Lunes por la mañana. Norma López limpia y desinfecta la mesa de su oficina en el Concejo Municipal para recibir a El Eslabón. Mientras mueve las manos con velocidad sobre la mesa es imposible no verle las uñas: están pintadas de color plateado, salvo los dedos chiquitos, que están de color verde. Cuando deja cartera, alcohol y papeles en su escritorio, murmura “qué quilombo tengo acá” y pide disculpas a la cronista y fotógrafa. Todo en la concejala del Partido Justicialista es descontracturado: los colores que usa, la forma de recibir gente en su oficina, la risa, la seriedad y las interrupciones. Para responder, sin embargo, apenas titubea. No se trata de alguien que repite un discurso sin parar. Sino, por el contrario, de una mujer firme en sus convicciones e incertidumbres.

El sábado 6 de febrero Norma López asumió como vicepresidenta del Partido Justicialista de la provincia de Santa Fe. Su cargo, histórico, sintetiza la decisión del Partido de conformar una lista de unidad y paridad, transformándose en el primero en la provincia en garantizar la igualdad de representación en toda su estructura. El lunes por la mañana, antes de dialogar con este semanario, López ya había hablado con radios, amigos, amigas, familiares, compañeras de militancia y de otros partidos políticos que saben que tienen que seguir el mismo rumbo paritario. Su logro, dirá más adelante, es un logro colectivo de y para el feminismo y el peronismo.

Norma López tiene 54 años, es parte de la Corriente de la Militancia y concejala de Rosario por el justicialismo desde 2009. A lo largo de una hora, la edila habló de las conquistas y los desafíos del PJ santafesino, también de lo transitado y lo que viene. En un año electoral atravesado por la pandemia, sostuvo que el principal objetivo es “estar más unidos que nunca”. “No sólo para pensar en lo electoral, que es lo que va a generar mayor fortaleza volcadas después a los ejes de políticas públicas, sino lo que significa, efectivamente, torcer el rumbo de políticas de derecha y neoliberales”, enfatizó.

Foto: Candela Robles

 

—Sos la flamante vicepresidenta del Partido Justicialista de Santa Fe, ¿cómo te sentís?
—Es un logro colectivo. Es impresionante la cantidad de demostraciones de afecto de compañeras y compañeros, pero también de las compañeras de otras fuerzas políticas que nos ven como ejemplo, porque somos el primer partido de masas en la provincia con paridad institucional. La unidad paritaria es un gran logro para el peronismo, porque somos un movimiento con una diversidad de prácticas políticas y de miradas ideológicas. Nosotros tenemos compañeras en todos lados, como todas las organizaciones: están en la unidad básica, en el centro comunitario, en el comedor. Y con la conformación de forma paritaria de las listas muchas nunca habían participado como integrantes de una departamental o consejo ejecutivo. Esto es un gran crecimiento para todas.

—¿Qué charlas tuviste con mujeres de otros partidos políticos? ¿Qué piensan que puede cambiar con mujeres ocupando estos lugares?
—Tuvimos conversaciones para decir “che, qué bueno. Nosotros tenemos que ir caminando para eso”. La Mesa de Paridad de la provincia de Santa Fe se conformó en 2016. Seguimos muy activas y unidas, y ahí también, miramos la posibilidad de extender lo que es lo paritario y cuidar el valor paritario, no menoscabarlo. Al interior me parece que es todo un desafío que las mujeres realmente asumamos el liderazgo, la conducción de movimientos que tienen muchas discusiones y consensos internos, y nosotras, las mujeres, tenemos mucho para aportar a la vida política en general.  ¿Por qué? Porque nos escuchamos de otra manera. Los compañeros tienen otras destrezas y tenemos que ir compaginándolas. Me parece que más mujeres en los niveles de conducción de los partidos también garantiza la incorporación de otras miradas y la posibilidad de ir generando consensos con otros intereses que luego se van a volcar a la vida democrática. Es un buen momento. No tenemos que perder las oportunidades, hay que dar las batallas internas, siempre apostando al trabajo conjunto y paralelo entre compañeros y compañeras y compañeres.

