El Presupuesto 2019 se debatirá este miércoles, y como cada vez que el macrismo tuvo la necesidad de lograr la mayoría de la que carece, la Tendencia Involucionaria del peronismo se la proveyó, en este caso con escándalo incluido.
Finalmente, Cambiemos logró que se firme un dictamen de mayoría en la comisión de Presupuesto y este miércoles la Cámara de Diputados de la Nación tratará el proyecto de presupuesto 2019 enviado por el Ejecutivo.
Que a Mauricio Macri y a sus ministros, funcionarios y legisladores el debate les interesa poco y nada quedó demostrado este martes, cuando los medios se enteraron antes que la oposición de que el oficialismo había alcanzado el número de firmas suficiente para contar con dictamen favorable y poder así intentar la media sanción de la Ley de leyes en el recinto este mismo miércoles.
Al Gobierno, la aberración en que se ha constituido Presupuesto 2019 le da oxígeno para cumplir con las metas que le impone el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero a las grandes mayorías las ahoga, mientras algunos destacados columnistas sólo apelan a las formalidades y proclaman que “el país” no puede llegar a la cumbre del G 20 sin presupuesto. Un paìs sin gente comiendo no es un paìs, es una colonia con esclavos hambrientos.
Aún se pensaba que la discusión del Presupuesto tenía algún sentido, cuando este martes el presidente del Partido Justicialista nacional, como diputado del Frente para la Victoria-PJ e integrante de la Comisión de Presupuesto, gritó desde su lugar una expresión que ilustra como pocas el estado de cosas en el escenario político configurado por el macrismo: “¡Estamos al pedo!”.
Es que como el dictamen ya estaba “cocinado”, como señaló la diputada Fernanda Vallejos, todos los argumentos del debate pasaron a tener el valor de una consigna en una asamblea estudiantil, no las bases para discutir en el Congreso de la Nación.
Quien lo definió con claridad meridiana fue el diputado por San Luis Andrés Vallone, quien encaró al titular de la comisión, el santafesino Luciano Laspina, y le espetó: “Estamos en medio de un acting, donde usted es el Tinelli que lleva adelante este acting…”. En realidad, el puntano exageró: Laspina no le llega a la suela de los zapatos al conductor televisivo.
¿Cómo se alcanzó el dictamen de mayoría que el macrismo en minoría no podía por sí solo? poco después del mediodía, a las 23 firmas de Cambiemos (PRO, UCR y Coalición Cívica), se le sumaron dos del PJ Federal (Jorge Daniel Franco, de Misiones y Juan José Bahillo, de Entre Ríos, y Claudia Ledesma Abdala de Zamora, la esposa del gobernador santiagueño, ex aliado del kirchnerismo. Pero luego se incorporaron dos firmas más, las de Javier David, de Salta y Martín Llaryora, de Córdoba.
Tal como lo consignó el sitio contrapoderweb, “al conseguir el número el oficialismo envió inmediatamente la nota formal de convocatoria a la sesión especial para mañana (por este miércoles) a las 11 con un temario que incluye, el tratamiento del Presupuesto, la adenda al Consenso Fiscal 2018, la reforma del régimen impositivo de Bienes Personales, el revalúo de Ganancias de acuerdo al índice de precios, y el régimen de monotributo especial para pequeños productores cañeros y tabacaleros”, esto es algunas de las “concesiones” que el gobierno de Macri negoció con algunos gobernadores para conseguir que firmen el adefesio de dictamen.
Ningún legislador –oficialista, opoficialista u opositor– es ajeno a las consecuencias que tendrá la ejecución del Presupuesto del FMI. Pero, además, quienes justifican su apoyo en las “modificaciones” que lograron sacarle al macrismo saben mejor que nadie que son una engaña pichanga, que en la mayoría de los casos no se cumplen o bien que no tienen valor alguno para las grandes mayorías.
Cuando en 2016 los diputados Diego Bossio y Sergio Massa, entre otros, justificaron su voto favorable al Presupuesto de 2017 argumentaron que una de las principales “concesiones” que realizó el macrismo fue limitar los “superpoderes” (las partidas a las que la Jefatura de Gabinete podía cambiar su destino) restringiéndolos al 7,5 por ciento en 2017 y al 5 por ciento a partir del 2018. Pero como informó en su momento el sitio Informe Político, también “se modificó la partida para Ciencia y Tecnología, la cual tuvo un refuerzo de 1.290 (millones de pesos); a la vez que habrá 5.000 millones adicionales para las provincias mediante el Fondo Federal Solidario”. Todos esos cambios fueron papel pintado y desteñido por la lluvia de la inflación, la devaluación y las cochinadas propias del macrismo prometedor.
Nadie puede aducir ingenuidad en esta hora trágica de la Nación. Los que votan a favor de un presupuesto que restringe medicamentos a los jubilados no puede fundamentar su decisión en un par de concesiones a las economías regionales de sus provincias o regiones. Quienes levanten la mano a favor del FMI este miércoles no pueden, sin ser considerados cínicos o cómplices, soslayar que la Salud –al fin y al cabo la vida y la muerte de centenares de miles de argentinas y argentinos– será recortada en forma criminal para pagar los intereses de una deuda que ellos mismos ayudaron con su voto a contraer.
El jefe del Bloque Justicialista, Pablo Kosiner, pontificó: “Con un Presupuesto que no nos deja nada conformes, yo prefiero eso a tener que ir a golpearle la puerta al ministro de Economía para que me transfiera la plata que necesitan las provincias o los municipios”. Deberá golpear esas puertas, y no lo atenderán, y ya lo sabe, porque ya le pasó. A otro perro con ese hueso. Sería más valiente de su parte que se asuma como aliado o cómplice.
Al fin de cuentas, para dar cierre a esta saga que sólo ven los verdaderos opositores, quien mejor interpreta el momento es el macrismo, en boca de cuya ministra de Seguridad Patricia Bullrich se pudo escuchar, al opinar sobre la multitudinaria marcha del sábado pasado en Luján: “Es bueno que recen, porque vienen varios cambios profundos”.