La Edición 402 de el eslabón se arma y desarma a flor de piel. A pocas horas de mandar este semanario a imprenta, resuenan en nuestra redacción cantatas y canciones montoneras, las historias que estamos redactando y las que nos quedaron por escribir, el ruido de los tecleos, el del mate que circula. Evita cumple 100 años y el simple hecho de pensarla ya nos revitaliza. Queremos, como siempre pero un poco más, hacer este número. Queremos que lo vean, que lo lean, que lo disfruten. Queremos que sea para nuestros lectores y lectoras lo que está siendo para nosotros: como una bocanada de aire fresco en medio de la crisis.

No llegamos al aniversario del natalicio de Evita cómodos. La diagramación de El Eslabón estuvo atravesada por un Día del Trabajador donde hubo poco para festejar, con el paro nacional del 30 de abril y el trasfondo de los resultados de las PASO del 28 de abril. Como Evita, que siempre vuelve, surge una luz de esperanza para quienes pensamos que hay una salida y que esa salida es, antes que nada, juntos, unidos.

La provincia de Santa Fe estuvo en la agenda nacional luego de las elecciones del 28 de abril en donde, una vez más, la alianza de Mauricio Macri fue la principal perdedora. De mantenerse esta tendencia de voto castigo se pondrá fin así a un breve pero letal y devastador ciclo político argentino. El triunfo categórico en la interna provincial del frente Juntos de Omar Perotti sobre María Eugenia Bielsa, quien rápidamente se alineó con aquella consigna que dice “el que gana conduce y el que pierde acompaña”, pone al peronismo en una situación inmejorable para volver a la Casa Gris.

El desgaste de la gestión socialista también ayuda a acrecentar las expectativas del regreso. En Rosario, su ciudad fuerte –donde además el peronista Roberto Sukerman hizo excelente elección–, perdió la interna, que fue muy caliente, con el ex radical y ex lilito Pablo Javkin, y a nivel provincial Bonfatti, apenas superó a Perotti, quien de de retener buena parte de los votos bielsistas quedará a tiro de la gobernación. Salvo la gran votación en la ciudad de Santa Fe, donde doblegaron al candidato de José Corral, en el resto de los frentes el socialismo se juega, el 16 de junio, a salvar la ropa.

Del lado de Cambiemos, intentaron disfrazar de todos los modos posibles un durísimo revés. De todos modos, si se tiene en cuenta que es la fuerza que está hundiendo al país, no debería dejar de sorprender que, aún blandiendo el tema de la seguridad y destacando la tarea –ya no del presidente al que todos le huyen– sino la mismísima ministra de seguridad de la Nación Patricia Bullrich, el devaluado pero persistente Roy López Molina haya sacado miles de votos.

Claro que los partidos se juegan hasta el segundo final y, a pesar de todo, con resultados hasta ahora más que promisorios, habrá que dar una todavía otra gran pelea para dejar atrás la pesadilla macrista en la nación, además de desterrar su amenaza destructiva cerca de casa.

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