Los pibes y las pibas de las escuelas secundarias rosarinas le sumaron una nueva lectura a una consigna histórica, a 43 años de La noche de los lápices: que la historia también se escribe con el voto. Las voces, ansiedades y lecturas de los y las adolescentes que le ganaron al neoliberalismo y la subestimación.

Lian, Octavio, Cristian e Iara son cuatro de los y las miles de adolescentes que este lunes marcharon en todo el país a 43 años de La Noche de los Lápices. En Rosario, los Centros de Estudiantes decidieron plantarse con una bandera que engloba sus reclamos históricos y su militancia en estos últimos años: “Los lápices siguen escribiendo en las calles y en las urnas”.  En diálogo con el eslabón, defendieron el voto joven, la militancia en las escuelas y su rol protagónico en la lucha por la defensa de la educación pública en años de neoliberalismo.

“Fue duro”, dice Lian, de 15 años, alumna del Nacional 2. La adolescente se refiere con tristeza a no haber entrado en el padrón electoral este año. “Cumplo los 16 en noviembre y tenía ganas de votar, de poner mi boleta en la urna. Para mí es validar nuestros derechos y hacer lo que corresponde”. Octavio, de 18, y alumno del Politécnico, votó por primera vez este año. Es contundente con sus sensaciones: “Una experiencia única, inolvidable. Y eso: a seguir votando”. 

Este 2019 fue también el primer año en que Cristian, de 16, pudo ejercer su derecho al voto. Para él, levantarse a la mañana para ir a votar, para decidir quién querés que esté ahí, en el gobierno, y saber que podés derrotar al neoliberalismo, es, cuanto menos, muy importante. “Te sentís poderoso”, resume. Iara, por su parte, todavía espera que se le dé. Tiene 15, es alumna del colegio Jesús de Nazaret y le encantaría votar. Dice que para ella no estar en el padrón este año fue una frustración. “Tengo que seguir esperando”, subraya, ansiosa. “El voto joven está buenísimo. Es como una previa a los 18, como unos 15 para las chicas. Es como poder sentir lo que es nuestro derecho de votar democráticamente, que es lo mejor que tenemos”. Iara está segura de algo más: la primera vez que vote va a ser una experiencia “muy energética”. 

El voto de los pibes y las pibas

El Voto Joven se sancionó en 2012. Se trata de la reforma a la Ley de Ciudadanía, que extendió el derecho a votar en elecciones nacionales a los y las jóvenes de entre 16 y 18 años. Si bien para este segmento el voto es obligatorio, en caso de que se abstengan, no serán considerados infractores.

Según datos del Ministerio del Interior de la Nación, desde su primera implementación en las elecciones legislativas de 2013, el padrón de jóvenes casi se duplicó, pasando de 627.364 electores en las primarias de 2013 a 1.129.824 en las generales de 2017. La participación siempre se mantuvo por encima de la mitad del padrón, a excepción de las primarias de 2015. Al momento, y según estas estadísticas, el máximo de participantes entre 16 y 18 en el país fue en las elecciones generales de 2015, con 605.331 votos.

Foto: Yazmín Quiroga

Un informe del diario La Nación de julio de este año indicó que, en 2019, la cifra de menores de edad habilitados para votar es menor que en los años anteriores: representa un 2,9 por ciento del total del padrón, contra el 3,4 de las elecciones de 2017. Según el mismo informe, la disminución fue por no haber cumplido la renovación obligatoria del DNI correspondiente a los 14 años, o porque, habiéndola hecho, no fueron debidamente incluidos en el padrón electoral. Antes de la sanción de la ley, la renovación del documento debía hacerse a los 16.

Asimismo, con la sanción de la ley nacional, casi todas las provincias comenzaron a adaptar su legislación para permitir el voto joven en las elecciones provinciales. En 2012 se sumaron 9 provincias, en 2013 adhirieron 6, y entre 2014 y 2017 otras 5. Santa Cruz y Salta lo permiten de hecho, al utilizar para las elecciones provinciales el padrón nacional. A la fecha, el voto joven sólo no está previsto en Corrientes y Santa Fe.

La provincia con más participación joven es Santiago del Estero, donde llega al 74 por ciento del total de pibes y pibas en el padrón. Santa Fe, por el contrario, se encuentra entre las tres últimas, alcanzando el 37 por ciento. Le siguen Chubut y Tierra del Fuego, con el 31. 

Fundamentales 

Iara, Cristian, Lian y Octavio son un puñado de ese 37 por ciento de jóvenes santafesinos que apuestan a las urnas. Los cuatro coinciden y destacan la importancia del voto joven para impedir la reelección de un gobierno “que le hizo tan mal a la educación pública”. Pero también apuestan a que tienen mucho para decir y hacer, y le dan batalla a la subestimación. Para ellos y ellas es simple: son jóvenes pero habitan el mismo país, se sensibilizan de igual manera ante las injusticias y desde el momento en que se levantan todos los días para ir a la escuela son sujetos políticos. 

“Durante el gobierno de Macri, nuestro rol fue, es y va a seguir siendo fundamental”, considera Octavio, secretario de Asuntos Exteriores del Centro de Estudiantes del Politécnico. “Esta juventud viene con mucha conciencia social. Si bien hay un porcentaje al que no le interesa mucho, hay otro que sí. Y somos un gran porcentaje”, dice. Para Octavio es simple. Él, como tantos y tantas, se sumó a militar porque le gusta. “Me parece interesante y me gusta la política, saber de política. Somos el futuro y nos tenemos que informar”, añade.

