El cuarteto local que conforman Ani Books, Flor Croci, Sofia Pasquinelli y Melisa Spizzirri, tiene listo Psico Guiso, un material en el que se plantan con consciencia, groove, y actitud de entrega.
Alto Guiso nace del encuentro musical y humano de cuatro mujeres con referencias en grupos que parió la ciudad: Scraps, Peter Funk, Ex empleados de la Nasa y Flor de Banda, entre otros. Por ondas y un poco por casualidad, según cuentan, este cuarteto hizo comunión con Melina Spizzirri en sintetizadores, voz y trombón; Sofía Pasquinelli en guitarra y voz, y Flor Croci en bajo; y comenzó a elaborar temas que tenía trabajados, en parte, la vocalista Ani Books. En 2016, el año de su conformación lanzaron Como Krosty, un EP que contenía No baile, un tema que machaca contra las prohibiciones en torno a la escena under rosarina, y otras canciones como Birra fría, Emo Zombie, y Patológico.
El próximo viernes 13 de abril, y en el marco de la fiesta “Va como Piña”, en la Asociación Japonesa (Iriondo 1035), Alto Guiso compartirá fecha con Kumbia Queers y Mona con Navaja. Evento que sirve como la mejor de las excusas para presentar su primer larga duración.
Hace un tiempo, aseguraban que pasaban más tocando en vivo que ensayando o grabando. Sin embargo, volvieron al estudio y, bajo la coproducción de Ignacio Molinos, plasmaron su último trabajo: Psico Guiso, que contará «alto» póster y código de descarga.
“Las nuevas grabaciones tienen otra impronta, y muchos invitados también”, anticipó a El Eslabón la cantante Ani Books, encargada también de dispositivos de beats y loops.
“La dinámica adoptada en principio por el grupo fue a través de unos temas que yo tenía resueltos y que las chicas arreglaron. Y cuando nos fuimos armando, yo comencé a producir los beats y las letras, y las chicas más bien la parte más armónica. Y así, las canciones fueron tomando su forma en la sala, todas proponiendo y probando lo que más nos suena”, dijo Books sobre la cocina de la composición.
En cuanto a las letras, la cantante esgrimió: “Es plantarnos ante las cosas. Esa actitud inalienable es el caldo del guiso”. Y agregó: “Salieron cosas del contexto sociopolítico, que cada vez está más sufrible, cada vez se padece más. Todas estamos viviendo esta época, la represión del estado, el poder económico privado cada vez más pesado. Y hay un poco de ese relato en las canciones nuevas”.
Ese lenguaje directo, espontáneo y fresco, las lleva como cántaros a ser parte del gran caudal de mujeres empoderadas. “El movimiento de mujeres nos atraviesa de pé a pá. Participamos de muchas movidas, como el Tetazo del 8 de marzo, o el Encuentro de Mujeres. Fuimos al Chaco. Y por ahí lo que hablamos en el grupo es que hay también una contradicción, como un doble movimiento. Lo que queremos sentir es que somos una banda, no que somos una banda de chicas, porque siempre está ese adjetivo. Eso es un conflicto permanente que siempre tratamos de discutir. Y por otro lado, es bueno y hermoso ser una banda de chicas, alzar el puño con todas nuestra compañeras y contar con las mejores intenciones cuando queremos derribar al patriarcado e instalar la igualdad de género. Queremos frenar todas las muertes y crear condiciones de vida dignas hacia la mujer, porque estamos sometidas y cooptadas por muchos dispositivos de poder”, afirmó la vocalista.
Ani contó además la contracara de la coyuntura actual, y tomó dos muestras de sus últimos shows: “Un domingo, en el festival Dilda Dominga Feminista, compartiendo escena con Juana Chang, Las Exs, Las Tranki Panki, Katana y Susy Shock, éramos netamente pibas: en técnica, luces, y producción. Eso te empodera un montón. Te sentís libre sin que nadie ejerza poder sobre vos, simplemente por ser mujer –analizó–. En Gálvez, en cambio, que fuimos a tocar por el Día de la Mujer, el sonidista nos decía que probemos sin hablarle. Después, hubo otro trato con una bandas de chicos: les daban cerveza y buen sonido mientras que nosotras tuvimos que pagarnos la bebida. O sea, el sonidista nos mandó prácticamente a lavar los platos”.
Pero, ante estos mambos, Ani Books no baja los brazos y se muestra feliz de compartir escenario con las Kumbia Queers, a quienes resalta como “genias del humor y la música” y exponentes de la mujer en el escenario. Algo parecido le genera Mona con Navaja, dúo en el que suscribe como deejays de cabecera. Y más le alegra el nuevo menú de Alto Guiso, que tiene por cierto un alto carácter autogestivo: “Es como un hijo o hija que parimos entre las cuatro, o entre cinco (con el coproductor) Hay mucho laburo en todo lo que hacemos. Somos nuestras propias managers, productoras, nuestras propias todo. La gente viene a bailar y la pasa bien, hace pogo, canta las letras y si no tenemos cómo compartirlo, no tiene sentido”.