—Estás teniendo la posibilidad de poner el cuerpo en las conquistas. Pelearla, concretarla y hacerla posible en la práctica.
—Y es desde el partido que condujo las políticas de ampliación y de incorporación de derechos con dos leyes que tienen que ver tan específicamente con las decisiones sobre nuestro cuerpo, ni más ni menos de cómo maternar. Me refiero al Plan de los mil días y la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Eso tiene mucho valor y lo pudimos construir desde nuestro partido también, donde ahora se puede hablar de las decisiones de las personas gestantes. Como históricas también éramos minoría en la pelea por el aborto y ahora tenemos leyes que pueden habilitar y garantizar derechos. Hay momentos en que en los partidos se consolidan miradas conservadoras sobre otras y es muy difícil representar la vida cotidiana de las personas. Pero creo que nosotros venimos en un proceso que tiene que ver mucho con los gobiernos de Néstor y Cristina. Y ahora habiendo recuperado el gobierno nacional y provincial nos pone en un piso de derechos sobre el que tenemos que seguir avanzando.

—La desigualdad en la provincia de Santa Fe es una preocupación constante. ¿Cómo se reflejan esas diferencias que hay en el territorio a nivel partidario?
—En principio quiero escuchar a los compañeros y compañeras, porque me parece que en este momento, antes de avanzar con definiciones, tenemos que darnos un espacio de mayor escucha. Con el tema de la pandemia, la escucha ha quedado más reducida a todo lo que significa el cuidado de la salud y cómo llegan los recursos. La pandemia realmente ha generado que la mirada se centralice en todo lo que significa la salud y la prevención del Covid, y en las tres grandes consecuencias que trajo. Por un lado, lo que significa la salud. Por el otro, la economía. Y en tercer lugar, el tema de la violencia hacia mujeres, niños, niñas. Tenemos que escuchar mucho y hacer un esfuerzo justamente para unir las diferencias. Hay muchos puntos en común, sin embargo: la justicia, la seguridad, cómo llegamos a la escuela, por ejemplo. Pero no es lo mismo debatir o consensuar cómo abrir las escuelas en el próximo ciclo lectivo para las ciudades como Santa Fe y Rosario, que en localidades con menor matrícula por las densidades demográfica. Yo creo que lo que queda de este mes y marzo van a ser meses de mucho diálogo entre nosotros y nosotras, porque necesitamos poner pisos, ir acompañando, ir escuchando y volcando en hechos. También siguiendo los lineamientos obviamente del gobierno, porque nosotros acompañamos decisiones del gobierno y también aportamos miradas cuando nos parece que esas decisiones no reflejan taxativamente lo que creemos como  partido.

—¿Cuáles te parecen que van a ser los debates más urgentes dentro del partido para discutir también a largo plazo?
—Tenemos que fortalecer un partido que sea dinámico generando mecanismos de participación que garanticen la opinión del afiliado y la afiliada en la relación directa de las políticas públicas, en las distintas representaciones. Tenemos que discutir lo que significa la pospandemia en educación, seguridad, trabajo, producción. La mirada de la juventud, no solamente en términos electorales o de representación, sino de protagonismo. También hay que apuntar a las personas adultas mayores, que quedaron en un lugar de mucha vulnerabilidad con el confinamiento. Vamos a tener que generar también la empatía necesaria como para avanzar en la recuperación de esto que nos dejaron los 12 años del socialismo, que ha tenido grandes aciertos, pero también ha tenido grandes errores y entre ellos la política de seguridad, donde nosotros tenemos que escuchar también, no solamente a los afiliados y afiliadas al peronismo, sino a la ciudadanía. Vamos a tener debates internos, y muchos, porque efectivamente es un partido con matices y corrientes. Eso es lógico, y no nos tienen que asustar los debates internos. Hay que darlos para lograr tener un partido vigoroso y fuerte como para poder seguir creciendo y avanzando. Creo que el PJ tiene que estar ahí, muy metido, con mucho trabajo de territorio, mucho diálogo y escucha. Veo que en este momento tenemos las tensiones internas y las tensiones que genera también llevar adelante un ejecutivo. Creo que tenemos que ser claros y decir bueno, esta va a ser nuestra línea. Y esa línea debe construirse con todos los sectores.

