Desde que las noticias sobre el Covid-19 en China dejaron de ser lejanas y nuestras autoridades establecieron el aislamiento social, preventivo y obligatorio, las emisoras radiales tuvieron que adaptarse a los ponchazos a los nuevos hábitos y restricciones. Desde sus casas o en los estudios, periodistas y locutores intentaron desentrañar la trama del virus, llevar tranquilidad y escuchar las demandas.
José Pepe Frutos, responsable del informativo Farco (Foro Argentino de Radios Comunitarias), le contó a El Eslabón los primeros días de la cuarentena: “Aunque los periodistas estábamos exceptuados para circular, la decisión de los que hacemos el noticiero fue cuidarnos, quedarnos en casa y tratar de garantizar lo que hacíamos desde el centro de producción”, dice en referencia al espacio que ocupan en la sede del Sindicato de Prensa de Rosario (SPR), en el barrio de Pichincha.
Para Frutos el nuevo escenario suscitó “novedades y dificultades” ya que había que producir desde casa, en su caso, papá de dos hijas en edad escolar y con su compañera docente que también tenía que usar la computadora.
“Nos preguntábamos si íbamos a poder sostener las dos ediciones del informativo (a las 8.30 y 12.30), ahora yo tenía que grabar la voz en off, subirla a internet y esperar que el operador Cristian Torres lo descargue, lo edite, le agregue presentaciones y cortinas y se meta él, desde su casa, remotamente a la computadora del centro de producción”.
“Se perdió el clima del vivo porque hoy el noticiero lo tenemos que grabar con mucha anticipación”, comenta Frutos, y agrega: “El informativo de la mañana lo tenemos que grabar la noche anterior”.
Los dos reportes diarios siguieron saliendo a pesar de todo. Para el comunicador popular fue “por la garra y el profesionalismo que le ponen los corresponsales de todo el país para enviar sus despachos en tiempo y forma”.
Anabel Barbosa, periodista y locutora de La Marca de la Almohada, cuenta que continuó asistiendo presencialmente a los estudios de Radio Universidad de Rosario.
“Fueron días raros porque nos empezamos a turnar para ir a la radio. El programa se modificó casi completamente. Los columnistas de historia e internacionales no pudieron evitar el tema, y las y los oyentes nos consultaban todo tipo de cosas con relación a la pandemia. El programa se fue haciendo sobre la marcha”, explica la conductora.
Sobre las fuentes que se tomaron para abordar la problemática del Covid-19, la locutora destaca la información oficial brindada por los gobiernos y remarca a las organizaciones e instituciones sociales a la hora de visibilizar conflictos: “Podíamos llegar a conocer la situaciones fundamentalmente de los barrios, que no estaban muy reflejadas en los medios de comunicación”.
Para Santiago Garat, del programa Poné la Pava, que se emite por las mañanas de Radio Rebelde Rosario, también fue vital la información de los Estados. “Tratamos de ser rigurosos en los datos de contagiados, muertes y recuperados, y entrevistamos a expertos sanitarios y funcionarios de la salud porque es un tema que nos sobrepasa a todos y a todas, y a nivel mundial”, subraya.
En ese sentido, Garat destaca que si bien las redes sociales cumplen un papel fundamental, “el periodismo no debe caer en ciertos vicios, de compartir cosas sin chequear la información con dos o tres fuentes, antes de difundir determinados datos”.
Para el locutor y periodista Diego Fanara, de AM 1330, hacer presencia en el estudio en los primeros días de cuarentena generaba sensaciones contradictorias. “Por un lado, estaba contento por el rol que nos tocaba, pero por el otro lado, decía ‘Uy, mirá si al salir me contagio y le llevo la enfermedad a los míos. Pero había que hacerlo y tomar las medidas de seguridad e higiene para cuidarse y cuidar a los otros”.
El lado B de la cuarentena
Félix García Colombi, de Aire Libre Radio Comunitaria, destacó “el proyecto político de comunicación” que tuvo la emisora durante la pandemia. Félix se refiere al trabajo desarrollado con escuelas e instituciones barriales, y con población vulnerable. “La pandemia nos obligó a usar la creatividad para seguir informando”, explica el periodista y educador que conduce, al mediodía, Nuestra Casa.
“Durante la primera etapa, sólo el operador asistía a la radio”, contó Colombi, también parte de FM 94.5 radio Qadhuoqte, en el barrio Los Pumitas. Y destaca el acuerdo que hizo Aire Libre para incluir el programa Seguimos Educando, y las experiencias con escuelas, la intercultural Bilingüe 1333, las de zona norte y de la isla, además de la experiencia radial con la Asociación Argentina de Actores.
Colombi recuerda las notas respecto a la situación de mujeres de unidades penales y la imposibilidad de recibir visitas durante la cuarentena o la coyuntura de los cartoneros. “Hicimos coberturas que son como una lado B de la cuarentena. Con los cartoneros descubrimos que el impedimento no era salir a cartonear, sino que era imposible vender. Nos enteramos que esos 700 pesos diarios que sacaban, no estaban. Entonces surgía la posibilidad del IFE”.
Salida colectiva
Para Pepe Frutos, con la pandemia se confirma la importancia del trabajo diario que hacen las radios comunitarias. “Es muy importante intentar romper las desigualdades. Pasar la cuarentena teniendo agua, algo para comer, teniendo una computadora, y un ingreso asegurado, es una cosa. Ahora, no teniendo nada de eso garantizado, se descubre la gran desigualdad que tenemos en nuestros país. Contra eso luchamos los medios comunitarios que hacemos periodismo, tratamos de ejercer la comunicación como un derecho y como una herramienta que sirva para terminar con estas injusticias. Este es el principal aprendizaje”, definió.
Para Félix García Colombi todavía hay mucho para aprender. “A partir de esta pandemia se van a modificar muchas cosas de la vida cotidiana, como la manera de expresarnos el cariño con las personas que queremos, y también para pensar una sociedad más justa, muchos de nosotros tenemos conciencia de eso”.
Anabel Barbosa subraya: “Lo que viene a enseñarnos esta pandemia ya lo sabíamos, y tiene que ver con lo colectivo, con que uno solo o una sola, no se salva, ojalá nos sirva para reforzar eso”.
Para Fanara “fue muy positivo el trabajo de organizaciones, clubes de la ciudad y vecinos que llevaron adelante ollas populares, merenderos o desayunos para gente que perdió su trabajo o su fuente de ingreso”. Aunque también se refirió a ciertas “caretas que se fueron cayendo”, y que “mostraron la cara de gente tal cual es”.
Fuente: El Eslabón
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