Nicolás Gianelloni, actual secretario de Desarrollo Humano y Hábitat del Municipio, ex secretario de Economía Social durante la gestión anterior, dice que se “potenciarán” las políticas en el sector productivo asociativo. Destaca el rol que tuvo el programa local Precios Justos en apoyo al de Precios Cuidados, y puntualiza prioridades y desafíos de su nueva cartera ante la falta de recursos.
En diciembre de 2016, la Secretaría de Economía Solidaria de la Municipalidad de Rosario cumplió su primer año. En ese marco, Nicolás Gianelloni, quien la había inaugurado como tal, dialogaba con El Eslabón y resaltaba más de una vez, un concepto: desafío. El desafío de pensarse a escala mayor, de posicionarse como Secretaría, de trabajar con mayor presupuesto. Hoy, en este enero de 2020, Gianelloni repite sin parar otra idea: la de potenciar. Se sienta en el escritorio y recibe a este semanario siendo el secretario de la flamante Secretaría del Desarrollo Humano y el Hábitat, una apuesta del intendente Pablo Javkin para dar un salto cualitativo a la que fue la Secretaría de Promoción Social. Recuerda el saldo “positivo” del programa local de Precios Justos, lanzado luego de la gran devaluación del 2018 en conjunto con la Unión de Almaceneros, con más de cien comercios adheridos y un listado de más de 100 productos de empresas recuperadas, de emprendedores, de empresas locales, y ve en esa senda el camino a retomar, para fortalecer la producción y el empleo local.
—¿Funcionó bien el programa local de precios justos?
Fue muy positivo. Lo lanzamos a poco de que fuera la gran devaluación del 2018. La Municipalidad decidió no quedarse con los brazos cruzados frente a la estampida inflacionaria como la que se venía, y nos sentamos con la Unión de Almaceneros que lidera Juan Milito y empezamos a pensar una canasta básica que derivó en una campaña de Precios Justos. La campaña fue una competencia con lo que era la de Precios Cuidados en Nación, que sólo se había quedado con las grandes cadenas nacionales. Nosotros buscamos potenciar el trabajo con los almacenes y funcionó muy bien. Hay más de cien comercios adheridos en todos los barrios de la ciudad con un listado de más de cien productos que ya van más allá de la canasta básica y son productos de empresas recuperadas, de emprendedores, de empresas locales. Generó una movida muy positiva y sobre todo los pequeños comercios pudieron mantenerse.
—Hace pocos días, el secretario de producción, Sebastián Chale, celebró por Twitter la llegada a Rosario de la cadena KFC (la cadena internacional de restaurantes de comida rápida especializada en pollo frito) y la generación de nuevo empleo. ¿Se evalúa generar oportunidades para potenciar de la misma forma el trabajo local y cooperativo?
—Con esta idea de unificar y de que el Estado pueda estar cerca, y pensando el esfuerzo que hace el Estado para llegar a cubrir las demandas sociales, decidimos con Sebastián unificar los equipos de empleo con economía social en el momento de la atención en los centros municipales de distrito y en lo que son los centros para emprendedores. Porque a veces la gente tiene una problemática de empleo y no necesariamente busca la intermediación laboral o quiere tener un curso de capacitación para el empleo en relación de dependencia, sino que busca emprender, o la autogestión, la cooperativa, que es lo que vamos a seguir fomentando y potenciando en esa interacción con el área de empleo.
—El Mercado del Patio fue una experiencia buena a la hora de potenciar espacios de este tipo, lograr una llegada al público y fuente de trabajo, ¿se planifican espacios similares?
—En esto venimos siendo totalmente sinceros con la ciudadanía desde que asumimos el 10 de diciembre. Estamos en una época de restricción de recursos muy importante. Rosario tiene un déficit de cerca de 4 mil millones y eso condiciona la política para pensar mercados nuevos. Nuestro desafío, hoy, es potenciar y mejorar el Mercado del Patio, nuestra idea es que haya experiencias similares replicables en los barrios, pero sabemos que primero hay que equilibrar las cuentas con las prioridades puestas en lo social y sabemos que se va a necesitar un tiempo hasta que uno equilibre la situación económica financiera del municipio para soñar con más Mercados del Patio. Pero sí, el desafío es poder ampliar las redes de comercialización de la economía social.
