En medio de paros y protestas liderados esta semana por docentes universitarios, obreros de Fábricas Militares, Astilleros y empleados estatales, mientras protagoniza la resistencia al ajuste y los despidos promovidos por el presidente Mauricio Macri en todo el país, junto a otras entidades, la CTA de los Trabajadores se apresta a renovar autoridades el próximo 6 de septiembre. Horas antes de un plenario en Rosario de la lista 10 –que a nivel local encabeza Paulo Juncos y en la provincia José Testoni–, que tuvo lugar en el Centro Cultural de La Toma el viernes pasado, el titular de la Central de los Trabajadores Argentinos, Hugo Yasky, habló con El Eslabón y describió el escenario político al que propone enfrentar “articulando la más amplia unidad posible”. “Debemos aportar a la reconstitución de un espacio combativo del sindicalismo y de los movimientos sociales, con una convergencia desde las distintas centrales”, planteó el dirigente que va por su reelección.
—¿Cómo describís el momento político en medio del cual la CTA se prepara para renovar sus autoridades?
—Estamos en un momento en el que en la región impacta una política que tiende a convertir en tierra arrasada los avances populares de gobiernos como el de Lula, como el de Correa en Ecuador, como el de Evo Morales en Bolivia, y como lo que se pudo avanzar acá durante el kirchnerismo. Hoy el hecho de que Lula sea por un lado el candidato a presidente que está al frente de cualquier encuesta, y por otro lado lo haga encerrado en una cárcel, es la demostración más clara de que hay una política que tiene la misma matriz en Brasil y en Argentina. Por eso estamos sufriendo las mismas políticas de hambre, desigualdad, agresiones contra los sectores populares, con caída de los salarios, profundización de los recortes en Educación, quita de recursos para las provincias, crecimiento de la pobreza.
—¿Cuál debe ser la tarea de la CTA en este escenario?
—En este contexto adquiere mayor trascendencia el papel de la CTA como un articulador de las luchas del terreno sindical y social, como viene ocurriendo desde hace dos años a esta parte. La renovación de la conducción implica tratar de aportar desde nuestra central para la reconstitución de un espacio combativo del sindicalismo y de los movimientos sociales, con una convergencia desde las distintas centrales.
—¿En qué estadío está el proceso de reunificación de la CTA?
—Estamos avanzando. La CTA Autónoma y nosotros, junto con la Corriente Sindical Federal y el Sindicato de Camioneros, entre otros, constituimos el espacio del 21F, que aprobó un programa donde hay un fuerte rechazo a la política de ajuste de Mauricio Macri, donde se denuncia la pérdida de soberanía que implica la aplicación a rajatabla del programa del FMI, y que ha realizado en Buenos Aires una gran asamblea con más de cinco mil representantes de todas las provincias y en la que se votó un plan de acción que tiene como uno de los puntos fundamentales el rechazo al FMI, la lucha para expresar la necesidad de las paritarias libres, el presupuesto para educación, y que va a tener su expresión cuando se discuta el presupuesto en una gran convocatoria que haremos desde ese espacio.
—Tiempo atrás manifestaste tu intención de confluir nuevamente en la CGT. ¿Qué hace falta para que esa unidad de la que hablás adquiera mayor organicidad?
—Seguimos buscando la mayor unidad posible con todos esos sectores y esperamos que esa unidad sea un punto de llegada todavía más ambicioso, y que sería poder tener alguna forma de unidad orgánica en la CGT o en una mesa de unidad sindical, pero claro, eso requiere la divisoria de aguas, el decantamiento de la disputa que hoy existe en la CGT, donde se están tratando de sacar de encima el cepo del triunvirato oficialista.
—En ese marco, ¿cómo interpretas la reunión del triunvirato cegetista con el enviado del FMI?
—Me parece que es una foto donde hubiese faltado solamente que tuvieran una bandera blanca cada uno de los miembros de la CGT que estuvieron ahí, era prácticamente una especie de acto de rendición, que por otro lado no expresa el sentimiento del movimiento obrero, ni de los trabajadores de la educación, ni de los trabajadores del Estado. Creo que está claro que todos los días se ve a un pueblo que está en pie de lucha, que es el reverso de esa foto. Era una foto casi familiar y un acto de pleitesía hacia el FMI.
—Las elecciones están cada vez más cerca, ¿qué rol te parece que debe asumir la CTA para que todo este escenario agresivo hacia los intereses de los trabajadores se pueda enfrentar en las urnas con una perspectiva de triunfo?
—El principal aporte debe ser sostener escenarios de lucha que hagan que el tránsito hacia el 2019 sea en el marco de la movilización popular contra el ajuste. Si se llegara a las elecciones en medio de una paz parecida a la de los cementerios, que es lo que el gobierno quiere, con los trabajadores aceptando de rodillas los despidos, los recortes, los ajustes, sería el preanuncio de una nueva derrota para el campo popular, también en el terreno electoral. Creo que no se puede disociar la construcción de una alternativa opositora amplia, consistente, potente en términos de su programa, con la ampliación del marco de unidad para la lucha. Esa es la gran tarea que tiene que asumir la CTA.
—Asistimos por estas horas a un recrudecimiento de la persecución política-judicial-mediática contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ¿qué lectura hacés de todo eso?
—Jueces como Bonadio, al servicio de la proscripción política de Cristina Kirchner, del mismo modo que Moro al servicio de la proscripción de Lula, son la expresión obscena de un aparato judicial degradado en su papel, sirviente de la clase dominante, que pretende erradicar de la faz de la tierra a los movimientos populares. Es lamentable que hoy, lo que se denomina la Justicia argentina, sirva a los sectores más reaccionarios del país de manera tan explícita que uno tiene la sensación de que Bonadio es apenas un alfil del ajedrez que los poderosos están moviendo a su antojo.
Fuente: El Eslabón