Nueva Aurora –institución deportiva y social de Riobamba al 2900 reconocida por sus carnavales y su extensa trayectoria en futsal– cumplió sus primeros 80 años de vida y los festejó con caravana y bocinazos.

El Club Social y Deportivo Nueva Aurora sopló 80 velitas el pasado domingo 30 de agosto, y si bien la pandemia impidió realizar los festejos a toda orquesta como suele ocurrir en esa entidad de Barrio Parque –popular por sus carnavales–, hubo caravana y bocinazos “como para que no pase desapercibido” el aniversario, según indicaron el presidente Jorge Pfirter, y la secretaria Jorgelina Juárez en un extenso diálogo con el eslabón, en el que repasaron la historia de la octogenaria institución.

Del sol nacida

“La historia es bastante parecida a la de todos los clubes de barrio”, dice Jorgelina Juárez, secretaria de Nueva Aurora, y repasa: “Barrio Parque, en sus orígenes, era un suburbio para la ciudad y era parte de un plan de vivienda que se llamaba «La vivienda del trabajador». Y el club surge a partir de la inquietud de los vecinos de tener un lugar de recreación y de encuentro”.

“Nosotros somos originarios del barrio, pero volvimos a entrar al club hace algunos años”, se suma el presidente Jorge Pfirter, mucho más conocido como Yiyo, y explica: “Hubo un período de baja que afectó a la mayoría de los clubes de barrio, que luego resurgieron como espacios sociales cuando se volvieron a llenar de propuestas para los vecinos”.

“En actas encontramos que había un primer equipo de fútbol, unos once amigos que serían los que comenzaron con todo esto, pero recién se hace un acta formal cuando se empieza a gestionar la papelería a mediados de los 50, cuando ya habían pasado unos 10 años de que el club había aparecido”, continúa Jorgelina. Y en cuanto a la denominación, indica: “Previamente hubo un intento de conformar el club con un grupo de personas que se juntaban en la manzana comprendida por avenida Godoy (hoy Presidente Perón), Ituzaingó, Suipacha y Riccheri, o sea en la última manzana previa al cementerio, y ahí el equipo se llamaba Aurora, y era como el equipo del barrio. Eso desapareció y al nuevo intento de formar el espacio, le pusieron Nueva Aurora, por ser la segunda aurora”.

Según pudieron recabar por testimonios de vecinos y antiguos socios, “la cosa arrancó con un pequeño local social, en el que se jugaba a las cartas. También había billar, casín y bochas”, pero “hay muy pocos registros de ese primer momento, encontramos algunas fotos pero ya son del 55 aproximadamente”. Lo que sí hay, son fotos que reflejan la cuestión social, “y mucho carnaval y fiestas”. Sin lugar a dudas: la marca identitaria de la institución rojiblanca.

Audaz se eleva

Al igual que la inmensa mayoría de las instituciones barriales, Nueva Aurora sufrió los avatares de los 90. “El club tuvo un momento en el que quedó la gente más grande adentro y no había recambio de propuestas para involucrar a los más jóvenes. Salvo el futsal, que hace muchos años está, no había otro deporte. Hoy es totalmente distinto. La gente grande que antes venía a jugar a las cartas, a tomar el vermú, ahora ya casi no hay y es todo deporte”, señala Yiyo, que tras brillar con la redonda en espacios cerrados, hoy ocupa el cargo principal en la Comisión Directiva. “La parte social en el club es fundamental, porque es el punto de encuentro en el barrio. Cuando funciona en su plenitud, es todos los días gente comiendo asado, haciendo actividades, tomando mate”, aporta Jorgelina, su compañera en la dirigencia y en la vida.

Ambos aclaran que el proceso también consistió en poner al día los papeles, “porque si no tenés eso, no podés acceder a subsidios”, pero admiten: “Fueron muchas las comisiones que trabajaron en eso, a nosotros nos tocó llegar en un buen momento, porque el trabajo sucio, difícil, ya estaba hecho”.

En cuanto al presente, el ex jugador de la UNR, que ahora sigue despuntando el vicio en la categoría Veteranos, destaca: “El club, en los últimos 8 o 10 años, ha crecido muchísimo. Si uno ve lo que era la cancha y la infraestructura del club, y lo ve ahora, piensa que lo hicieron de nuevo”.

Hoy, el Nueva cuenta con unos 400 socios. “Parece poco, pero para nosotros es un montón, por el espacio que tenemos”, reconoce Jorgelina. “Tenemos futsal, que participa en los torneos de la Asociación Rosarina en todas las categorías y es lo que concentra la mayor cantidad de deportistas. Después hay handball, tanto de varones como de mujeres y que es una actividad que está creciendo un montón. También hay patín carrera, aprovechando que estamos a unos pasos del patinódromo municipal e incluso tenemos deportistas en la selección argentina, hay taekwondo, patín artístico, gimnasia localizada y funcional para mujeres, zumba, gimnasio de musculación, y hasta un equipo de béisbol, que es el único de la ciudad”.

Vuelo triunfal

Cuando se menciona a Nuevo Aurora, muchos y muchas piensan rápidamente en las fiestas de carnaval en las que se corta la calle Riobamba y se celebra a lo grande. “Lo de las fiestas es un clásico, y más allá de los socios viene el barrio entero a los carnavales y a la fiesta de fin de año, que el año pasado desbordó de gente. Nos quedamos sin comida, sin nada”, remarca con orgullo la secretaria.

Pero justo en el año en que el club de Barrio Parque celebra sus 80 años de vida, la pandemia trastocó todos los planes. “Hicimos un locro para poder tirarle un mango a los profes, porque al no estar las actividades funcionando no entraba un centavo de cuota, que es con lo que se sostiene el club”, indica Jorgelina, y añade: “Hicimos algunas actividades también con el objetivo de que no se pierda el vínculo con los más chicos, como una movida por el Día de las Infancias”.

“El club también se ofreció para darle un espacio a gente en situación de calle, apenas empezó la pandemia, y como centro de aislamiento si era necesario”, acota Jorge, y recuerda que “el invierno pasado también lo abrimos para gente en situación de calle, les dimos la llave para que lo usen”. Y su compañera agrega que a comienzos de año “hicimos una charla de género con las chicas de MuMaLá, que vinieron a hablar al club”, y que estaban por arrancar con un taller de teatro que por razones lógicas no se pudo llegar a concretar.

Lo que sí pudieron concretar, adaptándose a los protocolos sanitarios, fue la celebración del aniversario redondo. “Hicimos una caravana para festejar los 80, como para que no pase desapercibido. Y con la esperanza de que, cuando termine todo esto, podamos hacer una gran fiesta, con baile, milonga, un grupo de cumbia, que es como nos gusta a nosotros: celebrar como se debe”.

Fuente: El Eslabón

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