El escritor y editor Lisandro Murray, confecciona artesanalmente libros de bolsillo con textos propios, de autores locales y universales, sin pagar ningún derecho. “El copyright es censura”, asegura.

Desde 2012, la editorial Soquete Terrorista ofrece publicaciones en un formato de 15 por 10 centímetros, artesanalmente cosidos y montados con dedicación y criterio. Es lo que se percibe y se comprueba en el primer contacto con el creador del sello, Lisandro Murray, en una feria que organizó la cooperativa Pinchangü, en su local de Salta y Rodríguez.

“Estaba por publicar mi primera novela -cuenta Murray-. Se me abren un par de oportunidades acá con editoriales grandes y más oficiales, y cuando comienzo a conocer el mundillo editorial, como que no me gustó mucho. Todavía no sabía lo que era la Flia (Feria del Libro Independiente Autogestiva). A partir de esto, hago mi novela en 2011, de forma artesanal, toda cosida a mano, como libro de autor. Y entonces, me decían: «Che, ¿vos no me podés preparar tal libro?», y si estaba el PDF lo armábamos, y quedaban lindos. Ahí empezamos. Había una cumpa más, que después armó su propia editorial, que es la que me enseñó a coser los libros. Yo estaba de maestro de primaria en 2012, y el año siguiente tomé la decisión de seguir con la editorial solamente, porque si surgía una feria en Montevideo y tenía que regresar el lunes a clases, y estaba re bueno, no me quería volver”.

Soquete Terrorista tiene una selección de autores y obras de narrativa, filosofía, ciencia ficción y anarquismo. “Hay una obra muy linda que me marcó de adolescente, Paraíso a la deriva, de Facundo Cabral; también hay una novela de Michael Ende, el que escribe La Historia interminable (La historia sin fin), que son relatos para niños pero leen hasta los grandes. También Kurt Vonnegut, siempre digo que es el santo patrono de la editorial, por ese humor absurdo que lo caracteriza. Hay autores anarquistas como Ema Goldman; Severino Di giovanni, y Mijaíl Bakunin, pero considero que también la narrativa en sí misma es revolucionaria”, afirma Murray, mientras señala obras de autores locales que encuaderna, como Angélica Gorodischer (Piedras como estrellas), Fabricio Simeoni (Ángela de la casa), y Adrián Abonizio (el año que viene saldrá una serie de 13 libros de poesía).

“Gorodischer está enamorada de la editorial. Se ríe de esas trabas burocráticas de los libreros”, comenta Lisandro, y recuerda el debate que abrió en la última Feria del Libro en la ciudad luego de diez años. En mayo pasado, Murray, Gorodischer, y la escritora Patricia Suárez, compartieron un panel en la feria: “Estaba también el presidente de la Cámara del Libro, la intendenta y el secretario de Cultura, y me pude dar el gusto de decirles: «Yo estoy censurado acá, porque me invitan reconociendo un poco mi obra literaria pero mis libros no pueden estar presentes en la feria porque no tienen ISBN», que es la identificación serial de los libros, como un número de documentos que se les da. Y se pusieron un poco nerviosos porque el presidente de la Cámara del libro es el que cobra los ISBN y por eso no dejaban espacio para este tipo de publicaciones. Me reía de esa contradicción, y Angélica coincidía y decía que era ridículo eso. Y Patricia, un poco más conservadora, decía: «Bueno, es por la importancia que tiene que tener, sino no existe», y yo le mostraba el libro como para que vea que estaba, que existe. Y me parece básico que para que un libro exista, se tiene que poder leer”.

Lisandro Murray prefiere que los libros se multipliquen como peces, pero con sentido secular y punk, al estilo Hazlo tú mismo, “por eso, lo que yo propongo es que aprendan a hacer su propio libro. Yo te ayudo, vení, vamos, te enseño a editar, a coser. Este año uno de los proyectos de la editorial fue hacer talleres de autoedición, con una técnica que es con hilo, pero sin aguja, con una sierrita. Fue fantástico. Ahí surgieron nuevas editoriales de forma autogestiva”.

Murray define: “La diferencia, sin duda, es que en una de las formas, hay un negocio de por medio y en la otra no. En la autogestión, hay un tema que tiene que ver más con la difusión. De amor, te diría”.

Los pequeños ejemplares de la editorial Soquete Terrorista, como pequeñas bombas literarias, se estarán ofreciendo a la venta este fin de semana en Rosario. El sábado, el puesto del sello estará en Churrasco Club de Salamanca 1148 (Sarmiento al 4900). Y el domingo en el Almacén de las Tres Ecologías (Paraguay y el río).

Primero la Flia
Desde hace una década, la Feria del Libro Independiente y Autogestiva es un espacio en el que escritoras, escritores, sellos y publicaciones, se encuentran anualmente con un sentido “autónomo, de libre participación, sin sponsors, partidos, ni marcas” según se autodefinen.

“Es un experiencia maravillosa. Surge de la feria del libro de Buenos Aires, que se hace en La Rural y que creó la Cámara del Libro. Justamente nace de autores que habían editado sus propios libros y que no tenían espacio por carecer de un registro. Se juntaban fuera de La Rural. Así surgieron editoriales como Eloísa Cartonera, que trabajaba comprando el papel a los cartoneros”, historiza Murray.

El espacio de cultura independiente, popular y callejera de la Flia, realizó en 2014 una actividad a seis meses del asesinato de David Moreira, el joven linchado en barrio Azcuénaga por un presunto robo. En ese momento, según los organizadores, el encuentro se hizo “para ejercer la memoria, y para que el crimen de Moreira no vuelva a ocurrir”.

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