“Hay características de la sociedad argentina que son sorprendentes. Digo, que un día miércoles en la ciudad de Rosario se junte esta cantidad de gente para tener este diálogo, yo les aseguro que no pasa en todos lados. Esa es una característica argentina muy especial”, razonó Horacio Verbitsky. Era la noche del 18 de julio. Afuera hacía frío y llovía; y en el auditorio de la Asociación de Empleados de Comercio estaban cubiertas las doscientas cincuenta butacas y alrededor de cincuenta personas se apretujaban en los pasillos –más los que seguían la transmisión en vivo a través de Facebook– para compartir la presentación del libro Vida de perro. Balance político de un país intenso, del 55 a Macri, que nació de largas conversaciones entre el periodista y el filósofo Diego Sztulwark. La obra, que como aclaran sus autores no es ni una biografía ni un tratado sobre historia, salió en mayo pasado y ya se encamina a su tercera edición.

La presentación estuvo organizada por la Universidad del Hacer (UH), la Cooperativa La Masa – que produce este periódico- y el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR); y tuvo el formato de entrevista pública de la cual, además de los autores participaron Laura Hintze, periodista de La Masa, y Rocío Novello, coordinadora de la UH, lo que permitió un interesante intercambio entre representantes de generaciones distintas, con sus propios saberes, experiencias e intereses.

Y, como cada vez que intervino, la mencionada frase de Verbitsky no fue una simple descripción sino la puesta en acto de esa capacidad de análisis que –sumada a su rigor para acceder e interpretar los datos– le ha permitido construir tanto una obra como un tipo de lector, que lo sigue de manera incondicional desde hace décadas.

En ese caso, el Perro respondía sobre nuevas formas de militancia y la regeneración de las luchas sociales, cuestión a la que también refirió diciendo que “hay un estado de conciencia y movilización por parte de la sociedad con pocos precedentes en la historia”.

Foto: Manuel Costa

Es lícito pensar que lo ocurrido días atrás en Empleados de Comercio es parte de ese “estado de conciencia y movilización”, y que el carácter de entrevista pública que tuvo el encuentro lo hizo más atractivo. Es que se pudieron combinar esa capacidad de análisis, de coyuntura e histórico, de Verbitsky; la inteligente mirada que sobre su militancia y práctica profesional ha puesto Sztulwark para dialogar con él e interpelarlo; y la avidez de Hintze y Novello, quienes a través de sus preguntas no sólo buscaron claves para entender la coyuntura y los posibles modos para intervenir sobre ella. Ellas, que en ningún momento resignaron su perspectiva de género, también se esforzaron para acceder al “cómo”: cómo hicieron el libro, cómo investiga Horacio. Al respecto, éste prefirió hacer tantas fintas como preguntas recibió, llegando a asumirse como “poco didáctico” y delegando tal cometido en Sztulwark: “Lo que hice está en mi obra, y ahora pueden venir otros a analizar lo que hice”.

Por su parte, el filósofo –quien ha desarrollado el reconocido blog Lobo suelto–aportó algunas acertadas reflexiones, en especial sobre la banalidad del macrismo y sobre ese afán de consumo de cierto sector de la sociedad, que lo lleva a auto-sabotearse votando gobiernos de derecha. Tampoco dejó pasar sus expectativas de que el libro sea un instrumento para la militancia, así como insistió –tal como lo había hecho la semana pasada en la entrevista con El Eslabón– en reivindicar la investigación como parte de la práctica política de las organizaciones, aludiendo a “formas autónomas de investigación autónomas, como una tarea que no puede perderse”, lo que en el libro se aborda al tratar los casos de Prensa Latina –creada en Cuba a poco de imponerse la Revolución– y de la Agencia de Noticias Clandestina (Ancla), que en plena dictadura condujeron Rodolfo Walsh y Verbitsky.

Así, con Hintze y Novello sugestivas y agudas, con Sztulwark dispuesto a tensar filosofía y política, y el Verbistky tan agudo de siempre –el hombre no apura las palabras; las organiza y las suelta en enunciados certeros, casi irrefutables– los asistentes tuvieron más de una hora de reflexiones sobre el devenir de la Argentina y algunos de sus principales actores: la Iglesia, la derecha y sus distintos modos de expresarse a lo largo de la historia, los gobiernos populares y los movimientos que los parieron, y la contemporaneidad con especial detalle en el movimiento de mujeres.

Luego, hubo espacio para preguntas de los asistentes, quienes en su mayoría buscaban claves para entender lo que pasa y las posibles salidas, como parte de ese “estado de conciencia y movilización” que observó Verbitsky.

Es que esto último parece ser un alentador signo de estos tiempos: la voluntad para seguir juntándose –pese al rigor de este invierno macrista–, las expectativas de encontrar respuestas en algunos referentes y cierta alegría que se desata cuando la ironía da un respiro y permite tomar a risa algo del daño que nos están haciendo. A propósito de ello, Verbitsky contó que en una de sus últimas notas en El cohete a la Luna –el medio digital que ha lanzado tras su salida de Página|12– cerró con una encuesta que lanzó entre los lectores, quienes se dividieron entre una mayoría que consideraba a Macri “un hijo de puta” (sic) y el resto que parecía verlo como “un boludo”, a lo que el periodista aclaró que “como se sabe, ambos términos no son excluyentes”.

Foto: Manuel Costa

A la salida, seguían los comentarios y algunos compraban ejemplares de Vida de perro. Se debe destacar la saludable escasez de selfies. Habían transcurrido dos horas en las que se logró lo que debe ser el cometido de toda presentación: despertar el interés por el libro para quienes no lo leyeron; y, para aquellos que sí lo hicieron, ensancharles el horizonte con nuevas apropiaciones posibles. Vale destacar también que ese tiempo dedicado a tan reconfortante actividad coincidió con el momento en que por señales de cable, como TyC Sports y Fox Sport, una manada de tarambanas autodenominados periodistas también desplegaba otra forma de composición coral para encontrar explicaciones: superposición de voces, gritos, descalificaciones, desatinos y sandeces sobre algo tan bello que alguna vez supimos llamar fútbol. Eso también justifica la frase de Verbitsky de que “hay características de la sociedad argentina que son sorprendentes”.

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