El secretario general de la Uocra Rosario, Sixto Irrazábal, consideró, luego del accidente laboral que se llevó la vida del obrero de la construcción Marcelo Barrientos (30), el pasado miércoles mientras se encontraba trabajando excavando un pozo a la vera de la ruta 34, que aunque el operario al parecer contaba con los elementos de seguridad correspondientes, el Estado no debe relajar los controles. El sindicalista advirtió que por la crisis económica muchas empresas dejan de cumplir las normas y hay más subcontratos y deficiencias en materia de seguridad laboral que los obreros no se animan a denunciar por temor a perder su empleo.

“Venimos trabajando desde hace tiempo para que las empresas y los contratistas cumplan con todas las reglas pero siempre falta algo para que se puedan evitar este tipo de siniestros”, dijo a El Eslabón Irrazábal.

La víctima fatal trabajaba en una zanja en el barrio Cristalería y cuando intentaba colocar una cañería se produjo un desmoronamiento de tierra y quedó  atrapado en un lodazal de cinco metros de profundidad. Luego de tres horas de excavación hallaron el cuerpo. La obra la lleva adelante la empresa Del Sol. Según indicaron las primeras hipótesis, el derrumbe se produjo porque las napas de agua subterráneas socavaron el suelo donde trabajaba Barrientos junto a otro compañero que salvó su vida de milagro.

“En un principio trascendió que los muchachos estaban trabajando en negro para un contratista pero después se conoció que trabajan para la empresa desde hace bastante tiempo. Ellos contaban con los elementos de seguridad pero en el lugar que estaban trabajando hay un canal de agua muy grande y además la napa estaba muy arriba”, explicó el titular de la Uocra Rosario.

Con respecto a los niveles de seguridad con la que trabajan los obreros en las innumerables obras de la construcción se levantan en Rosario y la región, el gremialista comentó que se hacen inspecciones continuas en las obras, pero advirtió que “en la actualidad además hay que agregarle el factor no menor que es la pésima situación económica que está atravesando el país”.

“Lo que muchas veces ocurre con los trabajadores es que no realizan denuncias con respecto a la seguridad laboral por temor a quedarse sin trabajo. Y hay muchas empresas que cuando adjudican una obra después subcontratan y es ahí cuando al contratista le empieza a faltar el dinero para ciertas cosas y por lo tanto ese el punto de inicio donde se perjudica a los trabajadores”, señaló el dirigente.

Desde la Uocra local, indicaron que solamente en el microcentro rosarino “hay más de 150 obras” y que vienen trabajando “de manera tripartita con el Ministerio de Trabajo de la Provincia y la Cámara que aglutina a las empresas de la construcción”.

Pero las dificultades se acrecientan sobre todo por la crisis. «Ahora tenemos muchos accidentes menores que terminan dañando también la calidad de vida de los trabajadores. Después de los siniestros, los empleados no pueden volver a sus puestos porque tienen lesiones graves, no pueden conseguir trabajo. Hay hombres de 50 o 55 años que no pueden volver a trabajar porque están hecho pedazos. Las ART los rechaza y quedan afuera del sistema, terminan trabajando en negro”, sostuvo Irrazábal y por último remarcó: “Además en muchas de las obras privadas que se hacen a través de contratistas no se pagan feriados ni horas extras. Nuestro gremios a hecho todas estas denuncias en el Ministerio de Trabajo”.

Otros antecedentes trágicos

Lo muerte del joven trabajador por desmoronamiento ocurrida el miércoles pasado tiene al menos dos antecedentes. En el año 2011, murió el obrero Mario Ares, de 19 años, en una obra de cloacas que se realizaba en la Ciudad Deportiva de Rosario Central de Granadero Baigorria. La jueza Georgina Depetris procesó a cuatro empleados de la firma RV Obras y Servicios SA. El fallo señaló que la obra se realizó sin los planos correspondientes y sin los elementos de seguridad necesarios.

Otro hecho sucedió el 18 de abril de 2012, cuando dos obreros de quedaron atrapados mientras hacían una excavación para extender las redes cloacales en Venezuela y Tupac Amarú, en la zona norte de la ciudad. Doroteo Riquelme Lemarchi y Felipe Bertoni, trabajaban para la empresa Obring SA y en el momento que manipulaban una bomba que había sido instalada para extraer agua, uno de los laterales de la zanja de más de seis metros de profundidad en la que se encontraban cedió y cayó. Ambos quedaron atrapados y Lemarchi murió. Bertoni sufrió heridas pero fue rescatado.

En este caso la jueza Marcela Canavesio, a cargo del Juzgado Correccional de la 10ª Nominación, firmó el procesamiento del capataz  y el jefe de obras por los delitos de homicidio y lesiones culposas.

 

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