Iara coincide: los y las adolescentes fueron y son protagonistas en la pelea contra el macrismo. En ese sentido, considera que es fundamental, entre compañeros y compañeras de clase, militar el voto joven. “Muchas personas de nuestra edad no están interesadas en temas políticos o en lo que fue la política en nuestro país, por eso es muy importante que los más jóvenes se den cuenta que si hay un derecho, como votar, hay que usarlo, porque es un derecho muy importante”, explica, refiriéndose también a la bandera que armaron para este 16 de septiembre: que los lápices escriben también en las urnas. 

Foto: Yazmín Quiroga

“Para nosotros, aunque tengas 15, 16 o 17, es muy importante que te interese la política. El derecho a votar y la democracia nos marcan mucho y siempre. Muchos dicen que son todos iguales o qué sé yo, pero hay que entender que hacemos política todo el tiempo, hasta en las cosas mínimas. Somos el futuro de nuestro país y es muy importante que puedan entender que una adolescente puede opinar, que no importa su edad, vive en Argentina y tiene el mismo derecho que una persona de 40”, remarca. 

La primera marcha de Iara fue el año pasado, la marcha de Ni Una Menos, a la que fue con sus papás y sus amigas. Cuando habla de estar en la calle, se percibe el mismo entusiasmo que tiene la joven con la posibilidad de votar en pocos años. “Me encanta marchar. Me da mucha sensación de alegría saber que hay gente que está por lo mismo que una”, reconoce. Y agrega: “En la marcha del lunes, fue saber que todos recordamos a esas personas a las cuales les pasó tanto y tenían nuestra edad”. 

“Hay que bancar siempre”

“Los secundarios no somos ajenos a lo que pasa, a la realidad, no es un tema de adultos. Somos el presente y el futuro y tenemos que ser parte de esto, actuando como corresponde”, dice Lian Cuevas, de 15 años y parte del Centro de Estudiantes del Nacional 2. “Por eso cuando decimos que los lápices escriben en las urnas, también tiene que ver con sacar a este gobierno neoliberal que lo único que hace es reprimir y empeorar aún más la situación de los argentinos y las argentinas”, asegura. 

Para ella, la consigna levantada el pasado lunes tiene que ver también con el protagonismo asumido desde los Centros de Estudiantes Y eso es “bancar siempre”: sumarse a otras marchas y los reclamos de cada sector. Desde los gremios docentes hasta la emergencia alimentaria, desde Ni Una Menos al 24 de marzo. 

Lian cuenta que se sumó al Centro de Estudiantes este año con un objetivo: cambiar la situación y ayudar a que más chicos y chicas se metan en la política. “He logrado convencer a muchos de que no sirve ni el macrismo ni sus políticas, que abran los ojos y se den cuenta de a quién tienen que elegir. Con otros no pude, y tengo que aceptar la realidad”, admite.

“No tenemos que hacernos los boludos y mirar para otro lado. Hay que afrontar las cosas y no decir que no voto porque son todos iguales, porque no es así. Con algunos comés y con otros no. Es imposible mirar para otro lado y hacer como si nada pasa, cuando en realidad pasan muchas cosas y está todo horriblemente mal. Por eso, para mí ir a votar es también dar un poco de esperanza para ver cómo se sale de esto, levantarse y mejorar un poco cada día”, concluye la joven. 

Pibes poderosos

En la Escuela Julieta Lanteri, de Mendoza al 7300, están preparando las primeras elecciones del Centro de Estudiantes, que ya existe desde hace unos cuatro años. Por eso Cristian, de 16, dice que un poco es el presidente y otro poco no: porque todavía no lo eligieron. Mientras tanto, para afuera dan otra batalla. “Es un año de elecciones en donde podemos sacar a este gobierno que ha golpeado mucho a la educación pública. Que se pueda votar desde los 16 es muy significativo, porque vamos a poder vencer al neoliberalismo en las urnas”, explica Cristian. Para él, los y las jóvenes son sujetos políticos muy importantes. “Y en ese sentido, saber que podemos derrotar a alguien, también es algo muy poderoso”, afirma. 

Cristian tiene 16 y este año votó por primera vez.  Cuenta que le decían “qué va a saber éste, si sólo quiere salir a bailar”, y que él sabe que todos los días, yendo a la escuela o haciendo cualquier actividad, hace política. Pero además él tiene una militancia activa: hace 3 años que forma parte del Centro de su escuela, y a la vez es parte de la agrupación Lobo Suelto (Patria Grande) y de la Federación de Centros de Estudiantes de Rosario, que nuclea a unas 22 escuelas de la ciudad. 

La primera vez que Cristian estuvo en las calles fue a los 13 años: participó de la marcha del 24 de marzo con su Centro de Estudiantes. “En ese tiempo mi papá no me había dejado ir. Lo pude convencer y no paré nunca más”, cuenta. Y agrega: “La semana pasada un ex militante de la UES, Marcelo Valenzuela, fue a hablar a la escuela. Él nos dijo que lo más importante que uno puede hacer es lo colectivo. Y yo donde veo eso es en la calle. La mística que se vive es como…guau”.

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