Yo no sé, no. Pedro me comentaba cuando en la barra uno de los pibes empezó a hablarnos de trayectoria, y fundamentalmente a la hora del fulbito. Comenzó una vez en un pan y queso, en el que para él era muy importante saber de la “trayectoria de los elegidos”. Una tarde, cuando llegó al campito, a uno que había jugado tanto en Ñul como en Central –de buen manejo de pelota, pero que de la Primera local no había pasado– le pusimos Osito, porque para nosotros se hacía el oso a la hora de responder si era leproso o canaya. Lo cierto es que, más allá de la trayectoria que cargaba, en muchos de los partidos que le tocó jugar para el barrio, la descosió.
Por entonces, el barrio crecía casi sin pasado, sin trayectoria. Eso sí, con vecinos que venían de distintos lugares con diversas trayectorias, con distintas camisetas que quedaron subordinadas a la del barrio.
Un día pusimos en discusión la palabra trayectoria y llegamos a la conclusión que si bien (en términos futbolísticos) alguien con buena trayectoria te da la pelota, eso no garantiza que el futuro de la pelota siga bien. Muchos de los nuestros, con distintas trayectorias, han cambiado, me dice Pedro, algunos para bien, otros no tanto. Eso sí, al que sabe de las buenas trayectorias, sobre todo de aquellos que seguro te la entregan al pie con gran generosidad, hay que tenerlo en cuenta. Más aún en estos tiempos, cuando a los dueños de la torta los tenemos acá, con el G20, tipos con distintas trayectorias pero que a la hora de planificar, proyectan un futuro fulero.
El 5 de diciembre, cuando en el Concejo Deliberante le den un reconocimiento a Miguel Franchi y a Germinal Terrakius –me dice Pedro–, estaremos ahí, porque es unos de los nuestros, que cuando te ve, te la entrega al pie. Y más allá de las camisetas, porque se puso la de los barrios, la de los que más sufren, la que debemos tener puesta cuando volvamos. Esto me lo dice Pedro parado frente a una vidriera de electrodomésticos, de Viedma y Vera Mujica, donde hay un par de televisores (inalcanzables por el precio) que nos muestran a los turros del G20 con sus aviones, y por momentos también mirando para el lado de la canchita, como queriendo volver a ver la trayectoria de algún centro tirado por uno de los nuestros.