciudad de Santa Fe, Galdeano ratificó que la UCR mantendrá su acuerdo con el Frente Progresista, aunque en 18 distritos no compartirán alianza electoral.

Pragmático y sin máscaras, el MAR pone su estructura al servicio del que la requiera y, obviamente, pague (en términos políticos) por ella.     

En Rosario, por caso, la UCR decidió ir con lista propia para el Concejo Municipal, que posiblemente encabece el actual edil Martín Rosúa.

El armado nacional, en cambio, dejó herido también al MAR cuando se conoció la postulación de Cantard (grupo Universidad) como cabeza de lista de diputados.

“Lo que estaba acordado era que un radical encabece la lista”, se quejó Galdeano cuando supo que Corral le había impuesto el nombre en un acuerdo con la cúpula nacional del PRO.

Mientras un sector del radicalismo y los propios macristas santafesinos resisten bajo cuerda –y buscan torpedear– el acuerdo entre Macri y Corral, el concejal Jorge Boasso lo hizo, a su estilo, frontalmente.

“Mantengo mi lista y le voy a ganar las Paso a Cantard”, dijo el concejal radical, incluso luego de que Macri lo llamara para persuadirlo de abandonar su postulación a diputado nacional y le ofreciera un puesto –menor– en el Gabinete nacional, a modo de compensación por su esfuerzo declinatorio. Que, por ahora, Boasso no está dispuesto a realizar.

También trajo coletazos, al acuerdo Macri-Corral, en el socialismo. El presidente de la Cámara de Diputados provincial, Antonio Bonfatti, pidió esta semana que los ministros del gabinete de Lifschitz pertenecientes al grupo Universidad de la UCR, dejen sus cargos. Si quieren trabajo pídanle a Macri, sería una profana interpretación.

“Esos dos ministros si tienen un poco de dignidad y ética tienen que renunciar”, sostuvo Bonfatti, en un mensaje que parecía más dirigido a Lifschitz que a Schneider y Matozo. “Si estuviese en su lugar, hubiese renunciado”, completó el titular de la Cámara baja provincial.

Compelido por el empujón –y a pesar de la bota de yeso– Lifschitz replicó los dichos de su antecesor en la Casa Gris. “No veo motivos para que renuncien. No hay que echar a nadie, la prioridad es reforzar el trabajo”, dijo el gobernador.

Como se señaló más arriba, las declaraciones de Lifschitz hicieron “ruido” entre los radicales frentistas, que ven como, por el momento, Roma sí paga “traidores”.

Desojando

La diáspora radical –que no posee un candidato competitivo electoralmente o un dirigente dotado de peso simbólico que le permita reagrupar a sus tribus– incluye fugas, incluso, hacia el Frente Renovador de Sergio Massa.

Sobre el cierre de esta edición la presidenta del Concejo Municipal, la radical Daniela León, encabezaba una actividad junto al diputado nacional santafesino del Frente Renovador, Alejandro Grandinetti.

Será la primera candidata a concejal por ese sector, que pasa la red por todas las orillas a ver qué pesca.

A manos del massismo santafesino, el Frente Progresista también perdió a un partido que lo integró desde hace años: el GEN, la fuerza de Margarita Stolbizer.

Conducido por los hermanos Fabián y Mónica Peralta –originarios de un sector progresista de la UCR–, el GEN santafesino pegó el salto desde el FP al FR. El cambio de la segunda letra de la sigla fue una decisión adoptada por Stolbizer, quien acordó con Massa en la provincia de Buenos Aires.

Con este escenario, para un radical que permanece en el FP “el socialismo está en un esquema de supervivencia” de cara a las elecciones.

“Nadie quiere perder un concejal”, dice a El Eslabón, y contrasta con un esquema ganador en el que, asegura, “siempre se busca ceder porque el triunfo está descartado”. “En otras elecciones el socialismo era más generoso, ahora no tiene esa actitud triunfalista”, abunda.

La fuente afirma, además, que “la marca Frente Progresista sufre un deterioro” y que el socialismo pierde peso con su nombre propio. “(Pablo) Javkin es el que mejor mide en Rosario (será candidato a concejal), pero tiene que hacer el esfuerzo por no parecer que está con el socialismo, porque eso lo tira para atrás”, señala el interlocutor radical, que trabaja por un buen desempeño del Frente. Sin no salva la ropa en 2017, la coalición enfrentará con más turbulencias los cielos de 2019.  

Las elucubraciones previas dejarán de serlo, para confirmarse o rebatirse, cuando en agosto próximo se celebren las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, y en octubre sea el turno de las elecciones generales. Los diagnósticos y operaciones cederán, entonces, a la fría rigurosidad del escrutinio.

Fuente: El Eslabón.

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