—¿Cuáles son esas redes?
Respecto a la comercialización tenemos dos líneas. Una son las ferias y mercados. En el 2019 hicimos más de 700 ferias en el año. Lo nuevo fue fomentar las ferias autogestivas coordinadas con vecinos que quieren organizarse, que se capacitaron, se formaron y construyeron un reglamento de feria y el Estado les da la posibilidad de acceder con autorización a un espacio público para comercializar.
La idea es potenciar eso y que las ferias autogestivas puedan multiplicarse por los barrios, que podamos llegar con los productos de la economía social a todos los barrios, sostener y ampliar las 700 ferias anuales.
Pero después tenemos otra política, que es la campaña de Precios Justos, que tiene que ver con la posibilidad de que la gente pueda acceder a productos de la canasta básica con un acuerdo de precios que hacemos con los almaceneros rosarinos y con las empresas mayoristas.
También creemos que es una forma de potenciar y que no sólo la gente encuentre economía social en la feria, sino que también lo pueda encontrar en los almacenes y que la gente también compre en los almacenes barriales. Hay un concepto que a mí me gusta mucho, que es la democracia económica, y esto tiene que ver con eso: pensar que el que puede vender, comercializar y consumir tiene que pensar también en los pequeños comercios barriales y en las ferias.
—La red de políticas sociales seguirá a cargo de ustedes, ¿con qué se encontraron?
La ciudad de Rosario tiene una política distintiva que ha sido el peso de lo social en su presupuesto. Hoy casi el 50 por ciento del presupuesto está destinado a políticas sociales y la idea nuestra es potenciar eso, ampliarlo y dar la posibilidad de que todos puedan acceder a esos servicios. Hoy la ciudad tiene 32 Centros de Convivencia Barrial (CCB) que van a seguir dependiendo de nuestra área, también todo lo que es la red de asistencia y acompañamiento a adultos mayores, el galpón de la juventud, la escuela de gerontología. Tenemos una estructura muy grande y la idea es que esos CCB puedan ser espacios donde la gente pueda acercarse al Estado y sentirse acompañada. También la idea es fortalecer lo que son los centros para emprendedores, los parque huerta y toda la red de economía social.
—¿Cuántas personas fueron pasando por la Secretaría de Economía Solidaria?
Cerca de 10 mil personas pasaron entre Rosario Emprende, las cooperativas que funcionan a través del registro de coop de trabajo del municipio, que tiene trabajo habituales con la Municipalidad. Fue un universo importante. El gran desafío de la economía social es poder lograr escala y que la gente lo vea como una herramienta no sólo para momentos de crisis sino como un modelo de desarrollo productivo de la ciudad. Creo que ese es el desafío de lo que viene, que es pensar en la econom social como un modelo productivo de la ciudad y no como una herramienta de subsistencia ante la crisis.
—Hace un rato dijiste que Nueva Oportunidad pasará a formar parte de la nueva secretaría, ¿cómo será ese traspaso?
El Nueva Oportunidad es un programa provincial, con recursos provinciales principalmente. Nuestra idea en Rosario es acompañar a esa población de 11 mil pibes y pibas de Rosario que cuando comenzaron en el programa no estudiaban ni trabajaban. Ahora queremos acompañar en ese proceso de formación y en los proyectos posteriores, que tiene que ver con su integración al mundo laboral tanto de la economía social, o con los que tienen unidades productivas, es decir, que han podido construir empresas propias o pequeñas empresas incipientes, y para quienes quieren seguir estudiando. Queremos acompañar a lo que hace la provincia, que, según sabemos, lo mantendría, con capacitaciones y poniendo a disposición todas las estructuras que tenemos en los barrios.
—¿Cuál es el plan general en este cambio, el de cartera, el de la nueva Secretaría del Desarrollo Humano y el Hábitat?
