El interbloque de Diputados del Frente Progresista volverá a la ofensiva la semana próxima para imponer su agenda parlamentaria al gobierno de Santa Fe, con una “batería de propuestas” presentada como “propositiva” y con fines colaborativos, pero que para la Casa Gris apenas disimula la firme determinación de limitar la acción política del oficialismo. La creación de un fondo fiduciario, la sanción por ley del programa Nueva Oportunidad y otras iniciativas opositoras chocan con los planes de la gestión de Omar Perotti, pero no de modo frontal sino lateralmente, como mensaje político sobre la relación de fuerzas en la provincia.

Para el presidente de la bancada del Frente de Todos, Leandro Busatto, la liderada por el presidente de la Cámara baja, Miguel Lifschitz, es una “estrategia” que el Frente Progresista aplica “con más o menos dureza, según el momento”, pero “está claro que no tiene una mirada como oposición de acompañar, sino de condicionar”.

Quiénes somos

“El Frente Progresista tiene un bloque mayoritario, de 28 diputados, y más allá de que cada diputado y diputada presenta sus propias iniciativas, hemos tratado de coincidir en algunos grandes proyectos que vamos a impulsar de manera conjunta”, dijo esta semana el presidente de esa Cámara, el ex gobernador Lifschitz, quien guía la acción política del bloque opositor más numeroso, que no solo reúne socialistas sino también radicales, pedepistas, genéticos santafesinos y un referente de Creo, el partido del intendente rosarino Pablo Javkin.

Lifschitz aclaró, por las dudas, que teniendo mayoría propia en la Cámara baja “no solo vamos a ejercer nuestro rol de crítica y control del gobierno sino que también vamos a ser propositivos y acercar soluciones que ayuden a resolver los graves problemas que hoy atraviesa el pueblo santafesino”. Suena bien.

Desentrañar cuáles son los propósitos reales de los legisladores propositivos puede demandar mayor esfuerzo y requiere del paso del tiempo, pero lucen bastante ostensibles.

A través de un comunicado, Lifschitz y el sector que representa en el Frente Progresista anunció que la próxima semana avanzará en “un conjunto de iniciativas que legisladores de las distintas fuerzas que integran el bloques ya han presentado en la Cámara baja y que buscarán aprobar en la sesión a realizarse la semana que viene”.

Durante una reunión del espacio político, dijo el ex mandatario, “repasamos algunos proyectos muy importantes, que tienen que ver con darle herramientas al gobierno provincial para apuntalar y ayudar a los sectores sociales y económicos más perjudicados en este tiempo de aislamiento y preservar el empleo”.

Entre los proyectos de la oposición, Lifschitz mencionó “la creación de un fideicomiso y un fondo de garantías para brindar financiamiento a los pequeños y medianos empresarios que no pueden acceder al sistema bancario”. Se trata de una iniciativa similar a la anunciada por Perotti para crear un fondo específico de riesgo fiduciario, que son las sociedades de garantías recíprocas.

El Frente Progresista también quiere aprobar por ley el programa Nueva Oportunidad –destinado a la integración social de jóvenes de barrios vulnerabilizados–, una política de su gobierno que la actual gestión procura continuar bajo otro nombre, Santa Fe MAS, y con otras características.

Es decir, propuestas de leyes en espejo con las iniciativas del gobierno electo para llevar adelante su plan.

Hilo conductor

“Hay un hilo conductor, desde el 16 de junio (cuando se realizaron las elecciones que ganó Perotti) a la fecha, que consiste es tomar la iniciativa política para genera tensión con el gobierno electo –hasta el 10 de diciembre–, y con la gestión de gobierno después”, dijo Busatto a el eslabón.

“Toman la iniciativa legislativa para impulsar proyectos que traten de tremas que el gobierno manifiesta como necesarios, pero con una visión distinta a la del gobierno”, abundó, para explicar que “sacan leyes con un mismo rótulo, pero con un contenido distinto”.

El diputado del Frente de Todos recordó que “el mes pasado intentaron con la aprobación de un fondo fiduciario propio, un proyecto de Lifschitz, cuando el gobernador había anunciado que pensaba en un fondo fiduciario que son las sociedades de garantía recíprocas”.

“Ahora con el Nueva Oportunidad, quieren sacar una especie de consagración legal, que diga que el programa tiene que ser así, tiene que tener tanto presupuesto, cuando eso es decisión del gobierno actual”, agregó Busatto.

El legislador justicialista detecta en ese modo de acción del Frente Progresista una forma de maquillaje propositivo de una intención que en realidad es condicionamiento.

“Lo que veo es una situación marcada en ese rol político, una oposición que en apariencia es propositiva y lo que está haciendo es generar una disputa con los temas que el Ejecutivo pretende tratar”, dijo.

Y recordó que “lo hicieron con el presupuesto” 2020, que el Frente Progresista aprobó junto a un sector del peronismo antes de que asumiera Perotti, a modo de advertencia al gobierno entrante de que para gestionar debía allanarse a los intereses de quienes pueden conformaron mayorías parlamentarias que interfieran en sus planes. Nada ilegal, por cierto.

El mismo entramado opoficialista le negó al rafaelino las leyes de emergencia en varias materias el 30 de diciembre del año pasado, y recién aprobó la de Necesidad Pública cuando el avance de la pandemia de coronavirus no le dejó margen para continuar rechazándola.

Esa combinación parlamentaria coyuntural de propios y ajenos para frenar o impulsar las medidas de la Casa Gris es la que tiene la llave para la sanción –o el rechazo– de las tres leyes de reforma de seguridad que impulsa un sector del gobierno con el propósito de mejorar el servicio policial y subordinarlo a una conducción política que establezca límites a su larga y traumática autonomía.

También pone en escena la forma monolítica de funcionamiento del Frente Progresista en la Legislatura, y la dificultad oficialista para mantener amalgamadas las venecitas que dan forma al mosaico diverso del Frente de Todos.

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