Se craneó unos meses antes, pero este proyecto editorial salió a la luz en medio de la pandemia de Coronavirus. Digamos, un sello pandemial. Porque entre todas las miserias que nos trajo el covid, hay que decirlo, también potenció encuentros virtuosos y necesarios frente al distanciamiento obligatorio. Estamos hablando de Brumana editora, que lleva ese nombre en homenaje a Herminia Brumana, educadora, escritora, periodista, dramaturga y feminista argentina. A fines de 2020 ya tenían 3 libros publicados: Yo bastardo: Derek Walcott, literatura y decolonialidad, de Nadia Isasa (ensayo que reseñamos en este semanario); la novela Baldías, de Laura Rossi, y La soberana idiotez, de Carolina Musa. Las tres autoras fueron las impulsoras originarias del proyecto que ahora sostienen Musa y Rossi con nuevas propuestas como Brumana Libre, con reediciones en formato e-pub gratuitas, y con novedades impresas que generan mucha expectativa. En principio, se trata de La velocidad es mi escuela, un libro de cuentos de Marianela Luna, conocida también como Moli Moon, que se suma a la colección de narrativa.

“Nuestro catálogo está formado por libros inéditos en papel y por reediciones de «inconseguibles» que, creemos, tienen que estar a disposición de todxs”, explicó Laura Rossi, sobre la propuesta Brumana en este contexto de boom de editoriales rosarinas que, contra viento y marea, se va posicionando en el escenario nacional del rubro.  “Brumana Libre es una iniciativa que pretende acortar la brecha entre autorxs y lectorxs y ampliar las posibilidades de circulación de los textos”, sostuvo Rossi, y agregó: “La idea es que el catálogo esté abierto para recuperar libros que tuvieron ediciones pequeñas o para autores que quieran publicar inéditos sin meterse en la cuestión de la distribución en papel, porque la distribución termina siendo siempre un problema”. De este modo, los libros de esta sección libre que funciona en la web de la editorial pueden descargarse de manera gratuita en en formato epub y pdf para que puedan ser leídos en una diversidad de dispositivos.

Esta iniciativa de liberar textos, super cuidados y con una edición prolífica, arrancó con dos títulos: la reedición del poemario Mariposas mutantes en Fukushima, de Carolina Musa, libro agotado que tuvo su primera edición impresa con el sello Erizo editora, en 2016, y con No me verás volver, de Laura Rossi, cinco relatos de ficción que narran femicidios ocurridos en cinco ciudades de la provincia de Santa Fe. Los dos títulos de narrativa, escritos por Rossi, trabajan con la violencia de género. Baldías, que es reedición de 2012, fue escrito “cuando recién empezábamos a tener noticias de mujeres que eran prendidas fuego por sus parejas (sobre todo, después del caso de Wanda Tadei). En ese momento, yo no pensé deliberadamente: estoy escribiendo sobre violencia de género, sino más bien que escribía sobre un fenómeno que me perturbaba, que necesitaba entender de alguna manera. En No me verás volver, que son relatos que escribí entre 2019 y 2020, sí fue una elección deliberada y lo presenté como proyecto específico para las becas del FNA, porque quería indagar qué pasa cuando la ficción trabaja más de cerca con el discurso de lo «real», qué otra perspectiva puede darnos para entender esto que nos está pasando”, detalló la autora.

La impronta Brumana 

Carolina Musa, la otra pata de este proyecto, señaló que los libros llevan un troquel y un sello puesto a mano. Y aclaró que esto se trata de una decisión, estética, claro, y política también. Como responsable de la editorial Libros Silvestres, y directora de la colección Alfa de la editorial Vigil, Musa explica que es una cuestión que le importa sostener. “Me refiero a conservar algo del trabajo manual, del peso de la mano sobre el objeto que hace que sea una marca única, aunque al resto lo escupa una máquina, digamos”, reflexionó la poeta y editora.

A esto, Musa agregó: “Es también una marca del autor, que recupera algo de su potestad sobre el objeto, ya que la escritura es intangible y no se objetiva hasta dar con un soporte. Creo que es un modo de decir: «yo pase por acá»”.

Sobre el proyecto y la identidad del trabajo manual, la autora de La soberana idiotez, afirmó: “Otra cosa que defiendo es el trabajo en equipo que demanda. No hay otra que juntarse a poner esos sellos. Entonces se transforma también en un espacio donde salen otras ideas y de paso nos divertimos”.

En el caso de los e-pub, Musa aclaró que se utilizan imagenes free, como grabados antiguos, ilustraciones botánicas y de la naturaleza de siglos pasados, “para provocar algo de resignificación en esas imágenes, de ahí también la idea de portada de libro antiguo en los epub, porque el soporte es completamente intangible”. Además, la editora Brumana anticipó que para los próximos libros digitales la idea es poner una gorra virtual para quien tenga la voluntad de colaborar por cada descarga.

Por último, las responsables de este flamante sello explicaron que las portadas de los libros (físicos) llevan fotografías, “porque nos interesaba poner a dialogar el texto con la foto, tenemos la idea de hacer en algún momento una revista que cruce ambos lenguajes”, anticiparon.

 

Fuente: El Eslabón

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