—¿Cuáles son los grandes desafíos que tienen desde el partido y el gobierno en este año de elecciones?
—Creo que el peronismo tiene que garantizar la participación activa de cada uno de sus afiliados y afiliadas. Y además conformar el frente y las alianzas necesarias como para poder avanzar. Nosotros tenemos que generar la confianza a todos los compañeros y compañeras para que en cada localidad, en cada pueblo, en cada ciudad, tengamos candidatos y candidatas propias. Que nos animemos a este desafío porque nosotros somos quienes tenemos que sostener las políticas de un gobierno nacional y popular como el de Alberto y  Cristina, igual que el gobierno de Omar Perotti y Alejandra Rodenas. Podemos tener diferencias, pero el rol que tenemos en tanto partido es sostener las políticas públicas que son de gobiernos populares y en los que hemos participado activamente para construir el consenso para que se llegara. En el 2023, el peronismo santafesino tiene la obligación de que Omar y Alejandra le pongan la banda de la Gobernación a un compañero y compañera, porque nos ha costado muchísimo esfuerzo la recuperación en cuanto a lo que significan las políticas públicas. El Frente Progresista, Cívico y Social ha sido funcional al gobierno de Mauricio Macri, ha castigado muchísimo al peronismo en la gestión nacional, tanto de Néstor como de Cristina. Y vos fijate que el panorama provincial es de una gran alianza y confluencia antipopular y antiantiperonista. En ese sentido, nosotras y nosotros tenemos que avanzar en esa construcción nacional y popular. Nosotros tenemos que garantizar eso.

—Que se esté conformando un frente opositor antiperonista, ¿es una fortaleza o debilidad tanto para los partidos de este frente como para el peronismo?
—No sé si ponerlo en los términos de virtudes y fortalezas o debilidades. Mi análisis es que vamos a tener una gran polarización. Lo que está en disputa es justamente la conducción del gobierno nacional y luego todos los otros gobiernos. Tenemos que fortalecer las políticas públicas de Alberto y de Cristina, porque no es lo mismo la conducción del peronismo a la conducción de una alianza que no solamente es antiperonista sino que es antipopular. La crisis económica de 2008, a nivel mundial, logró que sectores populares empezaran a mirar y a tener adhesión a sectores políticos que siempre fueron antipopulares. Eso se tradujo en el recambio que hubo en la Patria Grande y también acá. Si recordamos el discurso del macrismo fue en principio de adhesión a las situaciones y a los problemas que tenían los trabajadores y trabajadoras. Pero asumieron e inmediatamente le dieron la espalda a los trabajadores. El momento macrista también nos dejó un gran resabio de la intolerancia hacia la diferencia de pensamientos, de las diferencias en la construcción, un gran descrédito del trabajador y de la trabajadora. Y lo que tenemos también ahora es el lawfare por un lado, que el kirchnerismo y el peronismo lo sufrieron con la persecución a muchos compañeros y compañeras, como Milagro Sala y Cristina. Pero además tenemos el problema de la falsedad de las noticias y la construcción de discursos que terminan siendo muy autoritarios. Me parece que tras una fenomenal instrumentación de noticias falsas y la unidireccionalidad de discusiones con una base de alta intolerancia, el peronismo tiene mucho para decir y muchas veces no lo hacemos. Creo que tenemos que salir de ese lugar, tenemos que empezar a señalar muchas cosas porque nosotros sí tenemos que estar al lado del trabajador y la trabajadora en cuanto a los derechos del ciudadano.