—La propuesta que nos planteó el Intendente Pablo Javkin es construir un área donde pudiéramos unificar las políticas sociales asociadas a la vulneración de derechos. Nosotros creemos que Rosario está cruzada por la desigualdad como toda la Argentina, y que esa desigualdad tiene distintas aristas: la desigualdad en el acceso al trabajo o a las oportunidades, por ejemplo. Y por eso está pensada el Área de Economía Social y Popular. También tenemos el foco puesto en lo que tiene que ver con la vulneración de derechos de distintas poblaciones, como la infancias, los y las jóvenes, los adultos mayores. Y a eso se le suma el acceso a la vivienda, al hábitat. Entonces creamos un área que tiene que ver con pensar que el desarrollo y los procesos de inclusión en la Argentina y en Rosario tienen que ver con una mirada integral y que el Estado no tiene que llegar segmentado, sino llegar a los barrios con una presencia integral que tenga que ver con esas distintas aristas que tiene la vida. Desde dónde uno vive, duerme y come, hasta cómo come, cómo duerme, qué hace con su familia, cómo esa familia obtiene recursos para vivir.
—¿Cuál es la diferencia a lo que fue la Secretaría de Promoción Social?
No sólo tiene que ver con la promoción de derechos o con las poblaciones vulnerables, sino con una mirada que tenga que ver con la cuestión socioproductiva. Por eso, por ejemplo, tomamos la experiencia de lo que es Nueva Oportunidad y la incluimos en el nuevo organigrama, en la nueva estructura de la Secretaría. Y en cuanto al hábitat, tomamos la experiencia del Plan Abre, que fue una experiencia muy buena, pero ahora buscamos que lo lidere una mirada social, no tanto una mirada que tenga que ver con las obras de mejoramiento de un barrio sino cómo hacerlo conjuntamente con los vecinos. Esa es la vuelta de tuerca. Primero, que el Estado llegue de una manera integrada y unificada a los distintos barrios que más lo necesitan, y con una mirada social liderando las obras de mejoramiento de esos barrios.
—Todo esto toca en medio de una crisis importante. ¿Cuáles van a ser las primeras líneas de trabajo?
Nosotros sabemos que tomamos la Municipalidad en un momento muy difícil de la Argentina. Hubo un retroceso y una ruptura de los vínculos sociales, del tejido social, y lo notamos, vemos cómo la gente fue perdiendo el empleo, degradándose el tejido productivo de la ciudad también y el desafío lo tomamos poniendo prioridades. La número uno que nos planteó el Intendente es la infancia. Pablo Javkin dice que nuestra prioridad es cuidar a los pibes y pibas de la ciudad y nuestro desafío es poner esa prioridad en políticas públicas concretas que le lleguen a la gente. Por eso estamos trabajando con una mirada que busca crear un plan integral que tenga que ver con poner el cuidado de los rosarinos en el centro de las políticas públicas, pensar en cómo el Estado puede cuidar a las personas y ayudar a los que cuidan para que lo hagan mejor. Vamos en ese sentido, la ética del cuidado y en pensar que las políticas públicas hoy no tienen que ver con asistir o no sólo promover.
—En ese sentido, ¿qué creés que puede aportar tu experiencia previa en economía solidaria a esta nueva área y a estas articulaciones pensadas?
Creo que si pensamos las políticas sociales sin tener en cuenta la forma en que las personas consiguen sus recursos va a ser muy difícil revertir desigualdades. La experiencia que me dejó economía social fue esto: cómo, atraveś de ayudar a la gente a que reconozca sus propias capacidades, lograr que se organice, que se organice con sus vecinos, se organice en una cooperativa o de una feria. Y eso te deja ver cómo la organización permite que cambien muchas relaciones dentro del núcleo de una familia, de ese barrio. El trabajo todavía sigue siendo un ordenador social muy importante, pero no sólo el trabajo en relación de dependencia, sino también las formas autogestivas. Creo que la economía social reconfigura la forma de cómo el hombre se vincula con el acceso a recursos para su familia y la experiencia que traemos es poder pensar las políticas sociales desde la inclusión socioproductiva, porque sino es muy difícil pensar que un barrio puede integrarse cuando hay gente que no tiene para comer o cuando su único ingreso a los alimentos de la canasta básica es a través de un servicio que brinda el Estado, o un comedor, o una organización. Hay que pensar la cuestión social a partir de reconocer esas capacidades que están en los barrios.
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