El aislamiento social, preventivo y obligatorio dictado por el gobierno nacional no solo produjo resultados positivos en términos de aplanamiento de la curva de crecimiento de casos de contagio de coronavirus, sino también en los de otra “epidemia” de escala local: los homicidios.
Desde que el 20 de marzo pasado se impusieron las restricciones a la circulación –con mínimas y necesarias excepciones– la tasa de asesinatos cayó drásticamente en la ciudad en la que el fenómeno de la violencia altamente lesiva la había empujado a la mirada a veces ignominiosa de los medios de comunicación nacionales. En lo que va de este mes no se reportaron muertes violentas en el departamento más poblado del sur santafesino, aunque sí encabeza el ranking de distritos con mayor cantidad de aprehendidos por violar la cuarentena obligatoria.
Era en (marzo y) abril
En los primeros diez días de abril no se registró ningún asesinato en el departamento Rosario, a pesar de que un rosarino fue asesinado. Lo que explica la aparente contradicción es que Sergio Almirón, un joven de 25 años residente en esta ciudad, fue atacado a puñaladas en Capitán Bermúdez, localidad comprendida en la jurisdicción del departamento San Lorenzo.
El joven murió el miércoles 8 en el hospital de Emergencias de Rosario tras pasar por el Eva Perón de Granadero Baigorria. Cuatro días antes hubo otro homicidio en Oliveros, también por medio de arma blanca y correspondiente a San Lorenzo.
De acuerdo a la estadísticas oficiales, Rosario y sus localidades linderas terminaron marzo con 17 homicidios, diez menos que los registrados en estruendoso febrero. Para las autoridades provinciales en materia de Seguridad, la caída se explica por “la reducción de la actividad en el espacio público” y a la finalización de las vacaciones estivales.
En febrero los registros de homicidios dolosos habían trepado a 27 casos en del departamento Rosario y en enero alcanzaron las 22 víctimas, muy por encima de los mismos meses del año anterior.
Las peleas entre bandas del narcomenudeo y los conflictos interpersonales resueltos mediante el uso de la violencia letal pusieron a la zona más poblada de la provincia en la escena nacional los dos primeros meses del año, cuando se acumularon 49 asesinatos.
“La disminución de los homicidios entre bandas se debe a la reducción de la actividad general en el espacio público por la restricción de circulación”, explicó un vocero del Ministerio de Seguridad sobre la caída de asesinatos en marzo.
“Es una consecuencia de la desterritorialización de las actividades ilegales que generan los enfrentamientos entre clanes”, añadió, para completar que “al desaparecer la circulación de personas de clase media hacia los barrios, la provisión de drogas de síntesis en fiestas electrónicas, y reducirse también el «delivery» a través de taxis, la logística del consumo de estupefacientes sufre adaptaciones”.
El mismo interlocutor de la cartera de Seguridad indicó que esas adaptaciones consistan “probablemente al delivery por otros medios de transporte, como motos delivery y bicicletas”.
Los registros públicos muestran que en marzo de 2018 se registraron 17 asesinatos, mientras que en el mismo mes del año pasado fueron 21. Los datos de marzo muestran una caída de diez casos de asesinatos en el departamento Rosario en relación a febrero, cuando ocurrieron 27. La cuarentena obligatoria se dictó el 20 de marzo, cuando las calles comenzaron a despoblarse.
Para el ministerio de Seguridad santafesino, la caída de los asesinatos en marzo también posee un factor estacional. “Por una parte, la inflación de homicidios de enero y febrero se debió a la combinación de vacaciones, que extienden el tiempo de exposición de las personas en la calle en barrios con mayor presencia de bandas de la comercialización de drogas para consumo”, explicó el mismo interlocutor de la cartera consultado para esta nota.
“Y por otra –continuó– a la seguidilla de venganzas entre clanes”.
Medidos en términos trimestrales, los homicidios acumulados en los tres primeros meses de este año en Rosario –66 hechos– superan a los 43 reportados el año pasado y a los 53 ocurridos en 2018.
Los días que van de abril, en cambio, la caída fue más vertiginosa, porque no se registró ninguna víctima lectal.
Cambio de rumbo
Paralelamente al descenso de casos de homicidios, la provincia de Santa Fe ostenta un nuevo récord pos Covid-19: es el segundo distrito con más aprehendidos y demorados por violación del aislamiento social obligatorio.
Al jueves 9 de abril, la Policía de Santa Fe había aprehendido a 11.276 personas en todo el territorio provincial, a lo largo de 31.050 intervenciones que registró el Ministerio de Seguridad.
La fuerza de seguridad controló algo más de 74 mil automóviles y secuestró 606 hasta el jueves pasado.
¿Son los santafesinos más infractores que en otros distritos similares en cantidad de población? Posiblemente no. Lo que ocurrió es que la fuerza de seguridad provincial realizó numerosos y estrictos controles, que desembocaron en el hallazgo de gran cantidad de infractores. La mayoría en Rosario, que tenía 3.462 aprehendidos sin el salvoconducto que permite circular ajustado a derecho.
El departamento San Lorenzo llegaba en la misma fecha a casi mil aprehendidos, por encima de los 789 que registraba el departamento La Capital, cuya principal ciudad es Santa Fe.
General López y San Justo también superaban al departamento La Capital en cantidad de personas que violaron la cuarentena obligatoria, desde que la misma rige.
La estrictez de los controles policiales –no carentes de abusos en algunos casos– y la obediencia ciudadanía permitieron a Santa Fe, en esta última semana, reducir no solo la epidemia de homicidios sino también la pandemia del coronavirus.
El jueves 2 de abril se reportaron 8 nuevos contagios; el viernes igual cantidad; el sábado se redujeron a 5 y el domingo el número saltó a 11 personas.
Sin embargo, el lunes 6 de abril el número de contagiados fue de 7, el martes cayó a 3 y el miércoles a 2 casos, según los informes diarios del Ministerio de Salud.
Los controles policiales sobre el cumplimiento del decreto que estableció el aislamiento obligatorio son necesarios pero no deben convertirse en el eje de la observancia a la norma. ““Esto no se resuelve con la policía metiendo preso a los tontos y tontas. No apostemos a un estado policial pleno. Apostemos a la responsabilidad ciudadana”, sostuvo el ministro de Seguridad provincial, Marcelo Sain, en su indómita cuenta de Twitter.
Fuente: El Eslabón
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