Foto: Candela Robles

— Sos la presidenta del bloque más opositor, por no decir prácticamente el único. ¿Qué balance haces del trabajo con Eduardo Toniolli y Alejandra Gómez Saenz?
—Yo valoro mucho que hayamos conformado un bloque de la oposición. El Intendente Pablo Javkin ha conseguido una alianza que va de derecha a izquierda al interior del Concejo Municipal que le está dando la legitimidad necesaria para hacer lo que quiera con algunas políticas públicas. Nosotros creemos que hay que poner límites. Por ejemplo, el caso del sistema de transporte. Para nosotros no se trata de una emergencia, porque se la hubiéramos dado, sino se trata de la posibilidad, por una cuestión numérica, de obtener superpoderes para dejar de lado todo tipo de discusión y poder arbitrariamente modificar políticas públicas que están ancladas a debates históricos. Para nosotros era inconcebible avanzar en una emergencia de las características que nos pedía nuestro intendente. Porque además, se trata de una política que Rosario está muy acostumbrada a debatir. Si hay algo que el Frente Progresista en la versión socialista había hecho durante tantos años en Rosario, era convocar a la participación activa de todas las instituciones para el plan de movilidad. Y hubo tiempo para consultar estas modificaciones, que son profundas y que no siempre son beneficiosas para los barrios de la ciudad. Pero además de eso, hay otras cuestiones. Nosotros no tenemos por qué acordar en todas las políticas que el intendente quiere llevar adelante. Porque a nosotros la gente nos votó por un compromiso con un ideario y una cantidad de propuestas. Nosotros queremos una banca pública fortalecida y por eso es que en ese momento no acompañamos al recambio de las autoridades del Banco Municipal. Creemos que tiene que estar conformado de otro modo, no con una mirada de lo que significa el sistema financiero exclusivamente, sino de una mirada activa en política pública y de crecimiento para pymes, para créditos blandos, para que el vecino o la vecina tenga una banca pública. Esa mirada hace que nosotros estemos en diálogo permanente, no solamente al interior del bloque, sino también con otras fuerzas y con el mismo intendente. Nosotros tenemos diálogo, pero también queremos que se nos escuche.

—Tener diálogo no significa acordar en todo.
—Exacto. Es más, hemos tenido compromiso en todo lo que significaba la pandemia. El Concejo acompañó decisiones de fondo del intendente, que necesitaba usar todas la partida presupuestaria para lo sanitario, reformular equipos, reformular presupuestos, reformular dinámicas. Ahora, no vamos a hacer cosas en las cuales no creemos y no vamos a acompañar modificaciones y políticas públicas que van contra los derechos de los vecinos y las vecinas. Porque además los consensos son transitorios y cuando esa transitoriedad del consenso se diluye, ¿quién da respuestas a la gente? Entonces hay que escuchar. Y volviendo al tema del transporte. A nosotros nos costó mediáticamente exponer, fue la organización de los barrios la que expuso las críticas. Y no todos los barrios han quedado conformes, porque no tienen el mismo servicio que tenían. Esto que han hecho es un retroceso absoluto.

—¿Qué balance haces del primer año de la gestión de Javkin?
—El primer año de la gestión de Javkin tiene la indulgencia de la pandemia. Han sido tan graves las consecuencias de la pandemia en nuestra sociedad que han puesto un manto de indulgencia en todas las gestiones ejecutivas. Pablo Javkin ha tenido algunos aciertos que creo que en esto de haber generado una gobernabilidad y consenso con el Consejo Municipal de esa amplitud, pero que nosotros no estamos de acuerdo en que en el ejercicio cotidiano de esos acuerdos van contra los intereses ciudadanos. Yo espero que escuche más, que dialogue más. Nosotros somos parte del oficialismo en la provincia y el oficialismo en la Nación. Entonces también merecemos otro lugar en el diálogo político.

