Al margen de cualquier consideración política y diplomática, en este artículo publicado por la Red Voltaire, un experto militar rumano explica por qué, aunque haya una intervención militar, el gobierno de Nicolás Maduro no caería.
Una invasión extranjera contra Venezuela sólo sería posible a través de Brasil, Colombia y Guyana, los tres países que tienen fronteras con la República Bolivariana. Teóricamente, hay al menos tres ejes de invasión.
Toda invasión emprendida por estados sudamericanos tendrá que comenzar por la conquista de la superioridad aérea sobre Venezuela. Pero la mayoría de los objetivos político-militares de ese país se hallan fuera del alcance de la aviación brasileña, que se compone de aviones F-5, AMX-1A y A-29 Tucano.
Colombia posee aviones de combate Kfir, A-37 y A-29 Tucano, sin posibilidades de éxito ante los sistemas antiaéreos Buk-M2, S-125 y S-300 [de fabricación rusa] y los aviones de combate venezolanos F-16 y Su-30. En el mismo caso se encuentran los aviones brasileños ante la defensa antiaérea venezolana de alcance medio y de largo alcance y frente la aviación de combate de la República Bolivariana.
Además, debido a su bajo techo de vuelo, los turbopropulsores A-29 Tucano se hallarían constantemente al alcance de los 5 mil misiles antiaéreos personales SA-24 (Igla-S) que posee la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb).
Por otro lado, los aviones de combate F-5, A-4, AMX-1A, Kfiry A-37 no cuentan con armamento de precisión y eso los obliga a realizar sus ataques desde altitudes que fluctúan entre 2 mil y 3 mil metros, lo cual también los hace vulnerables a los cohetes antiaéreos portátiles SA-24 (Igla-S).
Es improbable una invasión terrestre desde Guyana, país que no dispone de tropas ni de medios técnicos suficientes. Tampoco existen vías de transporte a través del delta del Orinoco ni de ese mismo río, ni hay posibilidades de desplazar tanques a través de la selva.
Brasil es el país con menos posibilidades de lograr invadir Venezuela ya que, antes de entrar en contacto con las principales fuerzas venezolanas, el ejército brasileño tendría que atravesar 500 kilómetros de selva.
El Orinoco es también otro gran obstáculo para el ejército de Brasil, que no dispone de puentes móviles ni de equipamiento de ingeniería. Además, para tratar de proporcionar cobertura antiaérea a sus fuerzas terrestres, Brasil y Colombia cuentan sólo con sistemas portátiles cuyo alcance se limita a 5 mil metros de altitud, pero los aviones de combate Su-30 venezolanos disponen de bombas guiadas por láser de los tipos KAB-500y KAB-1500 y de misiles Kh-29, utilizables todos desde 10 mil metros de altitud.
El eje ofensivo más probable sería Colombia. Pero el relieve no favorece una ofensiva desde Colombia, ya que ese eje conduce al lago Maracaibo, obstáculo que obligaría la fuerza invasora a desviarse hacia el este para bordear el lago, metiéndose así en un corredor de 15 o 20 kilómetros, corredor que las fuerzas venezolanas pueden defender muy fácilmente.
La mejor opción para la invasión sería abrir una vía para bordear el lago Maracaibo mediante la utilización de una brigada paracaidista colombiana haciéndola saltar al sudeste de la Cordillera de los Andes. Pero esa opción también es imposible porque Colombia posee 5 aviones de transporte C-130 y 8 C-295, con los que podría lanzar en paracaídas sólo 2 ó 3 compañías de infantería.
La fuerza de combate de Colombia es además muy inferior a la de Venezuela, ya que se apoya en infantería y blindados ligeros, no dispone de tanques y su artillería está muy dispersa, además de ser remolcada por camiones.
Venezuela, por su parte, dispone de piezas de artillería pesada autopropulsada 2S19 Msta, de lanzacohetes múltiples motorizados BM-30 Smerch y BM-21 Grad, de blindados ligeros y tanques T-72.
Una expedición marítima brasileña de la 1ª Brigada de infantería de marina a bordo de portahelicópteros y de barcos de desembarco podría complicar la situación para los defensores de Venezuela. Pero estos pueden atacar los navíos de desembarco a lo largo de 100 o 200 kilómetros de litoral con sus aviones Su-30 armados de misiles antibuques Kh-31A1 y Kh-59ME.
El escenario de una invasión estadounidense
Sólo una invasión militar estadounidense podría derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro, como sucedió en Irak y Libia. Pero, desde aquella época, Rusia ha cambiado de política exterior y ha demostrado en Siria que es capaz de defender a sus aliados.
Los intereses económicos en Venezuela son muy importantes. Rusia y China, aunque no envíen tropas, suministrarán a la República Bolivariana armamento de alto nivel y de gran alcance para impedir una invasión estadounidense.
Estados Unidos es la mayor potencia naval del mundo y dispone de 2 cuerpos de infantería de marina. Por esa razón, el principal eje ofensivo se abriría con un desembarco estadounidense.
Pero el probable hundimiento de uno o 2 portaaviones y de varios barcos estadounidenses de desembarco significaría la imposibilidad de obtener la supremacía aérea y dejaría pocas posibilidades de establecer una cabeza de playa en el litoral venezolano.
Hundir portaaviones y navíos estadounidenses sería fácil recurriendo al misil hipersónico ruso Zirkon (alcance de mil kilómetros) y al misil crucero Kalibr 3M-54 (alcance de 1.400 kilómetros). Con esos misiles, Venezuela podría golpear el grupo aeronaval estadounidense al sur de las Bahamas, a 500 kilómetros de Miami.
Pero no pienso que Rusia entregaría a Venezuela ese tipo de armamento. Más bien le propondría el sistema de defensa costera Bastion y misiles aire-aire Kh-59MK2, cuyo radio de acción es de 550 kilómetros y que pueden equipar los Sukhoi 30 que ya tiene Venezuela.
Una batería del sistema ruso de defensa costera Bastion se compone de 4 lanzadores móviles de misiles P-800 Oniks. Este misil pesa 3 toneladas, tiene 0,70 metros de diámetro, 8,90 metros de largo y puede llevar una carga explosiva efectiva de 250 kilogramos. Está propulsado por un motor de tipo ramjet (estatorreactor supersónico) similar al del antes mencionado misil Zirkon.
El alcance del misil P-800 Oniks se sitúa entre 350 y 600 kilómetros y su velocidad es de Mach 2,5 (700 metros por segundo). Durante su trayectoria (su altitud de crucero es 14 mil metros) este misil es guiado vía satélite. Al aproximarse al blanco, el P-800 fija el objetivo, desciende hasta sólo 10 metros de la superficie y ejecuta maniobras de cambio de dirección para evitar los medios de la defensa enemiga.
Su posesión pondría a Venezuela en capacidad de enfrentar un grupo expedicionario aeronaval estadounidense situado al sur de Haití y de Puerto Rico. El margen de error del P-800 Onikses de 1,5 metros, lo cual le otorga un 100 por ciento de efectividad contra objetivos de gran envergadura, como portaaviones, portahelicópteros, cruceros y destructores, navíos todos de más de 100 metros de largo.
Contra Venezuela la única posibilidad sería un bombardeo aéreo coordinado con participación de países miembros de la Otan (EEUU, Francia, Reino Unido y Países Bajos) y de estados latinoamericanos (Brasil, Colombia, Guyana) contra determinados objetivos.
Pero eso ya no sería una invasión propiamente dicha sino una operación de destrucción contra ciertas estructuras de Venezuela.
(*) Experto militar. Ex comandante adjunto del aeropuerto militar de Otopeni