Un informe de la Cámara de los Comunes del Reino Unido confirmó que se realizó una campaña de desinformación y noticias falsas para perjudicar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y beneficiar a la oposición en las urnas. Participaron ex agentes de inteligencia y seguridad de Israel, EEUU, Reino Unido, España y Rusia.

El informe de 89 páginas elaborado por el Parlamento británico se titula “Desinformación y noticias falsas. Informe provisional”. En la portada del texto, elaborado por la Comisión de Temas Digitales, Cultura, Comunicación y Deportes de la Cámara de los Comunes, también se señala que se adjuntan “las actas formales relacionadas con el tema”. Se detalla, asimismo que se solicitó su impresión el 24 de julio de 2018 y se publicó el 29 de julio de 2018 “por la autoridad de la Cámara de los Comunes”. El trabajo de los legisladores británicos puede consultarse a través de Internet.

En la página 58, que forma parte del capítulo “Influencia en elecciones en el exterior” (páginas 53 a 60), en el ítem 219 y bajo el subtítulo “Argentina”, se detallan las maniobras de espionaje y campañas de noticias falsas realizada por agentes de inteligencia y de seguridad retirados de Israel, Estados Unidos, Reino Unido, España y Rusia. “Las maniobras se realizaron creando perfiles falsos en Facebook y Twitter”, señala el informe del Parlamento británico.

“El comité ha visto evidencia confidencial, el resumen de una reunión de la directiva de la consultora, el 27 mayo 2015, relacionado con una campaña anti- Kirchner en Argentina”, señala el texto dado a conocer por la Cámara de los Comunes, que se refiere muy puntualmente a una campaña que tuvo como objetivo influir sobre los resultados de las elecciones de 2015 en la Argentina.

El texto de la Cámara de los Comunes habla de “guerra de información” (“information warfare”) y señala que se encontraron “alarmantes pruebas” de un procedimiento “secreto”. Los legisladores detallaron una suerte de ciberacción sistemática denominada como una “campaña anti-Kirchner”.

De esta manera, se confirma que a través de la red social de Mark Zuckerberg (que debió comparecer ante los legisladores de EEUU y el Reino Unido) se realizó una campaña secreta y fraudulenta para perjudicar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2015 y beneficiar a los candidatos de la oposición en las elecciones de ese año.

La investigación de los legisladores británicos se inició tras conocerse, en marzo de este año, un nuevo escándalo involucrando a la más utilizada red social. El latrocinio digital es investigado también por el Parlamento de EEUU.

Facebook les robó datos a 87 millones de usuarios. Y se los vendió a políticos y candidatos en el marco de campañas electorales con el objetivo de influir sobre el resultado de las elecciones (a Donald Trump en EEUU, a los partidarios de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y a los anti-kirchneristas en la Argentina, entre otros).

La maniobra se realizó a través de la empresa consultora británica Cambridge Analytica, que inventó un engaño para que los usuarios brinden más información de la que ya ofrecen en sus perfiles.

En términos políticos, el denominador común en todos los casos es que toda la maniobra fue perpetrada a favor de posiciones políticas de derecha, lo que incluye apoyo a la xenofobia, el odio social y el rechazo a la inmigración, entre otros clásicos de la agenda reaccionaria.

Las investigaciones apuntan a demostrar que se trata de una práctica habitual. De hecho, no es la primera vez que Facebook tiene problemas con la Justicia por la manera en que utiliza los datos personales de sus usuarios. Ya había ocurrido, por ejemplo, en 2011.

Y el informe del Parlamento británico reproduce la respuesta del gerente de la consultora Cambridge Analytica, Alexander Nix, al ser interrogado sobre la existencia de una campaña de la oposición con el objetivo de perjudicar al gobierno de Cristina Fernández: “Tiene la apariencia de ser así, sí”, contestó el directivo de la empresa responsable de vender los datos tomados en forma fraudulenta de los perfiles de Facebook a través de un engaño.

Según consta en registros oficiales estadounidenses, el equipo de campaña de Trump contrató en junio de 2016 a la empresa Cambridge Analytica y pagó más de seis millones de dólares por sus servicios, esto es ofrecerles millones de datos personales de usuarios de la red social con fines electorales.

Entre los inversores en Cambridge Analytica están el ex estratega jefe de Trump y exjefe de su campaña electoral en 2016, Steve Bannon, y un destacado donante republicano, Robert Mercer.

En el caso de EEUU, la investigación de la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés) está centrada en si Facebook rompió los términos de un acuerdo de 2011 con el organismo sobre privacidad, uno de los cuales trataba sobre las reglas para la provisión de datos a terceras partes. Ese año Facebook había accedido a obtener el consentimiento de sus usuarios antes de realizar ciertos cambios en la configuración de la privacidad, como parte de un arreglo al que llegó con la Justicia después de que se determinara que había obligado a los usuarios a compartir más información personal de la que pretendían.

El escándalo comenzó 16 de marzo cuando Facebook suspendió la cuenta de Cambridge Analytica tras descubrir que la empresa había violado su política de privacidad. El presunto responsable fue el profesor de psicología de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan.

“Nos mintió y violó nuestras políticas de plataforma al pasar datos de una aplicación que utilizaba Facebook Login a Cambridge Analytica, una empresa que hace política, trabaja para el gobierno y en el sector militar en todo el mundo”, sostuvo la Facebook en un comunicado con la intención de despegarse del delito.

Kogan había desarrollado una aplicación que ofrecía un servicio de predicción de la personalidad con fines académicos, que fue descargada, en principio, por unos 270 mil usuarios de la red social. Estos dieron su consentimiento para que la aplicación accediera a su información personal y a la de sus contactos, algo que estaba permitido por Facebook.

De esta manera, de acuerdo con informaciones del periódico británico The Guardian, cualquiera que completaba la encuesta abría la puerta de acceso a los datos de en promedio unos 160 usuarios más, con lo que el universo alcanzado por la aplicación se fue ampliando, hasta llegar a amplió a 87 millones de personas. Estos datos se usaron para desarrollar un software para predecir las decisiones de los votantes estadounidenses e influir en esas decisiones, señaló el diario The New York Times.

Los gerentes de Facebook intentaron defenderse asegurando que no se hackearon sistemas de seguridad esa red social, sino que los datos fueron obtenidos legalmente y luego retransmitidos ilegalmente. Pero estas afirmaciones, lejos de calmar las aguas, hicieron alzar las voces que piden una mayor regulación de las plataformas online.

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