—¿Cómo equilibrás las tensiones que hay entre el rol de opositora y oficialista a la vez?
— Siempre se van a generar tensiones. Y esa tensión tiene que ver con que nosotros tenemos políticas nacionales que queremos que lleguen cada vez más a Rosario, porque cuanto más políticas lleguen, mejor le va a ir a la ciudadanía. Más en este momento que estamos con mucha complejidad en lo económico y en lo social. Entonces nuestro rol opositor en la ciudad de Rosario es a las políticas que el intendente define y que nosotros estamos convencidos que van en contra de la calidad de vida de la familia rosarina. Ese es el acuerdo básico seas opositor u oficialista: el cuidado de la familia rosarina. Hoy por hoy necesitamos constituir otros consensos, otros diálogos, porque es un momento económico complejo, hay mucha inflación y por lo tanto necesitamos de que podamos llegar a acuerdos más beneficiosos para el control de lo que está pasando y para el cuidado de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas.

—Llevas tantos años en el Concejo. ¿Es una instancia que se agota para vos? ¿Te gustaría ocupar otros espacios, sean legislativos o ejecutivos?
—El Concejo Municipal de Rosario es el Concejo más importante de toda la provincia. No solamente por las características de la ciudad de Rosario, sino porque somos un órgano político que fija posiciones y hemos hecho todo un camino… fijate que nosotros fuimos el primer concejo municipal en sancionar una ordenanza de paridad. El Concejo Municipal de Rosario es una caja de resonancia política, no solamente del vecino y la vecina de la ciudad, sino de todo lo que significan las políticas públicas en el territorio. Así que yo quiero mucho al Concejo y estoy además altamente agradecida con la ciudad, que me ha dado la oportunidad de renovar dos veces mi mandato. Además, yo formo parte de una estructura política, no solamente digamos de un partido político como el Justicialista, sino de una organización como la Corriente de la Militancia. Y ese ha sido el sostén de muchas de las de las posibilidades del diálogo que he tenido desde el lugar de concejala y legisladora. Yo quiero muchísimo a mi ciudad, me siento muy cómoda en mi ciudad y voy a estar en el lugar que se pueda ir construyendo.

—Para el armado de listas de 2019 apareció un hashtag que pedía feministas en las listas. En Santa Fe fuiste una de esas que el feminismo quería en el Congreso. ¿Te habías imaginado ser una referente del movimiento de mujeres?
—Me emociona. Realmente fue muy fuerte todo ese proceso. Fue tan fuerte que creo que fue lo irrefrenable para que hoy hayamos podido construir estos lugares en forma conjunta con mujeres. Yo siempre digo que yo no nací feminista, fue una construcción. Y esto de haber dialogado y escuchado con compañeras y con mujeres de todos los espacios, me ha dado también una capacidad de escucha que yo no sabía que la tenía. Entre nosotras hay diferencias, lógicamente hay diferencias, no solamente en la práctica política, sino también en las miradas ideológicas. Y aún así construimos y aprendemos cotidianamente. Las mujeres en este siglo estamos cambiando la práctica política. Y nosotras tenemos que ser conscientes de eso, porque es el modo en que vamos a poder seguir avanzando. Que haya más mujeres en la política garantiza otro grado, no solamente de sensibilidad, sino otra mirada en el ejercicio de nuestros derechos políticos y en el ejercicio del poder. Las mujeres ejercemos el poder de modo diferente al de los varones. Y enhorabuena, porque es que somos diferentes y no necesitamos negar las diferencias. Tenemos que reconocerlas para poder potenciar lo que significa construir políticas y derechos. ¿Viste que hay un momento en que no sabés algo y te preguntás qué camino tenés que andar? ¿De dónde salí? Ahí recuerdo nuestra historia y mi historia. Yo provengo de una familia de trabajadores, una familia que la peleó para tener una casa digna, que la peleó para que sus hijos fueran los primeros en pasar por estudios terciarios y universitarios. Ese es el fruto también de una conjunción de acciones. Y el rol de las mujeres hoy es un rol revolucionario y no lo tenemos que perder de vista. Tenemos que avanzar de forma tierna, en forma amorosa, porque los mensajes amorosos en política no son una paparruchadas, no es un mensaje de San Valentín. El mensaje amoroso es reconocernos en tanto personas plenas, con emociones, con contradicciones y con una enorme voluntad de vivir el presente y el futuro como lo definimos. Por eso las mujeres tenemos tanto para decir.

Fuente: El Eslabón

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