El sistema judicial hace oídos sordos al reclamo de las familias de mujeres víctimas de femicidios. Por ello, familiares de mujeres asesinadas de todo el país se reunieron este miércoles en Rosario para llevar a cabo el 5º Encuentro Federal de Familiares de Víctimas de Femicidio. La jornada tuvo lugar en el local de ATE, de San Lorenzo 1879.

La agrupación de Familiares Atravesados por el Femicidio denunció esta semana que dos causas han sido archivadas con carátulas que difieren de la realidad. Las familias de Rocío Segovia y Silvana Tambasco aguardan que los  tiempos procesales dejen de beneficiar a los femicidas y aporten la cuota de justicia que desde hace años esperan.

Eva Domínguez, cuñada de Vanesa Celma, asesinada por su pareja en 2010, dialogó con el eslabón acerca del archivo de dos causas cuya carátula de “muerte dudosa” no se condice con las denuncias y pruebas presentadas por ambas familias.

Rocío Segovia tenía 15 años y estaba embarazada de 9 meses. Su hermana la encontró colgada con una sábana al cuello, el 27 de agosto de 2014, en el barrio Santa Lucía. A pesar del supuesto suicidio, su familia no se cansa de decir que no lo fue. Su concubino Brian C., de 19 años, se hizo el desentendido y dijo que, tras una discusión, Rocío se encerró. Al respecto, Eva Domínguez decía: “Desde ningún punto de vista cabe que una mamá a punto de parir termine con su vida. Rocío no se suicidó, hay pruebas de la violencia que ejercía su pareja. Su familia dijo que Rocío solía tener moretones, marcas y dolores, pero fingía y nunca se atrevió a denunciarlo”.

Silvana Tambasco también fue encontrada sin vida en su casa, en diciembre de 2011. Tenía 25 años y  llevaba dos de concubinato con Matías M. Su familia, originaria de Río Negro, vino a la ciudad a intentar, por medio de un perito particular, que la causa sea desarchivada. Los honorarios del mismo corren por cuenta de la familia.

“Sistemáticamente el sistema judicial archiva las causas, los fiscales no tienen formación en género y es clave que se instruyan en eso, porque sino no pueden actuar en consecuencia”, señala Domínguez.

El reclamo desde la agrupación tiene que ver con el destrato que el sistema judicial realiza contra los familiares, convirtiéndolos en nuevas víctimas de la tragedia.

“No te envían las citaciones pertinentes, se manejan por WhatsApp, es una falta de respeto hacia nosotros que al fin y al cabo terminamos siendo nuevas víctimas de un sistema que en lugar de acompañar y esclarecer, sólo aporta mayor angustia a quienes quedamos peleando por una cuota de justicia para nuestras hermanas, amigas, cuñadas, primas”, aclaró Domínguez.

“Queremos que el Estado nos pida disculpas”

Eva Domínguez se refirió a la causa de su cuñada, Vanesa Celma, quien fuera prendida fuego por su marido en 2010 y falleciera luego de dar a luz una niña y de permanecer cuatro meses internada con más un tercio de su cuerpo quemado.

“Ya pasaron siete años y no quiero hacer pasar a la familia por más dolor. Hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance. El último paso fue realizar una presentación en la Corte Interamericana y esperamos que el Estado santafesino nos pida disculpas por el proceder del poder judicial. Esa es la justicia que nos queda para Vanesa”, señaló Domínguez.

En ese sentido, Eva se refirió al espacio que conforma junto a una treintena de familias atravesadas por la misma violencia: “La mesa de familiares es necesaria porque compartimos experiencias, malas, con la Justicia. Asesoramos a quienes se encuentran en el lugar que ya nos tocó ocupar y tratamos de evitar que las causas queden estancadas”. “Queremos que la Justicia entienda que cada caso es individual, tienen que escuchar a las mujeres cuando van a denunciar, y a los familiares, que somos víctimas colaterales y muchas veces la Justicia nos hace responsables por no haber advertido la violencia antes”, agregó.

Unidos por la injusticia

Durante el último Encuentro Nacional de Mujeres llevado a cabo en Resistencia, familiares de víctimas de femicidios de todo el país intercambiaron datos y dolores. Luego de esa primera reunión, quedaron en hacer una presentación conjunta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La falta de acompañamiento del Estado en todos sus poderes, sirvió para unir a estas familias que, a pesar del dolor y la pérdida injusta, pudieron seguir adelante en la incansable búsqueda de justicia.

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