El 26 de noviembre pasado Romina Muchutti recibió su título de profesora para la enseñanza primaria. El 9 de abril de este año, se había convertido en la primera estudiante del Instituto Superior del Profesorado N°16 Bernardo Houssay en graduarse en plena cuarentena, decretada por la pandemia de coronavirus. “No pudimos hacer acto de colación, pero seguramente será el año que viene y en el edificio propio”, cuenta Romina feliz de tener su diploma. Y una y otra vez agradece a la educación pública.
El Instituto fue convocando para entregar los títulos a quienes se recibieron en estos meses en las diferentes carreras. Allí estuvo Romina esa tarde de los últimos días de noviembre. Ingresó acompañada de su hija Guillermina, de 6 años. El título se lo entregó el propio director del ISP N°16, Pedro Dabin, en un acto lleno de simbolismo.
“A la salida me esperaban un grupo muy íntimo de amigas y mis padres con un gran ramo de flores”, recuerda la joven egresada y su voz se vuelve pura emoción.
El 2020 fue particular para Romina y no sólo por la pandemia: se recibió de maestra y espera a Renzo para los primeros días de enero, motivos más que valiosos en su vida y para celebrar. “Un año lleno de emociones”, dice sobre lo que hubiese gustado compartir de otra manera. Pero este año también tuvo y tiene sus momentos más difíciles: ella y su esposo se contagiaron de Covid 19, eso la obligó a estar con doble cuidado por su embarazo. Los dos se recuperaron.
Y, además, como es suplente no pudo trabajar en todo el año, no cobró el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y tampoco quedó incluida en los 10 mil pesos asignados –tras una larga pelea del magisterio- por la Provincia para las y los docentes reemplazantes.
Romina asegura que la docencia santafesina estuvo abandonada por el Gobierno santafesino en todos estos meses de pandemia. Sin embargo, se abraza a una mirada optimista dispuesta a darle pelea a los derechos de trabajadora de la educación: “La lucha vino para quedarse y vamos a seguir! Tenemos que estar todos unidos”.
Acompañamiento
Para la joven graduada estos meses estuvieron marcados por la incertidumbre y el desconcierto de tener un título en mano y no tener la posibilidad de ejercer la docencia. Además, y por su condición de reemplazante, ni siquiera contó con los beneficios de la obra social.
Romina tiene 36 años. Antes de decidirse por el magisterio hizo otra carrera en la que se graduó (administración bancaria). Cuenta que se tomó su tiempo decidirse por la docencia, porque “la mitad de la familia” está dedicada a este oficio. No quería que fuera un mandato sino una decisión propia, de estudiarla cuando quisiera. Y así fue. Se inscribió en el profesorado y, ya desde el segundo año de cursado, comenzó a tomar reemplazos. El 9 de abril pasado rindió a la distancia, en forma virtual, su última materia. Sacó 10.
Uno de los agradecimientos que pide subrayar es hacia el instituto, el director y las y los docentes por “el acompañamiento” que dieron siempre. Habla entonces de las y los estudiantes que quedaron cursando y que recibieron clases virtuales, de apoyo, talleres on line, y becas para los materiales de estudio. Además de que desde la propia institución se encargaron de conseguir computadoras para asegurar la cursada a quienes no tenían.
“Con Pedro (Dabin) hablamos mucho de la situación, siempre rescatando el valor de la educación pública”, resalta Romina de esa charla que mantuvo con el director del Instituto 16, el día que recibió el título, y en la que también le transmitió la tranquilidad de que el año que viene se hará el acto de colación, en el nuevo edificio (ubicado en Urquiza al 3400). “Sin dudas, volvería a elegir la docencia, lamento no haberlo hecho antes. Es una vocación que amo”, expresa.
Según datos del Instituto 16, durante la pandemia se graduaron 46 estudiantes de los diferentes profesorados: en educación especial con orientación en personas ciegas (1), en personas sordas (5), en personas con discapacidad intelectual (4); en inglés (1), en geografía (2), en educación primaria (28), en inicial (2) y en biología (3). Y hay otros 20 estudiantes que rendirán su última materia en la segunda quincena de diciembre.
Examen en cuarentena
El último examen que rindió Romina fue sobre las ciencias sociales y su didáctica. Consistió en un trabajo reflexivo que realizó a la distancia. Cuando confirmó que había aprobado, y con 10, se puso su sombrero de graduada que ella misma había confeccionado (“Soy Seño”, dice), se tomó una selfie que luego compartió en primer lugar con su familia y amigas.
Inicialmente Romina tenía mesa de examen para marzo pasado, justo cuando se declara la cuarentena sanitaria. Un poco se decepcionó, porque no sabía qué iba a pasar con el curso de la pandemia. Hasta que la profesora responsable de la cátedra, María Alejandra Echeverría, la convocó a rendir.
“Recibirme para mí fue especial porque esperaba muchísimo el título, me costó mucho hacer la carrera trabajando”, había confiado en una nota anterior a Redacción Rosario, sobre aquel momento. Y además: “Tengo vocación, mi base de trabajo es pensar que la educación es una herramienta de transformación social”.
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