¿Qué es una buena escuela en tiempos de cuarentena, de aislamiento social y cuidados colectivos? “Una buena escuela es la que está presente en los momentos más difíciles y la que extiende una mano a sus estudiantes y familias”, dice el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, al recoger la pregunta de este medio. Asegura que en este momento la institución escolar cumple un papel decisivo en garantizar los derechos a educarse y a la alimentación. También anticipa que se trabaja en el día después. Esto es afianzar el diálogo entre el ciclo lectivo de este año y el próximo, sin recortar saberes, y mirando sobre todo el paso entre el primario y el secundario.
Para sostener los aprendizajes y la atención social, en momentos de aislamiento, el Ministerio de Educación de la Nación –y en acuerdo con las provincias– desarrolla una serie de estrategias que llegan a todo el país. La más conocida es el Programa Seguimos Educando que contempla propuestas on line, a través de la televisión y la radio. Además de 7 millones de Cuadernos para Estudiantes que comenzaron a repartirse en todo el país. Se trata de una serie de cuadernillos impresos para quienes no disponen de computadoras o telefonía móvil o de conectividad. A Santa Fe llegaron 300 mil de esos materiales, que incluyen actividades diferenciadas para inicial, primaria, secundaria y uno para compartir con las familias.
La mayoría de estas iniciativas están dispuestas desde diferentes soportes tecnológicos. Lejos de considerar que pueden reemplazar el valor de la escuela presencial o el trabajo de las y los docentes, Trotta defiende estas tareas en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Es más, señala que seguramente “después de estas semanas (de cuarentena) ya todos valoramos más el rol de la maestra y del maestro”.
La otra tarea –que también reconoce Trotta– es la asistencia en los comedores escolares, en las que se involucran directivas, docentes y asistentes escolares. Se trata aquí de cubrir otro costado sustancial de miles y miles de familias que habitan, al decir del ministro, “la Argentina injusta”.
Romper con las desigualdades
No hay una fecha cierta, y menos aun, plazos cercanos para regresar a las escuelas, a las clases presenciales. Esta decisión de resguardar la salud colectiva con medidas preventivas y de cuidado ya la han ratificado tanto el presidente de la Nación Alberto Fernández como el ministro Trotta.
“Hoy estamos en una realidad extraordinaria que implica que pensemos estos caminos, que nos exige ejercer la mayor creatividad posible”, defiende Nicolás Trotta al hablar de los programas desplegados por diferentes medios masivos y que operan como alternativas válidas para enseñar y aprender a la distancia. Estas decisiones del Estado –continúa– se toman “por un lado para que la escuela pueda ayudarnos a transitar este momento de aislamiento, como defensa frente a la pandemia. Y, por otro, para acompañar a las familias en un momento de profunda incertidumbre”.
Habla del doble desafío de sostener la escolaridad a la distancia y pensar en el regreso a la escuela presencial, en lo que será la meta del trabajo pos pandemia.
—Y en este momento, ¿cuál es su preocupación mayor como ministro?
—En general, y en términos educativos, que podamos desplegar la mayor cantidad de iniciativas para que no se profundice la desigualdad en la Argentina. En un contexto de incertidumbre para todos y en el campo educativo, nuestra responsabilidad es pensar una política pública que permita acompañar a aquellas familias que más necesitan del Estado: hay muchos sectores medios a los que también se les complejiza dar esa continuidad pedagógica porque ninguna familia está preparada para esto, pero quizás pueden tener más herramientas tecnológicas, más recursos para ayudar a acompañar estos procesos; con mayores comodidades o mayor conectividad que aquellas familias que no lo tienen. A esas familias de menores recursos es a las que más ayuda les tenemos que dar.
—¿Cómo se piensa la transición para regresar a las aulas presenciales?
—Estamos trabajando en cómo garantizamos el día después, cómo garantizamos los aprendizajes. Hablamos de un diálogo del ciclo 2020 con el 2021 sin recortar saberes, más bien intensificando los procesos de enseñanza y aprendizaje. Trabajamos con una mirada en los cierres de ciclo: los chicos que están terminando el primario 6° o 7° (según la jurisdicción) y primer año o los que están terminando 5° o 6° (también según la jurisdicción). Es ahí donde podemos pensar en tener módulos específicos para garantizar un cierre, con todos los saberes que tienen que tener las y los estudiantes. En los pasos que demos se requiere de fuertes consensos..
—¿Qué es una buena escuela en tiempos de pandemia?
—Una buena escuela es la que está presente en los momentos más difíciles y la que extiende una mano a sus estudiantes y sus familias. Y la escuela hoy lo está haciendo. La escuela hoy está a la distancia en muchos hogares. Lo está con el compromiso de las maestras y los maestros que acompañan, pero la escuela también está en muchos lugares de la Argentina injusta garantizando el derecho a la alimentación. Ahí están las maestras y los maestros, los auxiliares, el personal no docente asegurando ese derecho. Tenemos que estar orgullosos de nuestra escuela como institución, lo que no quiere decir que no haya muchas cosas para mejorar. Pero la responsabilidad de mejorar está en la política, que muchas veces le da la espalda a la escuela. El desafío que tenemos pos pandemia es cumplir la agenda que nos trazamos: poder construir verdaderos consensos para que la escuela como institución sea ese espacio de rebeldía o de transformación social que tanto necesita la educación argentina; y no un espacio, como ciertos sectores pretenden, que no tenga la capacidad de romper con las desigualdades de origen con las que ingresan muchos de nuestros chicos y chicas.
Fuente: El Eslabón
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