Mucho se pudo leer en las ediciones anteriores de este periódico sobre el sacudón anímico que provocó en quienes lo realizamos semana a semana el fallecimiento de nuestro compañero Juane Basso. “El mejor de los nuestros”, dijimos, y aquí lo reiteramos, mientras transitamos el tan inevitable como desgarrante proceso de asimilar su ausencia, afortunadamente acompañados por permanentes expresiones de cariño y apoyo que una vez más agradecemos y abrazamos sin pausa, pero con la prisa propia de quien los necesita como al aire. 

Es que cada uno de nosotros y nosotras, que hemos compartido con Juane el día a día del laburo periodístico y la construcción de nuestra fábrica de comunicación autogestionada –que así es como concebimos a nuestra cooperativa de trabajo La Masa–, afrontamos un dolor que no deja de conmovernos, que parece invencible. 

Pero lo hacemos cada vez más arropados por esta primera persona del plural sobre la que tanto nos reiteramos también: la que supimos conquistar aquí, desde la identidad de trabajadores de prensa, en la desordenada intimidad de la redacción y la calle, en coberturas y cierres. Esa primera persona que compartimos –con el Juane como eje y pilar indispensable– con su familia, con sus amigos y amigas, con sus compañeros y compañeras de Hijos y de tantas otras organizaciones de defensa de los derechos humanos, sindicales, políticas, sociales, cooperativas, que además de acompañarnos en el sentimiento con sincera fraternidad, nos piden que continuemos, que crezcamos, que generemos más trabajo, que influyamos con más fuerza en el mapa mediático y la puja por el derecho a la comunicación, en tanto uno de los principales frentes de la larga batalla del pueblo argentino por la justicia social y la liberación nacional.

Hay, se siente, con todo y por sobre todo, una amorosa inyección vital, un “estamos a disposición para lo que necesiten”, un suceder de expresiones de aliento, que nos cobijan, nos enorgullecen, nos reaniman y nos desafían. Lo mismo hace el Juane, que se nos adelantó en ese fundirse definitivamente en la lucha y la memoria de los pueblos que no se resignan.

Es decir, acá no se resigna nadie. Mucho menos quienes hacemos este periódico, que hoy llega a su edición número 500. Sí sí, desde 1999, cuando Juane y un puñado de compañeros y amigos lo pusieron en marcha, El Eslabón salió a cumplir su papel en la calle 500 veces. Primero con frecuencia mensual, ahora semanal. Bajo gobiernos populares y bajo gobiernos gorilas. Antes de la pandemia y con la pandemia a cuestas. Siempre con la misma agenda y con sanas costumbres que se consolidaron con el tiempo, como la de producir ediciones especiales ante cada 24 de Marzo; y más aún ante un 24 de Marzo tan especial como este, con el mejor de los nuestros ausente y a la vez presente, hasta la victoria siempre.

Sumate y ampliá el arco informativo. Por 300 pesos por mes recibí info destacada de Redacción Rosario todos los días por mail en tus dispositivos y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Suscribite escribiendo al WhatsApp +54 9 341 6407379.

Más notas relacionadas
  • Lo que hay que tener

    Una sola vez intenté, Lauri. No sé, se me mezcla un poco ahora, pero ponele que fue a medi
  • Migas

    Eduardo y Jimena mastican. Sus bocas se abren y se cierran a un ritmo monótono, vacío, mec
  • ¡Vamo a hacer otra escalera!

    Cinco de la mañana arriba. Caliento el agua, guardo los sanguchitos, paso a buscar a las p
Más por Cooperativa La Masa
  • Lo que hay que tener

    Una sola vez intenté, Lauri. No sé, se me mezcla un poco ahora, pero ponele que fue a medi
  • La “táctica Goebbeliana”

    Pocos actos tan autoritarios como utilizar el aparato de comunicación del Estado (que paga
  • La lengua dormida

    Yo no sé, no. El partido que estábamos jugando en la cancha de Acindar de pronto se puso p
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Acindar vuelve a frenar su producción: “Nunca vi un parate de estas características”

La planta de Villa Constitución parará su producción por segunda vez en el año. Las políti