Si bien la inflación le viene ganando a la suba de haberes, el gobierno de Macri le cerró la puerta a una renegociación salarial en el último trimestre de 2017, y envió un mensaje a los gremios al fijar un tope para la próxima ronda paritaria.

En medio de una constante pérdida de poder adquisitivo, y mientras abona el terreno para aplicar una reforma laboral flexibilizadora, el gobierno de Mauricio Macri le mojó la pólvora a la “cláusula gatillo”, un mecanismo que los gremios pactan en las negociaciones paritarias con el resguardo de poder reabrir la discusión con los empleadores en caso de que los aumentos de haberes pierdan con la inflación, cosa que sucede desde que Cambiemos llegó a la Casa Rosada. De paso, el Ejecutivo empezó a techar las pretensiones de suba salarial para el año que viene, donde, en base a la inflación proyectada en el Presupuesto 2018, va por un tope del 15 por ciento en las paritarias.

Mientras los gremios intentan recomponer sus salarios tras dos años de recortes en el poder de compra de los trabajadores, el macrismo busca sepultar la “cláusula gatillo” en los acuerdos salariales de este año, según dejaron trascender desde el equipo económico amarillo. Al justificar su postura, Cambiemos insiste en que la suba final de precios al consumidor estará por debajo del nivel de los acuerdos salariales alcanzados en 2017, según la medición del Indec.

Según se indicó en una nota del diario Ámbito Financiero, el mensaje del gobierno apunta primero al sector público, para luego hacerlo extensivo al ámbito privado. En el mismo sentido, Cambiemos empezó a reconocer que la inflación del 15 por ciento estimada en el Presupuesto 2018 deberá trazar un límite en la futura pulseada paritaria, sobre todo en la negociación con los docentes, que siempre marca el pulso en la puja distributiva. Así se lo hizo saber a varios gremios, con lo cual se anticipa otro reñido round paritario para el año que viene.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viene anticipando la intención oficial de fijar el techo del 15 por ciento en las próximas negociaciones salariales, lo que sería otro tijeretazo al bolsillo de los trabajadores. De darse esta situación podría ser el primer año en una década en el que los aumentos salariales se ubiquen por debajo del 20 por ciento promedio.

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